Capítulo 10

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Maia

— ¿Seguirás viniendo todos los días? Ya basta — lo mire mientras corría en la caminadora

Vaya, que irónico, corriendo en la caminadora.

Mierda, ya no sé ni qué decir, estos días han sido aburridos.

— ¿Tú quiere que yo te coma aquí mismo? — lo miré con los ojos achinados fulminándolo con la mirada. — ¿Puedes ya parar de hacer ejercicio? —

— Culpa tuya que me hayas seguido —

— No te sigo —

— No, solamente revisas todos mis pasos, y los repites para que nada me pase — conteste con sarcasmo, ya ni eso me salía.

— Exacto —

— Idiota — susurré entre dientes.

— Vaya, lunares, me insultaste, me duele como la mierda — agh, que molesto.

— Me voy —

— Pero mami chula, toda esa curva y yo sin frenos — comento un chico parando de levantar pesas para hacer ese estúpido comentario.

— Eso ya está gastado idiota — salí de ahí dirigiéndome a mi auto, al que Aaron entró de copiloto. — ¡Ah no, no, no, no, no, no, te sales ahora mismo! — grite alterándome, ya bastante tenía con tener que verle todos los días en el gimnasio, como para que también me siga a casa.

— Vamos al mismo lugar —

— No es cierto, hoy es lunes —

— Es viernes, lunares — mierda...

Arranqué pisando hasta el fondo el acelerador, no puedo creer que lo haya olvidado.

10 minutos después ya nos encontrábamos en el hospital entrando en la sala de partos.

— Debo entrar — le dije a una enfermera que estaba afuera de la sala.

— Sólo el padre —

— Yo soy el padre, es que, ya sabe, soy lesbiana — le dije actuando como hombre, creo que me salía.

— las chicas no se embarazan con dedos — eh...

— Él donó la esperma —

— ¿Qué yo qué? — preguntó  Aaron arruinando por completo mi actuación.

— Que donaste la esperma para mi novia — dije mirándolo con los ojos grandes. — El chico se masturbó viendo sexo de caballos en la escuela, le pusieron detención — vaya que no sabía mentir, jo-der.

La chica que no pasaba de 25 años me miró raro para luego dejarnos entrar a los dos.

— Oh Santa Virgen de Guadalupe — dije viendo la vagina de la pobre chica.

— ¡Aaaaaah! ¡Maia, está aquí! —

— Claro que estoy aquí estúpi... amorcito, no me perdería el parto de nuestro bellísimo niño Daniel — la enfermera había entrado mirándome con cara rara aún.

— Es kai — otra cara más mirándome raro.

— Se parecen —

— De hecho n... ¡COÑO, SÁQUENME EL MALDITO BEBÉ DE LA MALDITA BARRIGA, ME DUELE! ¿¡Y QUÉ E?! ¿¡POR QUÉ NO SALE?! ¡YO LE DIJE AL MAMAGUEVO ESE QUE TENÍA EL PENE MUY CHIQUITO, ME ABRIÓ LA VAGINA MUY POCO, Y AHORA EL BEBÉ NO SALE! — se alteró la pequeña chica, oh mierda.

— Dijiste que ella era tu novia — dijo la enfermera observándome con confusión, Aaron desde una esquina estaba pensativo mirando la vagina de Chloe.

¡Déjame con mi virginidad! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora