Capítulo 9

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Fatima

— Coñazo, te dije que eso globo no van ahí, ¿Tú no entiende e? —grité en español a Rick quien sólo rodó los ojos desde su posición.

Bien, tengo 40 minutos más antes de que Maia estrangule a Aaron con alguna soga para saltar, todo iba bien, bueno, casi bien, ya que habíamos planeado una gran fiesta la cual Maia canceló, entonces re invitar a todas esas personas no fue fácil, pero vendrán, pienso.

Escuché el timbre lo que significaba que alguien había estaba detrás de la puerta, me acerqué por la mirilla y vi que era el hombre con el pastel.

— ¡Al fin! — grité emocionada. — Pase y póngalo en aquella mesa verde casi moco azulado — sonreí un poco al pensar en lo estupido que sonó eso.

Aunque no podía decir nada sobre el color, de hecho, era el favorito de Maia; me acerqué al pastel sintiéndome orgullosa de las palabras que decían, eran tan de Maia "¡Ya son 17 perra!" Bueno, más bien, suena como algo que diría yo, pero ¡Hey! Para mi fiesta de 17 me compraron una cachapa y ni siquiera como cachapa, esta es mi fiesta también.

Escuché personas hablar así que me acerqué a la puerta viendo como clichemente entraban muchas personas a una fiesta improvisada, todo tan normal, si fuera en República Dominicana nadie va, pero bueno, estamos en el país de las luces.

Maia entró con la ropa de ejercicio con la que se había ido, me iba a odiar, me dijo que no quería fiesta y la veía toda sudada y roja, ah y también despeinada, me daban ganas de agarrar un cepillo y recogérselo todo en una colita.

Me acerqué a ella sonriendo un poco nerviosa lo cual ella hizo para atrás con una sonrisa un tanto forzada.

— ¿Qué es todo esto? — preguntó.    — No debiste, muchas gracias, todo luce genial — gritó esto último ya que habían puesto música alta en el momento, se veía agradecida, pero sobre todo estresada.

— ¡Vamos a bailar! — me grita Rick al oído.

Se que no debía bailar con él, era la competencia, además hoy era el día de Maia, merecía más mi atención el día de hoy, porque es mi amiga, y mi amiga nunca me dejaría sol... MARDITA PERRA.

Miré a Maia quien hablaba con un grupo de chicas, no parecía tan cómoda, bufé tomando la mano de Rick y caminando a la pista para bailar.

— ¡Luces genial! — vuelve a gritar ya que traía unos pantalones negros de cuero y una blusa suelta rojo vino, nada fuera del otro mundo, ya que no pude cambiarme por el poco tiempo que tenía antes de que llegara Maia   — ¡Dijiste algo! — volvió a gritar.

Esto ya era ridículo, lo tomé de la mano y entramos en una habitación, al momento de cerrar la puerta la música disminuye su sonido, este me mira con una muy mala imitación de una cara sexy.

— ¿Acaso quiere... — una cachetada se escuchó en toda la habitación mientras el chico acariciaba su mejilla roja.

— Nada de eso, es sólo que quería escapar del ruido un segundo antes de buscar a Maia — respondí dando un salto a la cama de Aaron arrugando sus sábanas más de la cuenta  — Si quieres puedes salir, yo estaré bien sola — respondí esperando que se vaya y me deje para poder respirar, no sé en qué estaba pensando al hacer esta fiesta, no se ve tan satisfecha, me dijo que no quería nada.

— Si eso quieres — dice dando la vuelta. — Pero como no es lo que yo quiero — continúa hablando mientras da la vuelta nuevamente y se sienta en la cama conmigo. — Quiero estar contigo —

Rodé los ojos ya que lo había dicho con doble sentido, algunas veces pensaba que él solo quería tener sexo y ganar esos dos mil dólares, pienso que no le intereso en lo absoluto pero algo me impide no hablarle, lo miré detalladamente mientras se sacaba un moco, eso era realmente asqueroso pero no quitaba el hecho de lo lindo que fuera.

¡Déjame con mi virginidad! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora