Día 35

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Y si lo ven, no le digan que después de todo este tiempo, aún lo extraño, porque no se me es fácil verle como sonríe con ella, mientras que yo me estoy muriendo de soledad. No le digan que le lloré, que le lloré como hace un niño cuando se separa de su madre, con desesperación, que llegué al límite de quedarme sin lágrimas, porque el no se merece ni una de ellas. No le digan que aún espero su regreso, aunque estoy muy consciente que eso no va a pasar. No le digan que todavía es a él a quien busco entre la multitud, que con ansias espero que nuestros ojos se choquen y al menos me dedique una sonrisa que diga "te extrañé mucho", porque eso a él no le importa y ni ocurrirá. No le digan que me brillan los ojos cuando aún redacto algún recuerdo nuestro, porque el ni siquiera se acordará de ellos, mientras que yo los guardo como él más valioso tesoro que tengo. No le digan que él fue la primera persona con la que hice planes, porque me rompería el corazón imaginar su rostro llena de indiferencia mientras le dicen eso. No le digan que me quedé con las ganas de llenarle los labios de recuerdos, de perderme en su sabor, no le digan que fueron incontables los besos que se quedaron solo en mis ojos mientras miraban su boca. No le digan que desde que se fue, lo busqué en otras personas, pero no lo encontré. No le digan que lo he convertido en poesía, mi poesía y mis letras favoritas, porque me destrozaría saber que me ha leído y que ni siquiera después de eso ha tratado de buscarme. Si lo ven, diganle que estoy bien y que soy muy feliz, por favor, no le digan que aún estoy aprendiendo a vivir con la idea de que él ya no es y ni será jamás.

Ya no estás tú©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora