"La hermana Sakamaki" Una Rosa Consumida Por El Fuego

21• Juro vengarlos

Mirando desde mi ventana como las gotas empezaban a caer, pensé que sería mejor alejarme un tiempo de Williams y Elizabeth, aquel presentimiento perduró en mi volviéndose más fuerte.

No quería que nada malo les pasará, no quería lastimarlos, no quería heridos y los protejería de cualquier cosa, incluso de mi misma.

El cielo no tenía estrella alguna y eso me daba un poco de miedo, me hacía sentir sola.

"Esa persona" llegaría pronto y no quería estar aquí para cuando él viniera, pero tampoco quería estar con ellos, no lo guiaría hasta allí.

Me vestí con un vertido color crema, este llega cuatro dedos arriba de la rodilla, me puse unos zapatos sólo de meter color Rosa pálido, y mi cabello lo dejé suelto.

Baje las gradas, saldría a caminar por allí, si era necesario daría mil vueltas alrededor del bosque con tal de no verlo.

《Estúpida, debiste salir antes》

Me dije al sentir su presencia en la entrada.

Nuestras miradas se encontrarón y todos aparecierón al instante.

-Su habitación está lista. - dijo Reiji.

-Ven -lo ignoro por completo y en todo este trayecto, seguíamos sosteniendo miradas - Te e dicho que vengas. -me dijo amenazante. Todo voltearon a verme.

Me costó un poco reaccionar; termine de bajar las gradas pero no iba para con él, pasé de largo abriendo la puerta para irme.

Karl me tomó de mi antebrazo y me jaló quedando enfrente de él.

-Aahhh .- chillé en voz baja, lo mire furiosa.

Pero para antes de que dijera algo, la palma de la mano de mi padre se encontraba contra mi mejilla.

Su golpe fue tan fuerte que tambalie un poco, pero rápido me estabilice. Pose mi mano en mi rostro, de reojo pude ver como mis hermanos estaban sorprendidos por su actuación tan repentina y violenta hacia mi.

- ¿Cómo te atreves?. - le dije forzada, un nudo ya se había formado en mi garganta.

Él no contesto, solo se acercó y yo retrocedi un par de pasos, tenía miedo, no quería estar ahí.

- Apartate.

- Has desonrrado nuestro apellido, y pagarás por eso. - en un movimiento rápido me tomó por el cabello, ha rastras me sacó de la casa y nos encaminamos hacia aquél bosque.

Ella sólo quiere regresar el tiempo,
así perderse en la dulzura de su voz.
Ella sabe que lo que un día fue amor,
en amargura se volvió.
Ella no puede ver más las cosas igual,
pues todo se olvidó.
Ella sabe que el cielo ha perdido su color azul.
Y sumida en su tristeza las estrellas la abrazan y la Luna la arrulla, pues la tristeza la estaba matando de apoco y con dolor.
Ella quería que las flores llegarán,
quería ver la primavera,
quería que todo fuera como antes,
como lo fue algún día,
como cuando miraba esperanza en el cielo y prosperidad en las aves.
Ella sólo quería sentirse amada.
Quería salir de ese silencio que la mudaba y le quitaba fuerzas.
Quería acabar con el veneno que no la mataba,
sólo la torturada.
Quizás estaba vacía,
quizás sólo necesitaba ser amada para llenarse y liberarse.
Ella anelaba tener valor,
Ella sólo hubiera querido tener tiempo para advertirle.
Ella se arrepentia de haberse enamorado.

Luche con todas mis fuerzas, pero fue en vano, no pude soltarme de su agarre.

- ¡Sueltame!, me lastimas.

Él no decía nada, sólo apresuró el paso.

La casa de Williams estaba a unos metros.

Karl me tiró al suelo y dijo de forma muy seca.

- Esto tu lo has provocado, asume las consecuencias.

La casa prendió en llamas, solté un grito ahogado, intenté correr hacia ellos.

- ¿A dónde crees que vas?, te quedarás aquí y disfrutarás de sus agonizantes gritos.

- No. - Lo empuje pero este no me soltó. Luché con todas mi fuerzas, pero él pudo más.

Grité y como Karl lo dijo, pasaron unos segundos para escuchar a Elisabeth gritar.

- ¡Elisabeth! - grité ya en un mar de llanto y estirando mi mano hacia la pequeña casa - déjame ir maldito.

- ¿Sabes por qué murió tu madre?.

- No te atreves a hablar de ella.

- Sencillo, ella también se metió con un humano. - Los gritos de Williams se escuchaban y yo no podía hacer nada.

Ella murió por un humano......¿Mamá, qué hemos echo?.

En medio de aquella oscuridad una enorme ráfaga de fuego ardía sin cesar.

Las lágrimas salían sin parar, una tras otra, abatida en el suelo y con gimoteos era sostenida.

Las palabras ya no me salían, era en vano forzarme.

Los gritos fueron mermando y de pronto ya no se escucharón, sabíamos lo que eso significaba, ellos ya habían muerto.

Una risa desquiciada y sucia, salió de parte de él.

La casita se derrumbó, no podía creer lo que mis ojos miraban.

Quede pérdida en la nada. Él se agachó y jalandome del cabello nuevamente me dijo cerca del oído.

- Yo no los mate, fuiste tú. - otra bofetada vino en seguida, reventó mi labio y me arrastró de nuevo hacia la mansión.

Enfrente de la casa gritó.

- Eres una perra, como tú madre. - tome valor y fuerza, me solté de su agarre.

- Di lo que quieras de mi, pero de mi madre no.

- Niñita, luego me darás la razón y lo aceptaras. - nege.

- Juro vengarlos, juro acabar contigo Karl Sakamaki, juro ante el cielo y la tierra, ante el aire y el mar, y ante todo lo que existe en este maldito y putrefacto mundo sin sentido que acabaré contigo. Porque si nadie lo ha logrado, es porque no tienen motivos suficientes. - le escupi y pude notar que sus pupilas dilatabán rabia.

Me tomó nuevamente del cabello y me jaló hacía una torre, pero en vez de subir, abrió otra puerta y bajamos.

Era una escalera de caracol, las paredes estaban sucias y llenas de sarro.

Al llegar al final de ellas, abrió una reja y empujandome dentro y rápidamente cerrandola de nuevo me dijo.

- Aquí reflexionaras y entenderás - se rió el idiota -si no es que antes te gana la demencia.

No hable más, sabía que cualquier palabra que le dijera sería en vano y sólo un desperdicio de energía que ahora necesitaba conservar, ya que mucha falta me iba hacer.

Este se marchó dejándome en total oscuridad.

Me arrincone en una esquina y poniéndome en cuclillas abrazando mis rodillas y enterrando mi rostro en mis piernas, lloré ante lo sucedido.

- Despierta, despierta, despierta....- me dije una y otra vez, en susurros.

Anhelaba grandemente que esto fuera sólo una pesadilla, pero para mi desgracia, esto era verdad, no era mentira, estaba pasando.