VIII

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En este momento me encuentro agarrada de la pata de mi cama,mientras que mi hermana está jalandome del pie, para que me vaya a alistar para la entrevista.
—¡Alice Souriant!, deja de comportarte como una niña, ya tienes 25 años —dice Lizzy, arrastrándome por el piso, ella siempre me ha ganado en fuerza.
—¡Nunca! Mi niña interior siempre estará conmigo —estoy haciendo esta pataleta, primero para molestar a mi hermana, y segundo porque en verdad no quiero ir a esa entrevista.
—Vas a esa entrevista y punto, te espero en 10 minutos abajo Alice, más te vale que no me hagas a enfadar. —dice Lizzy soltandome del pie, y dejándome en el suelo del baño. Se le salió la hermana mayor que tenia guardada. Lizzy sale, y me resigno a alistarme. Mientras me ducho pienso en si debo de arruinar mi entrevista, o actuar como toda una profesional e ignorar qué tal vez haya posibilidad de trabajar en la empresa de mi ex-novio, optó por lo última opción, primero porque tal vez si me quedo con el trabajo, no creo que vaya a trabajar cerca de el, por ende casi no lo voy a ver , y segundo porque en verdad quiero encontrar un trabajo pronto.

Termino de ducharme, y optó por ponerme un vestido negro que llega hasta las rodillas, me coloco corrector de ojeras, un poco de labial rosado claro, delineó mis ojos y listo.
Bajo y encuentro a mi hermana ya arreglada, nos montamos en su carro, y durante todo el camino, ella me va contando cómo es su empresa, es como si ella ya estuviera segura de que voy a ser elegida para el trabajo.

Al entrar mi hermana se va al área de diseño, mientras que a mí me toca ir al último piso, que según lo que señala el ascensor es el 15. Esta empresa es gigante, y muy exitosa, pero era de esperarse su dueño es Adam.
Para mi suerte estoy tranquila, ya que lo más seguro es que Adam esté en su luna de miel, por ende no me lo voy a encontrar, creo que la vida por fin me ha empezado a sonreír.
Bajo del ascensor, y me encuentro con varias cinco muchachas sentadas en un sillón. Me doy cuenta que frente a ella hay una recepción, así que dirijo hay para preguntar acerca de la entrevista.
—Hola, mucho gusto vengo por lo de la entrevista de trabajo —le digo a una pelirroja que está concentrada en su computador, es muy bonita, ella me mira de reojo.
—Acaso no ves que allá están todas las de la entrevista —alguien amaneció con el pie izquierdo.
—¡Daisy! —le recrimina ya una señora de edad. La chica llamada Daisy bufa, y desaparece por una puerta.—Termino con el novio.—dice ladeando el labio la señor.—Mucho gusto mi nombre es Marta, si vienes para la entrevista puedes sentarte allá, pero antes dime tu nombre para registrarte.
—Ni que yo fuera el novio —comento, y Marta ríe ante mi comentario.—Mi nombre es Alice Souriant, un placer conocerte Marta. Y dile a Daisy que su ex-novio no merece tantas de sus lágrimas.
—Se lo diré, y Alice...nada suerte linda —dice Marta con una sonrisa, me cae muy bien estoy señora, me dirijo al sillón y me siento al lado de una pelinegra.
Escucho y veo como va pasando cada chica, y lo que todas tienen en común son sus altos tacones, me pregunto cómo le harán para no romperse el pie, yo opte por unos botines, que no tienen tacón.
Me estaba aburriendo y desesperando de tanto esperar, sentía que me estaba quedando dormida.
En eso una voz me despierta.
—El puesto ya es mío,así que ni lo intentes —dijo, la pelinegra que hace rato estaba a mi lado, pude observar como su labial rojo estaba esparcido alrededor de su boca, me repito mil veces dentro de mí "mente sana Alice" e intento justificar su labial esparcido con excusas como que tal vez quería verse como un payaso o como el Wason, o tal vez se comió al entrevistador me responde mi conciencia, tan bien en una opción.
Bueno, eso quiere decir que mejor ya me voy despidiendo de la oportunidad de trabajar aquí.

Justamente cuando pienso que ya me van a llamar, veo como entra una chica de cabello castaño claro a la oficina del entrevistador, no pude verle la cara por estar distraída con mi celular.
Marta con una sonrisa me informa, que dentro de poco me llamarán, que espere un poco más, yo solo asiento con mi cabeza.

...
Me cansé. Hoy batí récord, he estado esperando una hora y media aquí sentada, ¿Qué hacen para que se demoren tanto?.
Ninguna de las secretarias esta porque ya se fueron a almorzar, y yo aquí esperando como estatua a que se dignen a llamarme, conste que lo intente, tal vez el destino no quiere que trabaje aquí, me levantó del sillón y cuando estoy apunto de subirme al ascensor, una voz detrás de mi hace que me sobresalté.
—¿Alice? —y yo que pensé que la vida estaba sonriendome, tal vez lo intento pero termino fue dandome una mueca, cierto querido ex-novio que tendría que estar es su luna de miel y no aquí. Me volteo y me encuentro con los ojos azules oscuros de Adam.
—Adam —digo, pasando saliva, que momento tan incómodo.
—¿Qué haces aquí? —pregunta Adam, con semblante serio que combina perfectamente con el atuendo que lleva, Dios este hombre se sigue viendo igual de sexy que hace unos años con traje.
—Vine para una entrevista, pero ya me voy —digo, intentando controlar mis nervios, por suerte yo no tartamudeo cuando me pongo nerviosa, pero si evitó la mirada,es un defecto de nacimiento.
—¿Cómo te fue? —¿Enserio Adam?, Yo intentando irme lo más rápido posible de aquí, y tú haciéndome charla, colabora con la causa.
—Bien, no me alcanzaron a entrevistar —digo rápido, y veo como Adam arquea la ceja, y no quita su maldita mirada penetrante de mi.
—¿Te fue bien, pero no te entrevistaron? —inquiere Adam
—Si, bueno lo que pasa es el entrevistador se entretuvo con una chica, y no han acabado aún y eso que ya espere hora y media —digo, señalandome la oficina dónde me iban a atender, el apenas ve la oficina que le indique suspira y se soba las sienes.
—Ven conmigo Alice —yo contigo voy donde sea...¡No Alice el está casado!, Borro ese pensamiento rápido de mi cabeza, y ladeó la cabeza en gesto de confusión.
—¿Para qué? —pregunto, y veo como el comienza a estresarse.
—Para que más, para entrevistarte —colapso mental en ...3...2...1. Yo creo que me echaron un bulto de sal encima.—Y no acepto un no como respuesta, es lo mínimo que mereces después de esperar hora y media.—la opción de declinar la oferta fue borrada del mapa. El extiende su mano, en gesto de que siga de primeras el camino. Siento como él va detrás mío, y no puedo evitar sentirme nerviosa.
De repente siento como una mano sujeta mi brazo con delicadeza.
—Aquí es —dice Adam adentrándome con el en la oficina.

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