Capítulo 09: Una amistad se asoma

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Julius dio un grito sofocado mientras su propia sangre escurría empapándole el cuello. El trillizo temió que Francis pudiera arrancarle la oreja, por lo que intentó girarse para poder golpear al chico, pero Francis fue más rápido esta vez, asestándole un puñetazo en las costillas, haciendo que se doblara del dolor.

Como si hasta en ese momento entendiera lo que estaba pasando, Francis se puso de pie, soltando a Julius.

—¿Qué demonios acabo de hacer? —balbuceó para sí.

—¡Intentabas comerme, joto de mierda! ¡Juro que voy a matarte! —gritó el trillizo, doblándose de dolor.

—¿Quieres que te expulsen? —le preguntó Francis en tono serio.

—¿Me estás amenazando?

—No, es una pregunta sincera y directa: ¿quieres que te expulsen? —Julius iba a contestar un "que te importa", pero recordó el testamento de su padre y todo lo que estaba en juego. Sería imposible concluir sus estudios en Nuestra Señora de las Tierras si era expulsado de dicho colegio—. ¿Quieres o no? —le repitió Francis, desesperado.

—No —contestó Julius de mala gana, mientras frotaba su oreja adolorida, de la que emanaba bastante sangre.

—Ven conmigo. —El moderador tomó de la mano al chico y lo arrastró ágilmente al interior del palacio Alfa, lo llevó al tercer piso y lo metió en una habitación.

—¿Qué demonios les pasó? —les cuestionó un chico, quien estaba utilizando una computadora portátil en una de las camas.

—No preguntes, Jaru y ayúdanos por favor —le rogó Francis—. Y tú, quítate la ropa manchada.

—¡Quieres verme en cueros, maricón! —se quejó Julius.

—¡Deja de decir tonterías! —Francis se oía bastante frustrado.

—¡Se pelearon! —gritó el otro chico, cayendo en cuenta—. Ustedes tuvieron un pleito.

—Y el premio para el pendejo del año es para...

—¡Ya cállate... tú, como te llames! —gritó Francis, quitándose su ropa.

—Me llamo Julius, joto.

—¿Cómo pudiste pelearte con alguien, Francis? ¡Eres un moderador!

—El me atacó primero —se quejó el joven en su defensa, sacando ropa de una cajonera.

—¡Eso no importa si respondiste la agresión! Pueden degradarte, Francis, o peor aún, pueden expulsarte.

—Por eso nos estamos cambiándonos de ropa, y por eso necesito que revises la oreja de este chico.

—¿Qué le pasó en la oreja? —preguntó Jaru, acercándose al trillizo.

Al ver las caras de preocupación de los dos chicos, Julius entendió que esa situación se podía convertir en algo realmente malo, por lo que decidió dejarse examinar.

—Debemos enjuagar la ropa en el baño —anunció Francis.

—Creí que había servicio de lavandería —renegó Julius, mientras Jaru inclinaba su cabeza para aplicarle alcohol.

—Sí, pero no abrirá hasta mañana que inicien las clases, además los alumnos que la atienden tienen instrucciones estrictas de delatar cualquier anomalía.

—Como sangre —concluyó Jaru.

Francis cogió la ropa manchada y fue al baño, donde se escuchó que abrió la regadera para enjuagarla.

Los MalcriadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora