DDAENG (땡) - Yoonseok.

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YoonGi vivía con Hoseok debido a que odiaba vivir con sus padres, la mayoría del tiempo todo lo que escuchaba eran regaños y charlas de desaprobación hacía su sueño de ser rapero, los padres de YoonGi no le apoyaban para nada, para ellos era inútil pensar que su hijo podría llegar a ser exitoso en el futuro. Eran una familia de clase media, que aveces si quiera tenía para pagarle el colegio; Min a pesar de saber todo esto y que sus papás nunca le apoyarían, no pensaba en rendirse.

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Los minutos pasaban y YoonGi seguía echado en el sofá mirando el techo, pensando en que le podría haber pasado a Hoseok, ya que podía jurar que ya había transcurrido una media hora desde que su compañero salió. No aguanto más y se levantó del sofá, tomando su chaqueta y en lo que se dirigía a la puerta se la colocaba. Lleno de preocupación y prisa, en su mente sólo pasaban las cosas terribles que quizá le habían podido ocurrir a Jung, casi sentía que podía volar de lo rápido que estaba corriendo; su corazón se paralizó al entrar a el supermercado y ver que su amigo no se encontraba allí, con mucha impaciencia lo buscó con la mirada...pero nada, sentía sus ojos nublarse, no quería llorar, pero la impotencia y el arrepentimiento de no haberlo acompañado lo consumían. Se encontraba en la entrada del supermercado derramando unas pocas lágrimas, tenía suerte de que el lugar estuviese casi vacío debido a la hora.

—H-H...Hoseok...

—¿Qué?

—¡Ay! ¡Carajo!

Hoseok se comenzó a reír escandaloso mientras daba fuertes palmadas en la espalda del contrario, como si acabase de escuchar el mejor chiste de su vida. No se sabía quien era más exagerado, si YoonGi o Hoseok.

—¿No se supone que "nunca lloras"?—dijo mientras hacia comillas con sus dedos.

—Mejor cállate y camina antes de que yo llegue primero y te toque dormir afuera.

Y así comenzó una estúpida carrera por la calle por ver quien llegaba primero a el edificio; Sin embargo, ninguno ganó, debido a que en un empujón YoonGi rompió la mitad del cartón de huevos que llevaba Hoseok, por lo que tuvo que regresarse a comprar el resto.

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Al cabo de unos minutos—15 aproximadamente—Jung ya había llegado a el departamento, abrió la puerta con dificultad debido a todas las compras que llevaba en sus manos, al adentrarse a el lugar se acercó a la encimera y dejó las compras allí, para luego dirigirse hacía el baño un momento, lavó sus manos y rostro mientras se miraba así mismo al espejo; recordar lo tonto y torpe que podía llegar a ser su compañero le causaba gracia, a pesar de tener éstas cualidades, era muy valiente y tenaz, y eso hacía enorgullecer mucho a Hoseok.

Volvió a la cocina y sacó con cuidado los comestibles de las bolsas. Dos rodajas de pan de sándwich fueron metidas en la tostadora, después comenzó a picar el tomate y lechuga mientras miles de pensamientos revoloteaban por su cabeza.

“y pensar que todo esto lo hemos logrado Min YoonGi y yo sólos”

Un agitado YoonGi entró bruscamente y sin ningún tipo de educación por la puerta, se veía malhumorado y sudado. En su mirada se reflejaba perfectamente el quiero golpear a alguien.

—¡Hey! Ten más cuidado, ¡Los huevos pueden romperse de nuevo!

—Cierra tu maldita boca.

Hoseok retrocedió un poco, no estaba preparado para ese comentario tan agresivo.

—Toma tus huevos—colocó la bolsa sin ningún cuidado sobre la mesa, de milagro no se quebraron.

—¿Q-qué te paso?

—¡Una vieja!—bufo—eran los últimos huevos que quedaban, me estaba intentando chantajear para que se los dejase ¡¿Quién se cree que soy?!

Hoseok se dio un facepalm mental, y a la vez intento no reírse, imaginar a alguien tan serio como YoonGi pelearse con una vieja no era algo que sucediese todos los días, y mucho menos al mayor.

—¿Y por qué no se los dejaste?

—¡Por qué tu querías huevos!

Las mejillas del menor acogieron un rosado suave.

—E-es decir, yo quebré la mitad de los que tu traías, por responsabilidad tenía que comprarlos de nuevo.—sus mejillas también se tornaron un poco rosas.

Hoseok continuó haciendo la cena mientras que YoonGi se sentó en el suelo de la espaciosa sala—debido a que no tenían muchos objetos o muebles—a mirar algunas caricaturas en ese diminuto televisor. El ambiente se torno un poco incómodo, el menor no sabía como entablar una conversación con el contrario, sólo podía sonreír, el mayor no solía expresar muy a menudo sentimientos como el amor o cariño, y ver que esa noche lo había hecho por unos cortos segundos, lo hizo feliz.