Capítulo dieseis

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Me miró por lo que fueron cinco segundos, después estalló en carcajadas. Y no entendía el porqué de sus risas. Acababa de decirle algo grande, muy grande, solo para que él se riera. Estaba frustrada, y realmente tenía ganas de apuñalar el lapicero finísimo que estaba en la mesa en su cara. Dejando a un lado mis comentarios asesinos, el tipo realmente tenía que tener serios problemas mentales.

—No le veo la parte graciosa. —comenté seriamente mientras él se levantaba del sillón de cuero, llegando hasta la ventana.

— ¿Sabes cuantas personas en el mundo me han dicho lo mismo? Deje de contar después de la cincuenta. Pero tú…—me examinó de pies a cabeza. — ¿Cuántos años tienes, realmente? ¿Dieciocho? 

—Diecisiete. —corregí.

—Como sea, ¿sabes cuantos años tengo yo? Treinta y seis. ¿Cuándo se supone que te tuve? ¿A los dieciocho?—volvió a reír escandalosamente. —Lo siento, es que es tan gracioso. Me has hecho reír, solo por eso no llamaré a la policía. Puedes irte.

—Supongo que a los dieciocho no eras lo suficientemente hombre y tuviste que ir a buscar a una mujer a un prostíbulo, papá. —rodé mis ojos y tomé el bolso que estaba sobre el asiento.

Quería largarme de aquí. Esto había sido un error.

Cerré la puerta de un fuerte portazo, y no me fui sin antes hacer un gesto obsceno de mi parte, totalmente inmaduro, lo sé. Pero así era yo. Tomé el ascensor y bajé hasta la primera planta.

No necesitaba esto. 

— ¿Qué paso?—preguntó Zack con el ceño fruncido apenas salí del edificio.

—Olvídalo, el tipo es un completo idiota. Yo…no necesito saber de él. Él tiene su vida hecha de todas maneras. Gracias por estar aquí de todas maneras.

— ¿Quieres un aventón? Mi auto está a unas calles.

Estaba a punto de aceptar su oferta, cuando una mano tocó mi hombro. Volteó, y Jordan Watyger estaba enfrente de mí. El corpulento hombre estaba detrás de él, probablemente Jordan no iba al baño solo. 

— ¿Qué quiere?—pregunté molesta.

— ¿Conociste a Sussan?—preguntó agitado, su pecho subía y bajaba rápidamente.

Así que recordaba el nombre de mi madre. 

—Ella es mi mamá, pero no quiero hacerlo perder su tiempo Señor Watyger, adiós.

Tomé la mano de Zack y comencé a caminar en dirección opuesta a donde estaban ellos, di solo cinco pasos y Hulk ya estaba enfrente de mí nuevamente.

—Sea respetuosa con el Señor Watyger. —me ordenó, técnicamente.

—Que él sea respetuoso conmigo, antes. Ha estado riéndose en mi cara hace unos minutos. Puede decirle a su jefe, que se pudra.

Fue en un solo segundo, cuando Hulk, quien debía ser el guardaespaldas de Jordan, me subió en su espalda de un solo tiro. 

— ¿Qué demonios te pasa? ¡Bájala, idiota!—gritó Zack, pero era tarde Hulk ya había entrado corriendo al edificio. 

No deje de darle golpes en su espalda, hasta que terminé aceptando la verdad, no le haría ningún daño y probablemente terminé rompiéndome la mano. 

Me sentó en una silla blanca, como toda la habitación en la que estábamos. Jordan apareció enfrente mío con una enorme sonrisa en el rostro…se me ocurrían muchas formas de quitar esa estúpida…

—Deja de mirarme con cara de querer matarme. —dijo.

—Yo te miro como quiero. —crucé mis brazos encima de mis pecho.

— ¿Segura que tienes diecisiete?

—Voy a cumplir dieciocho en unos meses, para su información. ¿Sabe que puedo denunciarlo por esto?

— ¿Sabes que puedo denunciarte por robo de identidad?

Touche.

— ¿Qué quiere? Probablemente Zack, debe estar afuera a punto de romper las paredes para entrar.

— ¿Tu novio?

—No. 

—Hablemos hipotéticamente, te creo que eres mi hija, ¿Sussan te dijo que yo era tu padre o qué? ¿Por qué no vino ella contigo, de todas maneras?

—Ella…ella está muerta.

La sonrisa desapareció.

—Yo no tenía idea de que usted era mi padre, hasta que leí una carta que ella me dejo. 

— ¿Qué dice la carta?—preguntó totalmente serio.

—Lo conoció en un prostíbulo, se acostó con usted. Y cuando usted se iba logró ver su nombre. Después no volvió a saber de usted, y se hizo cargo de mi sola.

Soltó un bufido y comenzó a caminar alrededor de la habitación con los brazos cruzados. Odiaba que tengamos el mismo gesto, tan patético como suene eso.

—Parece que tu madre no te ha contado la historia entera.

—Solo hablando hipotéticamente, ¿verdad?

Nos quedamos con la mirada fija, ninguno de los dos estaba dispuesto a perder esta. De repente me di cuenta que tenía más cosas de él que las que pensaba. 

¿Y qué quería decir con “historia entera”?

¿Era posible que mi madre me haya vuelto a mentir…otra vez?

Promesas de amor {segunda temporada RDM} TerminadaWhere stories live. Discover now