Cambios.

4.6K 626 346
                                    

Se removió en el asiento una vez más mientras miraba la enorme pantalla del cine de manera distraída, la película iba a penas por la mitad y ya se sentía sumamente ansioso por salir de aquel lugar. Era San Valentín y había pasado el día entero con Ginny, había comenzado su día con su novia junto a la chimenea, completamente sonriente y feliz de haber obtenido el día libre; habían preparado juntos el desayuno y lo habían comido entre pláticas sobre la próxima temporada de las Harpies, inmediatamente después se había dedicado a arreglar el poco desastre que había en Grimmauld Place y luego habían salido de compras juntos, se habían entretenido parte de la tarde visitando las tiendas del Londres mágico y muggle y, aunque en realidad no habían comprado más que un par de frascos con cera para escobas había sido divertido. Después de su visita a la zona comercial habían ido a comer algo a un restaurante mágico bastante caro —en el que Harry constantemente compraba la comida de Draco— y después de una charla más, unos besos tiernos y sonrisas tontas volvieron a casa de Harry y habían tenido sexo. Por la noche, y después de unas muy largas horas en las que permanecieron desnudos en casa, Ginny anunció que tenía un par de entradas para el estreno de una película muggle que deseaba ver.

Entonces ahí se encontraba, mirando "El señor de los anillos" a media noche, deseando estar en otro lugar, junto a Draco, para ser mucho más específico, pero aún faltaba bastante para que la película terminara y Ginny seguramente se quedaría a dormir. Su mente en vez de concentrarse en la trama y en la batalla que estaba tomando lugar en la pantalla, estaba trabajando a mil por hora en una excusa que le permitiera escabullirse de su propia casa pasadas las dos de la mañana —pues era la hora en que calculaba llegar a casa, — por una parte podía simplemente aplicarle a su prometida un encantamiento para dormir, pero aquello le daba mal sabor de boca y a las dos de la mañana era muy mala idea usar de pretexto el trabajo. Su última opción era dejar pasar el día y ver a Draco la siguiente noche pero ya lo había notado bastante extraño con él y dejarlo plantado no le parecía lo más sensato.

Después de navidad, o eso calculaba él más o menos, Draco Malfoy había comenzado a portarse un tanto extraño, las pláticas durante las cenas eran mínimas y el sexo duraba solamente lo necesario, como si tuviera prisa por terminar y al finalizar, simplemente se colocaba la ropa, no se tomaba tiempo para si quiera respirar, se ponía de pie rapidísimo y casi de inmediato se iba a la barra para consumir más alcohol del que jamás le había visto tomar. Su actitud era menos desenvuelta, como si no quisiera que por su boca saliera algo que no debiera. Pero definitivamente el cambio más notable había sido en su forma de ser, si no estaba completamente callado fingiendo que nada le importaba se portaba completamente arrogante y mimado, había comenzado a exigirle a Potter más que galeones por sus servicios, como túnicas, zapatos y hasta joyería. Por supuesto que Harry había cumplido con ello sin rechistar y hasta gustoso, aunque no lo había dejado de parecer extraño.

Y se sentía ligeramente abrumado, porque sentía que su amistad con Malfoy se había esfumado por completo y aquello le dejaba un mal sabor de boca. Estar con Draco no solo era entretenido por el sexo, sino porque era la única persona que le trataba como si fuera un mago más en el mundo y no como si fuese un héroe o un santo, era entretenido porque aquel rubio jamás se había limitado a la hora de hacerle ver lo idiota que era y ahora, apenas y le dirigía la palabra para reclamarle que el regalo de la semana anterior había sido mucho más caro. Sin aquel toque en su relación el sexo se había tornado diferente, la frialdad de Malfoy era palpable hasta en aquel sentido, lo que antes había sido una sensación cálida y placentera se había tornado en lujuria fría y sin tacto, no que no fuera bueno, pero había algo que se había perdido y que Harry no había notado que estaba ahí hasta que se había desvanecido. Y la sensación de pérdida le hacían intentar con toda su fuerza de voluntad recuperar aquello a lo que no le había puesto nombre pero sabía que era importante.

Lonely Hearts Night Club.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora