Eplílogo. No hay salvación.

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Estaba haciendo frío, demasiado, el invierno había llegado hacía ya unas semanas y, aunque llevaba un par de años viviendo en Estonia, la verdad es que no lograba acostumbrarse. En comparación con Inglaterra aquel país era mucho, mucho más frío y además el inverno duraba mucho más tiempo, por lo que, aunque en Inglaterra había vivido nevadas y heladas, la verdad era que no tenían punto de comparación.

Perezosamente se levantó de la cama y aun arrastrando una manta se dirigió al piso de abajo, su casa era pequeña pero muy bonita, estaba lejos de la ciudad, pero era todo lo que había soñado, excepto por que Ginny no estaba en ella y definitivamente no había niños corriendo por los pasillos. Después de haber anulado la boda, los Weasley lo habían buscado para pedir una explicación y, aunque al final de la historia donde habló de infidelidad y bailes y Draco Malfoy, había recibido la peor de las palizas de su vida, la verdad es que todo había salido relativamente bien, se había quedado sin familia adoptiva, sin novia y sin mejor amigo, pero al menos aún tenía a Hermione con quién se escribía de vez en cuando pese a los reclamos de Ron.

El karma se lo había jodido y muchísimo, no solo había perdido a su familia, también había perdido su futuro y su trabajo. Después del escándalo de Draco Malfoy, el jefe de aurores no había querido arriesgarse a que el asunto de los clubes "clandestinos" salieran a la luz y prácticamente lo habían echado del país y si bien Harry ahora trabajaba como auror para el ministerio de Estonia, la verdad era que había salido muy manchado de todo aquello. Su credibilidad, su honor, todo lo había perdido a causa de un hombre que estaba muerto y al que nadie había podido hacer justicia.

La muerte de Draco si salió en los periódicos, pero nadie nunca habló sobre el trasfondo del asunto, la muerte del ex mortífago había quedado como una columna casi invisible en medio de anuncios publicitarios sobre pociones y nadie se había preguntado el por qué, habían estado sumamente ocupados en sus propios asuntos como para preocuparse por aquel joven que no había merecido tal muerte. El ministerio había sido muy cuidadoso, ocultaron con maestría el asunto del auror asesinado, de la marca tenebrosa y la tortura sádica que Malfoy había empleado contra el hombre, por que hablar de Draco significaba hablar del Lonely Hearts Night Club, y nadie quería que aquello se supiera, mucho menos el departamento de aurores; no les convenía ser criticados por la trata de personas tan descarada que se llevaba a cabo bajo su supervisión, no necesitaban que se hablaran de las violaciones y la explotación laboral.

Por supuesto que Harry hubiera reclamado pero había perdido toda credibilidad después de que lo relacionaran sentimentalmente con Malfoy y al final había tenido que aceptar el exilio voluntario, lejos de todo lo que conocía y comenzar a vivir una vida que no hubiera imaginado cuando tenía solo once años y Hagrid había venido a decirle que sí, era un mago y además uno muy poderoso. No podía decir que se quejaba, tenía más de lo que merecía, aunque si de una cosa no se sentía satisfecha era de no haber podido dar a Draco un entierro decente, junto a sus padres.

Y se sentía culpable, en sus manos había tenido todo para ayudar a aquel joven a salir adelante y lo había echado a perder, había sido demasiado lento y al final el único realmente afectado había sido Malfoy quien había perdido la razón y había terminado por cavar su propia tumba. Y Harry había visto las señales, lo había visto lastimarse físicamente, le había visto hundirse poco a poco en la depresión y lo había sospechado y no había hecho nada por él, nada que no fuera agregarle peso a su carga. Y había estado equivocado, había creído tontamente que bastaría con sacarlo de aquel club, que bastaría con dejarlo ser libre para elegir, como si no hubiera aprendido del pasado que Draco no sabía elegir bien. Lo correcto hubiera sido sí, sacarlo de ahí, pero también permanecer a su lado para ayudarlo a superar el trauma que había significado su vida, cancelar su boda desde antes y no con un puto día de anterioridad. Lo suyo había empezado mal y había terminado peor, la diferencia era que Draco estaba muerto y Harry seguía vivo para recordar todos sus errores que aún en sueños lo atormentaban; aquel brazo ensangrentado, Draco alucinando mientras su fin llegaba, Ginny llorando, la vez que prácticamente lo violó, las tardes de sexo en las que solo pensaba en él mismo, las veces que Draco le dijo con la mirada que necesitaba ayuda y él no escuchó.

Lonely Hearts Night Club.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora