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El colchón los recibió con un golpe seco en cuanto la espalda del niño fue colocada sobre el mismo.
Sus piernas liberaron la cadera de su novio, que de inmediato se retiró la camiseta, lanzándola en la alfombra.
De vuelta a los labios ajenos, que lamió, chupeteó y mordisqueó con ímpetu antes de arrancarle el suéter al menor.

Zayn tomó asiento en la cama, las manos hábiles del ojicafé deshaciéndose con rapidez de sus zapatillas. Parpadeó y ya tenía a un agitado muchacho tan solo cubierto por un insignificante bóxer negro.
Sin poder oponerse a ello, lo tuvo a horcajadas encima suyo, quedándose atónito al ver cuán veloz fue al retirarle sus pantalones.

La entrepierna les torturó a ambos, hinchadas, enrojecidas; necesitadas de atención, lo que fue una señal para el castaño. Apoyó las palmas en el colchón, trazando un camino de picos desde la clavícula hasta la ingle del niño. Zayn se sorprendió a sí mismo al retorcerse de tal forma, al gimotear deseando más, al morderse el labio por tan simple roce.

Y cuando la ropa interior desapareció y vio su propio pene alzarse erecto, un jadeo fue todo lo que pudo lanzar como respuesta.
Liam le sonrió ligeramente, notando el terror de su chico.
"Respira hondo, cariño" él obedeció mirándole nervioso, tembloroso, casi incómodo "Relájate" pidió.

Zayn torció las cejas timorato.
"¿Me va a doler?" susurró agitado.

El mayor lanzó un suspiro gateando hasta él. Le tomó el rostro con una mano y lo besó. Sus lenguas rozándose, sus dientes tirando del labio ajeno, la pequeña criatura deshaciéndose bajo su tacto, la seguridad ascendiendo, los nervios disminuyendo...

Sus bocas se separaron.
El más pequeño temblequeando de nervios, el castaño más ansioso que nunca; ambos corazones acelerados como el motor de un imponente carro deportivo; las manos apretando la piel ajena; Liam se acomodó entre las piernas del chiquillo, acercó una mano a su sexo y escuchó un sonidito placentero salir de esos labios cereza.
Se encargó de prepararlo por completo, siendo ayudado por una botella de lubricante y sus largos dedos que se deslizaron dentro en una suave caricia; los minutos transcurrieron, el vaivén de sus dígitos alrededor del agujero del chico haciéndolo retorcerse y gemir desesperado; los nervios, al parecer, se habían esfumado como si jamás hubieran estado allí.

Mientras su novio lo tocaba, Zayn se esforzaba por mantener los rasgados ojos abiertos, quedándose boquiabierto entre respiraciones pausadas cuando recibió su primer orgasmo de la tanda, cuando su ingle se hinchó demasiado y las manos de Liam se atrevieron a tocar su entrepierna, dejándolo embobado en segundos.

Suspiró, el ojicafé esperó hasta verlo recuperado para depositar un pico en sus labios y finalmente hacerlo.

Desvirgar a Zayn.
Darle lo que absolutamente nadie la dio antes.
Demostrarle todo lo que se había perdido.

Su cadera encajó entre sus piernas cual rompecabezas, el moreno no tardó en acomodarse de la manera correcta para que Liam pudiese entrar en él. Sujetó su pene húmedo, hinchado; de un impresionante grosor y el largo indicado para sacarle un buen rato a quien fuera.

Pocos eran dignos de tener una oportunidad así; de disfrutar el placer que aquel miembro lograba provocar a cualquiera.

Y Zayn sería uno de ellos.

Empuñó su entrepierna rozándola contra la entrada del adolescente. Éste gimoteó, era esa presión en su pecho, ese nudo en su garganta, ese nerviosismo que lo carcomía. No tuvo vergüenza de liberar un jadeo sorpresivo al sentir cómo era introducido dentro suyo, cómo poco a poco parecía agrandarse alrededor de su entrada, cómo las manos de Liam terminaron en sus caderas mientras se deslizaba completamente en su interior. La fuerte fricción, la nueva sensación le hacía apretar los párpados, perderse en otro universo.

Soltó un gimoteo cuando estuvo todo dentro, tan agigantado, lacerante y afrodisíaco.

Liam se movió unos centímetros, la melena azabache quedó totalmente enmarañada tras retorcerse ante el reconfortante resultado. El vaivén terminó en una suave embestida, que Zayn aceptó entre pequeños gemidos mientras el castaño se mordía el labio muy concentrado, observándolo.

"Liam" lloriqueó jadeante, las palmas ajenas aferrándose al colchón a ambos lados de su cabeza y permitiéndole alcanzar la robusta espalda bañada en lunares. Sus pieles broceadas, tersas, joviales, tan frescas, tan doradas y pecosas mientras gozaban de un momento condenadamente íntimo entre ellos.

Las manos del menor acariciaron la espalda del mayor, abrazándose a la cadera de su novio mientras era penetrado con mayor velocidad. El pene resbalando a través de su entrada, haciéndoles mordisquearse los labios y soltar gruñidos, gemidos, sonidos guturales que no revelaban nada más que placer, estimulación, excitación.

La única palabra que escapaba de su garganta era el nombre del muchacho yacente sobre su anatomía, sudoroso, cálido, placentero, precioso. Su pelo castaño adherido a la frente, los ojos oscurecidos, los labios entreabiertos, el pecho agitado, los brazos fuertes rodeando al azabache, la manera en que sus miradas se mantenían fijas.

Sus pupilas agigantadas en un fuerte hazel, la boquita sedienta de otro de esos besos húmedos que le regalaba cada cierto minuto, lloriqueos saliendo de su boca, marcas rojizas que dejaba en la espalda del otro ante una nueva penetración que le hacía quedar atónito (sofocado, deseoso de más...), su melena ébano siendo un majestuoso desastre, esa mirada dulce bajo las largas pestañas que se rizaban alrededor de sus ojos, los cachetes colorados, la garganta seca, su cuerpo desnudo siendo el Nirvana para cualquier ente capaz de apreciar la belleza en su máxima expresión...

Todo era tan íntimo, tan hermoso, tan breve al final.

Cuando Liam lo arrastró hasta ese límite jamás excavado antes, subiéndolo al Cielo y arrojándolo nuevamente a la Tierra, viéndolo agitarse por completo y luego caer agotado en el revuelto colchón.

Los brazos del veinteañero resistieron a sostenerlo en lo que se recuperaba del azotador orgasmo, deslizó su miembro con cuidado dejándose caer junto al niño que aún mantenía los párpados cerrados. No podía creer cómo pudo sentir tanto en tan poco. Cómo otra persona fue capaz de provocar todo eso en su cuerpo. Pero, sobretodo, cómo no se dio cuenta de cuánto se perdía.

De esa noche los recuerdos son borrosos aún, pues estaba al borde de dormitar. Sólo supo que fue abrazado por los brazos más acogedores del universo y cayó rendido ante los besos dejados en su húmeda piel.

El sexo definitivamente no era algo prohibido.

Zayn, quien antes temió entregarse a alguien más, terminó definiéndolo como el acto más íntimo y apacible que puede existir entre dos personas que se aman.

Al menos con Liam pudo verlo así. Y lo seguiría viendo muchas veces más.

Holi guacamoli

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Holi guacamoli. ❤

Muchas gracias por el apoyo constante que me brindan; escribir es uno de mis hobbies favoritos (después de leer, for sure) y me emociono mucho al leer sus comentarios.

Si es la primer historia de mi autoría que lees, hay mucho contenido gay en mi bio esperando por ti.

A las que me siguen desde antes, prometo actualizar lo más pronto posible, por mientras les dejo este regalito.

All the love, W.

(Aka/ mucho ron y bai. ♡🍷)

Do not say sex  (ZIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora