Capítulo 6: La añoranza del pasado.
El sonido de la fuerte lluvia de otoño resonaba en la habitación, agitando las ventanas y enfriando el entorno. Iwaizumi a penas podía distinguir el golpeteo de la lluvia entre sueños, las sabanas que lo cubrían eran cálidas y pesadas contra su piel desnuda, envolviéndolo en un manto de calidez y tranquilidad. Su cuerpo estaba completamente relajado contra el colchón mientras intentaba abrir los ojos, al igual que su cabeza estaba medio hundida en la almohada mientras distinguía los tonos grises y opacos en la habitación de Oikawa. Solo una frágil luz se filtraba por el marco de las cortinas, iluminando levemente el lugar.
Iwaizumi se removió en la cama enredándose aun más en las sábanas mientras cerraba los ojos perezosamente tratando de dormir de nuevo, por costumbre saco un brazo debajo de la almohada y lo extendió a un lado para alcanzar a Tooru y así poder acurrucarse juntos, como solían hacer de niños en sus pijamadas pero solo encontró el colchón frio y vacio a su lado. Hajime comenzó a parpadear levantando un poco la cabeza para comprobar su soledad en la habitación.
Se apoyo en su codo incorporase un poco mientras analizaba su entorno. La habitación estaba completamente ordenada, sumida en un silencio total donde solo se escuchaba el murmullo de las sabanas y el colchón bajo su peso, su respiración queda, casi superficial por el sueño. Iwaizumi resoplo girándose para apoyar su espalda en la cama, tratando con sus piernas de liberarse del capullo de mantas en el que se había metido.
Luego de un rato intentándolo se rindió, observando absorto el reloj digital en la mesita de noche al lado de la cómoda. Eran las diez de la mañana y la lluvia solo era un marco esplendido para quedarse en cama todo el día. Se pregunto donde estaría Oikawa mientras fijaba su atención en la puerta que daba a la habitación del baño, pero nada. Ni un sonido, ni movimiento, nada que le advirtiera su presencia, por lo que de nueva cuenta se removió perezosamente espabilándose un poco del sueño. La piel le cosquillo sensible por los roces.
Una sonrisa satisfecha se coló en los labios de Hajime al recordar la noche anterior. Tooru y él habían hecho el amor en esa misma cama. Para Iwaizumi había sido una experiencia desconcertante al principio, muchas sensaciones nuevas, sensaciones que nunca antes había experimentado en el sexo. Siempre supuso que tener relaciones sexuales con un hombre sería muy diferente a estar con una mujer, pero el hecho de que su primera vez con un hombre fuera con Oikawa contaba mucho.
Nunca se imagino que tener un amante masculino se sintiera de esa forma. Rudo, fuerte, apasionado pero a la misma vez sentir y compartir esa conexión emocional que solo ellos tenían lo hacía tan diferente a todo lo que antes había probado, los besos, las caricias, todo era por demás intenso; todo era una mezcla muy diferente a lo que estaba acostumbrado, pero le agradaba que fuera de esa forma y ahora mismo solo sentía aun más curiosidad. Aunque otra parte de él se debatía acerca de su identidad sexual en estos momentos.
Hajime siempre aprecio la belleza física, tanto en los hombres como en las mujeres de la misma forma que apreciaba la belleza de un atardecer, deslumbrándose cuando alguien atractivo aparecía a la vista, sin embargo nunca llego besar de verdad a un hombre, ni siquiera cuando la densa y pesada curiosidad había tocado a su puerta, siempre había follado con mujeres por que sentía que era lo correcto cuando la situación lo ameritaba, había vivido de esa forma hasta el momento en que Tooru le había confesado que le gustaba otro hombre, hasta que su mejor amigo le había confesado que había follado con otro hombre, alguien mayor a ellos. En aquella ocasión ellos todavía estaban cerca de la graduación en la secundaria.
Desde ese momento una sensación de incomodidad se había instalado en pecho de Iwaizumi. Hajime por algún tiempo creyó que lo de Oikawa era solo por probar, pero no fue así; al poco tiempo Tooru "salió del closet" con todo el mundo afirmando ser bisexual, sin embargo en una de sus tantas platicas intimas el armador le había confesado que le gustaba más follar con hombres pues a su parecer era más excitante.
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La Gracia de respirar
FanfictionKenma Kozume llega a Tokio después de casi tres años, cargando consigo un corazón roto y un oscuro secreto ¿Para qué respirar cuando te ahogas con cada paso? ¿Cuál es la gracia de respirar cuando aspiras puro veneno? Para Kenma la felicidad quedo en...