Capitulo 3: Claro de Luna

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La luz gris del amanecer se filtraba por el marco de las cortinas en la ventana de la habitación picándole sutilmente en los ojos mientras de fondo se escuchaba el agua correr despertándole de apoco los sentidos embotados por el sueño. Tsukishima se removió perezoso entre las sabanas mientras parpadeaba desorientado, pronto sintió una punzada de dolor en su espalda baja y emitió un gruñido molesto. Siguió removiéndose en la cama hasta acercarse a la mesita de noche donde cogió sus lentes para enfocar con claridad. Se sentó recostándose en el espaldar de la cama emitiendo un sonoro bostezo mientras fruncía el ceño, tratando de centrarse en el contexto del día. Era su cumpleaños número veintidós.

Tsukishima odiaba esa fecha. Un repudio bastante especial se había arraigado en él en los últimos años ante tal acontecimiento, porque; no es que un año más de vida le desagrade, todo lo contrario agradecía internamente seguir respirando cada día, si no que le era insoportable como se ponían ciertas personas con las cuestiones de la "celebración" en especial su hermano Akiteru.

Fijo su atención en la puerta del baño de la habitación. El correr del agua se escuchaba más nítido ahora que ya estaba despabilado. Kuroo seguro se estaba bañando. Se enderezo y observo el pequeño desastre en el que estaba sumida la habitación de Tetsurou, ropas de ambos esparcida de cualquier manera en el piso, volvió sentir la punza de dolor en la espalda baja pero esta vez se acentuó expandiéndose por su ingle. Se quejo del dolor mientras la sangre se le subía al rostro al recordar explícitamente las actividades lujuriosas que había tenido la pasada noche con su novio. Kuroo le había dicho con una de esas sonrisas traviesas y llenas de astucia que eso sería "uno de sus regalos adelantados".

En ese momento reparo en que tal vez no haya sido muy buena idea una noche de muchos rounds antes de un partido oficial, por que ahora le tocaría jugar dolorido el partido de esa tarde, se reprocho internamente por dejarse llevar por sus instintos más primarios. Se volvió para coger su teléfono móvil de la mesita de noche y su rostro se contrajo en una mueca llena de hastió al ver varios mensajes. Seguramente todos de Akiteru.

Y casi no se equivoco. Había tres mensajes de Akiteru.

"Felizzzzzz cumpleañoooosss Kei, hermanito espero que la pases excelente, sabes que te quiero." 12:02 am

"Por cierto iré a tu partido esta tarde, y mama también vendrá hoy para compartir un rato con nosotros" 12:05 am

"Espero que no te importe, pero planeo una pequeña reunión en el departamento, ya le dije a Kuroo y Bokuto, nos estamos hablando, buenas noches." 12:10 am

Al terminar de leer sintió como una vena se le hinchaba en la sien; por cosas como esa Akiteru le hacía odiar su cumpleaños. Pero al ver un último mensaje se sorprendió. Lo releyó varias veces hasta que una comisura de sus labios se alzo. Supuso que no había nada de que sorprenderse en realidad, era una costumbre de todos los años.

"Feliz cumpleaños Tsukki. Este es mi nuevo número. Soy Tadashi." 12:00 am

Siempre era el primero en felicitarle.

-Espero que esa sonrisa sea porque estas pensando en lo de anoche.

La traviesa voz de Kuroo lo saco de sus pensamientos. El azabache había salido del baño descalzo, con unos vaqueros puestos y una toalla con la que frotaba y secaba sus oscuros cabellos. Tetsurou siempre destilaba un aura especial, intrigante y carismática; era de esas personas que cautivaban por el enigma que representaban, pero Kei quiso resistirse una vez más a todo eso y borro la pequeña sonrisa en su rostro, para dedicarle la mirada más petulante que deseo.

-¿Desde cuándo confabulas con mi hermano para llevarme a reuniones secretas?

-¡Oh, oho! Vamos solo será una reunión discreta esta noche. -le respondió Kuroo sin perder la sonrisa mientras se sentaba en la cama frente a él.

La Gracia de respirarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora