Un escalofrío recorrió la espina dorsal de la ex comandante, un repentino estimulo externo la despertó con brutalidad. Abrió los ojos de repente, a la vez que dando un bote, se incorporaba de forma brusca en la superficie plana donde se encontraba descansando segundos antes. Nuevamente una pesadilla provocaba que todo indicio de sueño restante en su sistema se esfumara por completo. Miró a su alrededor mientras atraía las mantas que anteriormente la estaban cubriendo, pero nadie mas que ella se encontraba en aquel sitio. Aún ahora, no sabría explicar con exactitud cómo es que seguía viva. Pasaron meses después de su recuperación hasta que pudo cuestionar aquello, siendo Indra junto a los demás responsables, los encargados de informarla sobre todo. Cuando la bala proveniente del arma skaikru impactó en ella y la dieron por muerta, le sacaron la llama y la llevaron directo hacia el ritual que iba enlazado al cónclave. Pero en el camino y, por algún "milagro", como le llamaron a lo que le sucedió, su corazón volvió a latir y por consecuente, ella nuevamente respiró. Pero hasta eso Azgeda había tomado el trono y ya se habían hecho con el poder de este. Lexa no supo si le dolió más la herida en su abdomen o enterarse lo que Ontari hizo con cada uno de los natblidas. Todo eso mientras un grupo reducido de sus guardias la mantenía oculta de lo que estaba aconteciendo con su pueblo. Tiró de las mantas a las que mantuvo contra su pecho mientras recordaba, y se levantó del todo, colocándose una blusa más gruesa para no sufrir del frío nocturno. Incorporándose, salió de la enfermería donde pasaba todas sus noches desde que la habían ingresado al búnker subterráneo. Lexa pasó 3 años en una especie de recuperación, siendo una de las que más sufría aquel confinamiento, y sumándole a la perdida de control sobre sus facultades físicas y simbólicas, todo eso se incrementaba. Los primeros años ahí encerrados, habían sido un caos; el pánico abundaba en demasía y la gente perdía el control ante la falta de suministros de todo tipo que muchas veces sufrían. Aún y con todo eso, lograron subsistir y superar las dificultades que día a día se les presentaba. Caminó descalza por los pasillos, siempre alerta al entorno que la rodeaba, aquello era una costumbre que no se le quitaba. No había nadie, por supuesto; nadie que no fuese los guardias skaikru vigilando cada zona, o sus guerreros, que también hacían lo mismo. Trató de no mirar las armas que estos portaban, el trauma ante lo que le había sucedido con una de ellas todavía le quitaba el aliento. En cambio, siguió su camino, asintiendo en dirección a ellos al pasar por su lado. Lexa ya no era Heda, eso se terminó al instante en que la llama fue sacada de su cuerpo, por lo cuál toda autoridad que aquella le daba se había ido. Aún así, la mayoría la trataba como si todavía lo fuera, y eso era una de las tantas acciones que la mantenían cuerda día a día. Llegando al centro del búnker mismo, se apoyó en el barandal del piso superior, observando, pero sin ver nada en concreto. Y como cada noche, de cada día, sus pensamientos fueron dirigidos hacia la única mujer que podía brindarle un poco de paz durante algunos segundos: Clarke Griffin. Todos creían a Lexa una especie de Dios por volver a la vida, incluso el pueblo celeste. Pero en cuanto eso sucedía, Lexa se encargaba de sacarles de su error; ella no era ningún Dios, ni tampoco un milagro, porque sencillamente la castaña no se consideraba viva. Había muerto cuando le informaron que Clarke se había ido al espacio junto a un grupo de sus amigos para salvarse del praimfaya. Muchas eran las opciones que las personas barajaban en torno a eso: la que más peso tenía era que seguramente no habían logrado llegar al espacio y, que en cambio, habían sufrido algún tipo de accidente intentándolo. Sea como fuesen los dichos, en todos terminaban muertos, por lo que pasado un tiempo dejó de prestarles atención. Cerró los ojos y como siempre hacía, dirigió unas palabras en dirección al cielo cubierto por el metal sólido que por años los había protegido de la radiación, pero que ahora lo único que lograba, era mantenerlos cautivos. — Todavía anhelo tu presencia, no hay día que no suceda lo mismo. —susurró en torno a la nada misma. — Y muchas veces me pregunto, cuánto es que aguantaré con la incertidumbre que me embarga cada vez que te pienso. —un suspiro hondo se escapo de sus labios, pero prosiguió con la plegaria sagrada en dirección a aquella mujer que despertaba en ella sentimientos que creía perdidos. — Aún así, la esperanza de volverte a ver, de nuevamente tenerte en mis brazos es lo único que verdaderamente me mantiene respirando. —con sus latidos en aumento, frunció los labios; siempre se recriminaba no haberle dicho lo que sentía cuando pudo, al tenerla frente a ella o incluso, cuando la sostuvo entre sus brazos. Ahora ya nada de eso tenía importancia, de una forma u otra la había perdido, y aquello, era lo único con real sentido en su vida.— May we meet again.
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ON THE GROUND
FanfictionAquel día en que la ola de muerte alcanzó la tierra, Clarke Griffin se recluyó en un laboratorio en el que pasaría largos años. Lejos de todos sus amigos, de su familia y habiendo visto al amor de su vida morir en sus brazos creyó perder la cabeza...