Parte 11: Legacy

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Parpadeó unas cuantas veces intentando convencerse de que aquello era real, tendida en el suelo la rubia fijó la mirada en el punto exacto del horizonte en el que había desaparecido la nave de Eligius. Sus manos temblaban y no estaba segura si se debía a la pérdida de sangre o a que sus niveles de ansiedad aumentaban cada vez más. Ahora todo estaba sumido en el más desolador silencio, solo podía escuchar su dificultosa respiración y el sonido de la radio que ahora comenzaba a hacer interferencia. Llevó su diestra hasta su hombro y en cuestión de segundos esta se cubrió completamente de sangre. La de hebras doradas maldijo internamente pero su mente funcionaba demasiado rápido y casi ni se preocupó por atender su herida, necesitaba idear la forma de encontrar nuevamente a aquellos hombres para así poder encontrar a Madi. De pronto un sonido que parecía una especie de jadeo capturó su atención y ladeó la cabeza para fijar su mirada en Hudson. Aquel hombre al que había creído muerto aún respiraba aunque no sabía por cuánto tiempo lo haría. Se apresuró para acercarse a él, el hombre tenía la radio en su mano y parecía estar intentando comunicarse con alguien. La rubia le arrebató el comunicador de las manos y se inclinó a su lado para poder observarlo. — ¡Dime cómo contactarlos, hazlo ahora! —Enunció ya perdiendo la paciencia, el dolor en su hombro era cada vez más intenso y no contaba con demasiada fuerza. El hombre jadeó unas cuantas veces más y movió los labios como intentando articular alguna palabra. Clarke le miró impaciente mientras tomaba su mano, en verdad aquel hombre no merecía haber acabado de aquella forma en manos de los "suyos". — Por favor —Murmuró. Hudson balbuceó algunas sílabas inentendibles hasta que pronunció claramente una palabra: "Tres". — ¿Tres? ¿Tres qué? —Cuestionó la rubia pero las pupilas del hombre parecían haber perdido todo brillo. La rubia pasó la palma de su mano por los ojos de aquel hombre para cerrarlos y finalmente miró el radio que no paraba de emitir sonidos. Presionó el botón principal y acercó el aparato a sus labios. — ¿Hola? —Enunció y soltó el botón para aguardar alguna respuesta pero no oyó nada. Supo entonces que la nave debía haberse alejado demasiado y que aquellas radios no contarían con algún repetidor localizado dentro del área en el que se encontraban. Se dijo a si misma que era inútil seguir intentando pero pronto creyó oír algo en otra frecuencia aunque el sonido era bastante distorsionado y no pudo entender bien lo que decían del otro lado. Ni siquiera sabía de dónde provenía aquella señal pero en ese preciso instante era su única esperanza, si tan solo aquellas personas que se estaban comunicando no pertenecían a Eligius entonces no estaba sola. — Hola ¿Pueden oírme? Yo... —Intentaba pensar con claridad pero su lucidez mental estaba disminuyendo. El pulso acelerado, la debilidad que sentía en todas sus articulaciones y el aumento de la frecuencia cardíaca tan solo eran alguno de los síntomas que denotaban que la pérdida de sangre había sido demasiada. — Ayuda —Susurró presionando aquel botón por última vez y dejó caer el aparato de su mano, sentía que perdía el control de su propio cuerpo con cada segundo que transcurría. Empleó las pocas fuerzas que poseía para quitarse la chaqueta y visualizar su herida, la sangre provenía más cerca de su brazo que de su hombro. Arrancó un trozo de tela de su propia camiseta y comenzó a envolverse el brazo haciendo tanta fuerza como pudo. El dolor era bastante intenso y estaba segura de que debía dirigirse al laboratorio para poder extraer la bala que seguramente aún permanecía en la herida. La skaikru sentía el cuerpo cada vez más frío, no sabía a ciencia cierta si podría ser capaz de conducir el todoterreno los kilómetros que la separaban del laboratorio pero debía hacerlo de igual forma. Necesitaba estar bien para poder ir por Madi, aquel era su objetivo y no se detendría hasta lograrlo; no después de haber perdido a la mujer que amaba en sus propios brazos.

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Maldijo cuando algunas gotas impactaron en su rostro, desde temprano se veía venir la tormenta pero aquel no era el momento indicado. Sus manos estaban cubiertas de aquel líquido oscuro que emanaba de su herida, se limpió en su propia ropa y apelando a sus últimas fuerzas logró ponerse de pie. Tomó el radio perteneciente al ahora muerto hombre de Eligius para colocarlo en su cintura y posteriormente dirigirse hacia donde se encontraba el todoterreno. Recordó que junto a Maddie lo habían ocultado cubriéndolo con el follaje de los árboles cercanos, el solo recuerdo de la pequeña le hizo estremecerse y sus ojos se nublaron debido a las lágrimas que se acumulaban en los mismos. Tomó una bocanada de aire llenando cuanto pudo sus pulmones, necesitaba concentrarse o nunca lograría lo que se proponía. Cuando finalmente dio con el rover abrió la puerta con desdén para luego ocupar el lugar del conductor, no reprimió el impulso de darle un golpe el volante puesto que se había dejado vencer momentáneamente por sus pensamientos. Puso en marcha el vehículo sin perder más tiempo y a toda velocidad tomó el camino de regreso al laboratorio, nunca se le había hecho tan largo como ahora. La lluvia se intensificaba por momentos pero no era demasiada, el vehículo avanzaba a toda velocidad en la oscuridad de la noche. Varios minutos después la rubia aparcó el todoterreno en la entrada del lugar, ni siquiera se molestó en ir al garaje puesto que debía atender su herida con urgencia. Ingresó con prisa, sus pasos eran apresurados y algo torpes pero finalmente logró llegar hasta el sector donde antiguamente Becca Pramheda desempeñaba su labor científica. Rebuscó en algunos cajones hasta dar con una pequeña caja que funcionaba como botiquín en casos de que Maddie se lastimara jugando o entrenando. Sacó vendas y un antiséptico, se dirigió hacia otro de los cajones para luego regresar al punto inicial con un bisturí, un espejo y una pequeña pinza. Nuevamente tomó una bocanada de aire mientras sostenía el espejo frente a ella, debido a la ubicación de la herida le sería dificultoso encontrar la bala sin la ayuda de este. Con su diestra tomó el bisturí y realizó una abertura junto a donde había impactado la bala, la rubia soltó un grito de dolor al mismo tiempo que sus manos temblaron. — Demonios —Gruñó apretando la mandíbula. Dejó a un lado el bisturí y tomó la pinza para adentrarla directamente en la herida. Le tomó varios minutos poder extraer la bala, tras lograrlo se dedicó a limpiar la herida y luego coserla; lastimó su labio de tanto morderlo para evitar gritar. Realizó el vendaje correspondiente y buscó algunas hierbas que anteriormente había recogido del bosque. Guardó estas últimas en una mochila junto a varias vendas, la rubia no tenía tiempo de descansar y tampoco podría hacerlo aunque quisiera. Tomó algunas latas de alimento que podrían servir en caso de que no regresara al laboratorio, guardó también varios cuchillos y municiones. Se quitó la camiseta y la lanzó sin cuidado al suelo mientras se dirigía a la habitación en busca de una limpia. Se colocó una chaqueta, situó un cuchillo en su cintura junto a la radio que anteriormente pertenecía a Hudson. La skaikru permaneció de pie frente al espejo de la habitación observando fijamente su rostro y posteriormente desviando la mirada hasta un dibujo de Lexa que ocupaba aquel sitio hace años. Apretó su puño con fuerza y abrió el primer cajón del mueble para sacar un pequeño frasco. Clarke lo observó detenidamente como si meditara lo que estaba por hacer, sus ojos volvieron a su reflejo en el espejo y se decidió por abrir el frasco. Recordaba perfectamente el día en que quemó algunas ramas secas hasta carbonizarlas para luego molerlas hasta obtener un polvo negro. Aquel polvo mezclado con un aceite también producido por la Skaikru formaba una pintura negra algo espesa. Con su dedo índice tomó algo de pintura para comenzar a esparcirla rodeando sus ojos y luego extendiéndola hacia los lados. Necesitaba a Lexa con ella, aquella era la única forma en que se sentiría acompañada y sacaría fuerzas para poder afrontar lo que sea que sucediera de ahí en más. Al finalizar cerró el pequeño frasco y contempló su reflejo una vez más antes de marcharse.




Hola hola, como verán este capítulo es ya más extenso porque quiero que lleguemos a lo importante. El capítulo 13 será el que todos estamos deseando, y lo adelanto porque ya está escrito. Hoy vengo con capítulo doble y espero que les guste. Quiero agradecer los comentarios que ay llegan cada vez más seguido, sé que todxs están deseando el encuentro Clexa pero hay sucesos importantes que aclarar primero como la salida del bunker. 

¿Qué les pareció Clarke utilizando la famosa pintura que usa Lexa? ¿Les desespera tanto como a mi que hayan hablado por radio aunque sea unas pocas palabras y no lo sepan?


Aprecio mucho, mucho, el tiempo que se toman para leer y dejar comentarios.

Muchas gracias!

C-

ON THE GROUNDWhere stories live. Discover now