Patrick despertó con el aroma de la rosa salvaje todavía perceptible en su nariz, pero lo suficientemente lejos para recuperar el conocimiento. Cuando sus ojos dejaron de distinguir solo figuras borrosas y éstas comenzaron a aclararse y se dio cuenta de que estaba en uno de los cuartos del salón, había un buen grupo de personas hablando entre ellas sin prestarle mucha atención, él intentó moverse pero su cuerpo se sentía tan pesado como el plomo, estaba acostado en un sillón sin atadura alguna, pero sus intentos por moverse fueron en vano, Gregory apareció dentro de su campo visual.
-¿dónde está mi hija?- le preguntó a uno de los hombres que estaban en la habitación.
-no debe de tardar señor-
-¿qué le dijiste?-
-que teníamos a uno, cuando oyó eso colgó-
-bien-
La cabeza de Patrick daba tantas vueltas que sentía que explotaría, pero estaba lo suficientemente consiente como para entender la situación. Gregory Astrof sabía cómo dejar inconsciente a un vampiro y no tenía intenciones de dejarlo ir de ahí con un pastel y una sonrisa. Los cazadores existían y si no lograba avisarle a Nick o Scarlett antes de que lo mataran… Sus pensamientos se detuvieron cuando la imagen de Iliana vino a su mente, parada sobre de él con un arma en la mano, no necesariamente una estaca, esta gente no era estúpida, no importaba con qué arma, siempre y cuando dieran en el corazón pero claro, intentar matar a un vampiro era una idea suicida, fuera sanguinario, depredador o servidor, era casi imposible, hasta que descubrieron la rosa salvaje y dieron en el blanco, esta no los mataba, pero podía dejarlos inconscientes por horas, o el suficiente tiempo como para atacar. Pensar en Iliana usando la rosa salvaje para herirlo a él y sus hermanos hacía que su estómago diera vueltas de tristeza y enojo. Entonces la puerta de la habitación se abrió e Iliana apareció.
Nick no tuvo oportunidad de buscar a Scarlett, toda su concentración se centraba en Mara y en dónde estaría, atravesó varios pasillos hasta que sintió el aroma que había estado buscando, era un olor metálico e irresistible. Siguió el olor a sangre. El esquicito aroma iba aumentando mientras se acercaba a un balcón. Nick lo había visto desde el exterior, pero se había tenido que esforzar mucho para hacerlo, las ramas de los arboles lo cubrían lo suficientemente bien como para que nadie con un ojo humano pudiera encontrarlo. Era perfecto. Una cortina cubría la puerta de vidrio, Nick la abrió. Aarón estaba tendido sobre el suelo lleno de hojas secas, algunas de las hojas estaban manchadas de sangre, el chico respiraba de forma irregular y sus parpados se movían aceleradamente, Nick estaba a punto de acercarse a él cuando sintió la presencia de alguien más de tras de él. Nick se dio la vuelta lo más rápido que pudo y tomó a Mara por el cuello para por fin azotarla contra la pared. La chica era hermosa, sus ojos eran verdes considerablemente más claros que los de Nick, su cabello era rubio y podía llegarle hasta la cadera si no lo hubiera tenido alzado en un elegante moño, llevaba puesto un vestido plateado de noche que hacía que sus curvas se vieran perfectas. No parecía haber siquiera sentido el azote, no mostró ni una mueca de dolor, en cambio esbozó una deslumbrante sonrisa.
-tú siempre tan intenso, por eso ninguna dama se te acercaba-
-¿por qué estas empeñada en matar a mis amigos?-
-vamos Niki, tú jamás has hecho amigos-
Nick puso presión en su agarre -¿qué haces aquí?, ¿Dónde está él?-
Mara no parecía siquiera sentir a Nick -¿Raphael?, ya sabes cómo es él, no le gusta hacer las cosas en persona-
-¿y qué es lo qué quiere que hagas?-
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CAOS ETERNO [EDITANDO]
Teen FictionUna vida de resentimiento, llena de odio y culpa, es una vida perdida. Una vida de sufrimiento, tristeza y abandono, no es vida. Una vida solitaria, egoísta y fría, es una vida no vivida, ¿Qué posibilidades hay de recuperar una vida vacía? Tal vez n...