Capítulo uno: parte dos.

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El chico de cabellos castaños se abalanzó hacía uno de los chicos de negros, arrebatándo de sus manos las bolsas que poseían. Una vez más, la furia en sus ojos predominaba. La morena aún se encontraba mirándolos a través de la oscuridad.

—James, mátalos.—Habló con mucha claridad el chico de ojos color miel.

—Será un placer, Drew.

Una fría sonrisa atravesó por completo su rostro, dejando ver a simple vista cómo el deseo de sangre se apoderaba de él. Al ver la decisión que habían tomado, ambos chicos optaron por correr, en esos segundos tan prolongados sonó a lo lejos cómo una bala atravesaba algo. Luego dos, y así seguidamente logró escuchar cuatro disparos. Ellos ya se encontraban en el suelo, paralizados y aún agonizando. La morena no podía creer lo que había sucedido, aún se encontraba en estado de shock. Entre la oscuridad, se notaba como lagrimas caían por sus mejillas, poco a poco. A pesar de que sabía los errores que ellos habían cometido, sentía lástima y a su vez rabia por ellos. Un pequeño grito se escuchaba desde el interior, era Sophie llamándola para ver su paradero. Los nervios recorrían cada músculo de su cuerpo. Atormentada, tenía dos opciones. Salir corriendo junto a su amiga y olvidar el suceso, y su segunda opción, pedir que por favor no la mataran. De un momento a otro salió de sus pensamientos cuando la puerta trasera fue abierta con tanta brusquedad, y sobre los labios de su amiga salía su nombre. Estaban jodidas.

—Brit, oye. ¿Estás aquí? Vamos no te hagas la...—Quedó en completo silencio al ver los dos cuerpos a unos centímetros de sus pies. Sus ojos completamente abiertos. Levantó su cabeza y pudo ver a los dos asesinos manteniendo una gran sonrisa.

—Pero mira que belleza tenemos acá, Drew.—Comentó con mucha gracia, acercándose a pasos lentos hacía la pelirroja.

—¿Qué haremos con esta preciosidad? Sería una gran pena ver cómo muere, tan lento, desangrada, con.. Tanto miedo.—Mencionó Drew al ya estar con una distancia aceptable de la chica. Temblaba, y lo único que ella podía hacer era cerrar sus ojos, susurrando el nombre de la morena.

—D-Díganme qué ha-harán conmigo.—Logró murmurar a penas con su garganta envuelta en un nudo. Aun permanecía con sus ojos cerrados. El miedo la invadió.

—¿No es obvio? Acabas de ver a los culpables de un asesinato. Dios, pero qué estúpida eres. Comenzó a reír James.— Sabes muy bien lo que haremos contigo, querida.—Sacó su arma, apuntando con firmeza la frente de ella— ¿Tus últimas palabras?

—¡Aléjense de ella! —Rápidamente Brit salió entre la oscuridad, ganándose en frente de su amiga, logrando así empujar el brazo del rubio, tirando su arma al suelo. Por otro lado, Drew negaba con su cabeza constantemente. Sabía que esto se iba a poner peor de lo que ya estaba. —Vaya, vaya. ¿Hace cuánto tiempo estás acá? —James se acercó lo más que pudo, tomando la cintura de la morena, el rubio tentativamente acercaba sus labios al cuello de ella, subiendo hasta el lóbulo de su oreja— ¿Viste todo, no es verdad? —La morena asintió— ¿Tienes en cuenta que morirás, cierto? —Volvió a hacer el mismo movimiento anterior— Buena chica.

Drew con un movimiento acelerado tomó el arma de su amigo, apuntando ya con sus dos manos la frente de ambas amigas. Su vida estaba en manos de dos completos desconocidos. Asesinos. De pronto, todo se tornó negro, y el último recuerdo de ambas chicas era que habían escuchado un disparo. Debido a la presión y miedo, ambas cayeron desplomadas hacía el suelo. Luego, nadie supo nada más. 

¿Guardarías el secreto?Where stories live. Discover now