Capítulo 8

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Reaper miraba con lágrimas a Geno desde la puerta, su cobardía le impedía entrar y disculparse cuando éste no dormía.

Un corte fino, preciso y profundo se había hecho sin rodeos. Reaper había tenido la mala suerte de pasar justo por ahí.

Geno dormía plácidamente, la luna llena brillaba con fuerza iluminando la habitación, Reaper estaba arrodillado al lado de la cama con la navaja del menor en manos. La acariciaba, la rompía... Se lastimaba la mano al apretarla con fuerza... Pero el dolor de eso no se comparaba a que su amado se hubiera dañado nuevamente.

Años sin ver marcas en sus blancos brazos le habían quitado la fuerza para aguantar el ver algo así, su vista pérdida y vacía hacía notar el dolor de volver a ver tal daño en su amado. ¿Él lo había causado nuevamente? ¿Él tenía la puta culpa una vez más?

Se acostó a la luz de la luna llena y la observó con detenimiento. Tan imponente, tan grande, tan brillante, tan superior... Los recuerdos lentamente a su cabeza llegaban y las lágrimas de sus ojos se derramaban. ¿Estaba llorando? No, no y no. Lo único que salía de la boca de Reaper era no.

Como un niño sus manos secaban sus lágrimas para aparentar fuerza, para aparentar que los niños grandes no lloran. Los niños grandes no lloran... Eso siempre era lo que repetía Pastel al ver a Orion cuando lloraba por gilipolleces.

Sus manos rodearon la cintura de Geno por primera vez en días y comenzó a llorar en silencio. Las manos del de pelo blanco acariciaron con suavidad las que rodeaban su cintura y se giró con lentitud hasta quedar cara a cara con Reaper. El mayor escondió su cara en una de las almohadas.

— ¿Por qué lloras, Death...? —Preguntó Geno algo confundo sacando una pequeña mecha de pelo que le impedía ver los llorosos ojos del más alto—. Tranquilo... No llores, amor...

Reaper se escondió rompiendo en llanto en Geno como Silver cuando era no más que un bebé.

Un pequeño beso fue lo que depositó Geno sobre el negro y espeso cabello del dios y sonrió, sabía que Reaper estaba mal, sabía que se sentía asqueroso, sabía que se sentía culpable... Y no quería que se sintiera así, se negaba a ver a quien amaba de mala manera, se negaba a ver llorar a quien amaba.

— Y-yo no quería decirte esas cosas... —Palabras débiles, en tono bajo y de entrecortada manera salían de la boca del mayor. Reaper estaba llorando frente a su amor—. Ese día ella fue a hablarme... Quiero protegerlos... Quiero que nadie les dañe, quiero tenerlos por mi eterna vida... No quiero que se me vayan como ella... N-no quiero...

—¿Y por eso llorabas? Creí que era algo más grave, Reaper... —Geno se acercó con suavidad a los labios de Reaper y los besó con suavidad—. No deberías tener miedo sabiendo que mis hermanos, tu hermano, dos de nuestros hijos, medio multiverso y... ¿Yo? Te ayudaremos con ese monstruo. No deberías tener miedito, mi amado acosador...

— Te lastimaste por mi puta culpa... Soy un imbécil...

Geno le miró con una pequeña sonrisa en la cara y soltó una risa con gracia, sus manos le tomaron de la mejilla y le besó a la luz de la luna como testigo. Una luna oscura y a la vez tan... Tan brillante.

— Tú no has hecho nada, Reaper. Creo que me dejé afectar por tus palabras... Y ya... Tranquilo, eres muy bobo al creer que fuiste quien me dañó.

Reaper le miró con los ojos empapados en lágrimas y soltó con suavidad unas palabras las cuales sonreír a Geno. Un simple "lo siento" quizá no bastaba para el daño causado por sus palabras, pero Geno era feliz.

Era feliz con saber que estaba arrepentido, que no había sido con intención, que había sido causa de la frustración. Sólo eso necesitaba para sonreír nuevamente.

Reaper, tal como antes, agarrado de las ropas del menor y buscando con desesperación su calor, sollozaba de manera tierna e inocente rogando perdón.

Geno miraba la luna en silencio acariciando el cabello del mayor, sus ojos se iluminaban debido a tal obra de dioses que se dejaba ver imponente y majestuosa cada noche de un día al mes.

¿Hace cuánto no la observaba? ¿Hace cuánto no se dejaba maravillar por aquella obra de arte? Se sentía tonto al haber perdido tiempo otras noches en dormir y no admirarla, una luna que le traía recuerdos numerosos y hermosos, una luna oscura y sumamente brillante que no necesitaba más que el sol para brillar.

— L-lo siento... P-por favor, lo siento... —Suplicó Reaper nuevamente con voz entrecortada.

— ¿Perdón? Sabes que te perdoné desde un principio... Pero... ¿Te parece que hagamos una promesa? Como la luna de testigo, júrame, Reaper, que ni si quiera el demonio ni las penas nos separaran... Pese a todo, nuestra relación siempre perdurará...

— L-lo juro...

Y así, con un simple y tierno beso, la promesa eterna se selló.

Time Out [Afterdeath] - Fallo Laboral 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora