El chico misterioso
Llegamos a la escuela, Rosa y yo nos separamos cada una a su respectiva aula. Al entrar a mi clase sentí como las miradas se posaban sobre mí, haciendo que me sienta algo incómoda.
Acepto que intento ser lo menos social posible para no encariñarme con nadie y despúes tener que irme, pero ¿Ser antisocial me vuelve rara?¿O hace que hablar de mi sea un buen tema de conversación?~ pensamiento de Alicia.Caminé hasta llegar a mi lugar con las miradas que me perseguian en cada paso que daba, me senté y saqué un libro para leer mientras espero a que llegue el profesor.
Nada mejor que leer la novela, Drácula de Bram Stoker, un clásico.
-¡Hola!
Levanto la vista del libro para ver quien interrumpía mi lectura, era una chica de pelo negro, corto y rizado, con ojos color miel. Todos la miran sorprendidos, no suelen hablarme más que para pedir algún lápiz.
-Hola, ¿Como te llamas?
-Alicia- digo de manera cortante.
-Lindo nombre- sonríe.
-Gracias- digo mientras vuelvo a mirar mi libro.
-Yo soy Vanessa, pero me llaman Vane.
-...- Llegan unos segundos de silencio.
-¡Oh! Lees Drácula, me encanta ese libro, creo que lo he leido como mil veces.
La miro y dejo el libro sobre la mesa.
-Bueno en realidad.. 1,2,3,4...- Empieza a contar con sus dedos.
Suelto una pequeña risita.
-Ocho veces- dice mientras sonríe y me muestra los 8 dedos que contó.
-Es un buen libro.
Noto como no para de mirarme la cara, creo saber lo que ve.
-¿Tengo algo en la cara?- finjo preocupación.
-¡Oh no!, Lo siento, solo que no puedo parar de ver tus ojos, me encantan.
Ya estaba tardando.
-Gracias, los tuyos son muy lindos igual.
-¡Gracias!- dice y me regala una sonrisa.
Mi mirada se desvía en dirección a un grupo que no para de mirarme. Vanessa nota mi incomodidad con la situación.
-Bueno no te preocupes, estaban hablando de lo linda que eres, unos aman tu pelo, otros tus ojos y otros todo de ti- suelta una risita -Personalmente me gustan más tus ojos estan en un lindo degradado, los bordes café y el centro verde- dice mientras se acerca para verme bien los ojos.
-La verdad es que me gustan mis ojos por eso mismo.
Nuestra charla fue interrumpida por el profesor que ya había llegado a la clase.
-Bueno nos vemos luego Ali.
Vanessa se va a su lugar y yo guardo el libro en mi mochila y saco los libros de ciencia. La mayor parte de la clase no me sorprendio pues ya sabia el tema, y no era algo que me interese mucho. Las primeras clases las sentí rápidas y tanto que ya es hora del descanso.
Salgó al patio con mi libro y un pastelillo, me siento en un banco con un enorme árbol a su lado, que proporciona una buena sombra. Nada más sentarme sigo con mi lectura mientras como el pastelillo, despúes de unos minutos siento que alguien me observa.
Miro de un lado a otro y veo que es el mismo grupo de chicos de la clase, decido ignorar las miradas que me escanean y sigo leyendo.
-La escuela es agotadora, ¿no?
¿Es que nadie puede leer tranquilo? ¡Y justo en lo más interesante!
Dejo mi libro en mis rodillas y miro al extraño, me quedo en silencio durante unos segundos.
¡Es muy lindo!-pienso.
-Te comio la lengua el gato?- dice mientras me sonríe.
Me gusta su sonrisa.
Siento como me pongo algo colorada y me entra un poco de calor.
-S...Si- Digo nerviosa.
Parezco idiota y no se por que estoy tan nerviosa.
-Aún más si estas apunto de salir, solo quieres que acabe.
-...- Me quedo callada para evitar parecer más idiota.
-¿Estás bien?- pone su mano en mi frente.
Creo que mi cara esta cada vez más roja.
-Estas muy caliente- dice preocupado.
Que extraño, si estoy algo caliente pero no es nada para preocuparse.
-¡Ouh!- dice mientras me mira raro- Bueno. No te preocupes se pasará, tu cara esta inchada y parece una reacción alérgica.
¡¿Qué?!
-¿Qu...Qué?- digo mientras me toco la cara preocupada, pero no la siento inchada.
-Jajaja- se empieza a reir el chico.
-¡Idiota!- digo furiosa.
-Jaja- toma una pausa para respirar- Lo siento, era para romper el hielo.
-Eso no te quita lo idiota- sonrio aún algo molesta.
-¡Ouch!- me sonríe -una pequeña niña me acaba de insultar.
Asi que quieres jugar, ¿no?
Entonces juguemos.-¡Oh! disculpe me buen hombre, pero usted logró asustarme- digo imitando un tono sofisticado.
-No, no. Usted disculpeme bella dama- dice siguiendome el juego.
Le doy la espalda, mostrandole que no lo disculpo.
-Me gustaria recompensarla.
-¿Y cómo planea hacerlo?- digo en tono interesado.
-Invitadola a una cafería cercana ¿le parece bien bella dama?- sonríe.
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La Razón de mi Decisión
RomanceEsta es la historia de Alicia una chica de 16 años que debido al trabajo de su padre, no tiene un "hogar" como tal. Alicia debe luchar con sus sentimientos y la distancia, pues todo esto transcurre en 1964 y sin los celulares, ni redes sociales la c...