ORANGE.

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[The nighttime creases

Summer schemes

And stretches out to stay.]

Sentados, sobre pasto verde y bañado de roció miraban al cielo en silencio, o al menos Jonny lo hacía con más facilidad que el menor, quien miraba un poco y después cerraba sus ojos con cuidado.

— ¿Qué es ser especial?

Thom se recargo en su hombro, confundido, el cachorro entre sus brazos parecía dormido y suavemente pasaba sus dedos entre su pelaje, el azabache suspiro después de aquella pregunta.

— ¿A qué viene eso Jonny?

El pelinegro encogiéndose de hombros, miro al cielo e inclinándose a un lado miro con detenimiento tras las gafas teniendo la esperanza de ver el color de sus ojos.

— ¿Recuerdas cuando los invitamos a cenar? — al mirar que el niño asentía, Jonny continuo hablando con mas calma. —escuche que tu abuela decía eso, aunque no sé si lo decía de una mala manera o buena.

—No debes de preocuparte Jon, si lo decía no debe ser malo. Ella es todo oídos y abrazos .

Tomando las manos del pelinegro sonrió, no fueron conscientes de cuando se incorporaron; sus rodillas estaban juntas y sus almas bailando en sincronía, la dulce sincronía de destellos naranjas.

— Hoy es un día naranja. ¿No lo crees? —Thom pregunto suavemente, su mirada fija en el pequeño cachorro que descansaba entre sus brazos. Iban a un lado del otro, caminando a sus casas, la tarde llegaba a su fin, tanto como todos aquellos momentos que habían pasado juntos.

Y Jonny caminaba a su izquierda, siempre a su lado, rozando y acariciando su corazón de cerca.

—Eso creo. ¿Por qué lo dices? —con una mirada de reojo contemplo a Jon Jon que plácidamente le echaba en cara que descansaba entre los brazos del pequeño.

—No lo sé, me gusta, —con una suave sonrisa giro al pelinegro. —desde que estás conmigo los días tienen ese color, mi abuela dice que el naranja es algo cálido, un color tranquilo. Tú me haces sentir así, me haces ser feliz.


—Pequeño poeta, dame tus manos. —murmuro, una linda sonrisa hacia sobresalir sus pequeños dientes, tomo con cuidado las manos ajenas, con extrema delicadeza pues Thom se enojaría si dejaba caer al cachorro. —Mis manos tienen frió.

— ¿De verdad?

—Bien, quizá es una excusa para estar contigo.

—No las tengas, está bien. Si quieres incluso solo abrazarme, hazlo.

Jonny suspiro, sus mejillas se calentaban a un nivel inhumano de sonrojo, sus dedos acariciaban las palmas del más pequeño; le gustaba entrelazar sus dedos, pues le hacía creer que era como un lazo irrompible, una cadena que lo mantendría al lado de aquel chiquillo singularmente lindo aun cuando el mundo colapsara a su alrededor.

— ¿Thom? — sus manos balanceaban los brazos del menor, el cachorrito se paseaba entre las piernas del niño de gafas; Jonny le dio una mirada suponiendo que lo estaba malcriando, lleno de aire sus pulmones cuando Thom le animo a seguir con una sonrisa. —Yo, me preguntaba-quería saber si tu...si tú, ¿quisieras ir a una cita conmigo?

En ese preciso instante, Jonny deseo tener una cámara; los labios de su amigo se abrieron sorprendidos, había un destello rosado en sus mejillas, y un dulce tartamudeo invadió su boca.

— ¿Una cita? ¿Jon que haremos en una cita?

—No lo sé, podemos ir por helado y pasear un rato. Pero sin Jon-Jon.

El niño de cabello claro frunció el ceño, lentamente antes de transformarse en una sonrisa.

— ¿Por que no? ¿Estas celoso?

Ante la expresión de Jonny, el menor rió, soltándose del agarre del azabache para abrazarlo, rodeando su torso hasta donde sus delgados brazos llegaban, las mejores soluciones llegaban a ser un abrazo, la respuesta de todos sus malos momentos, la medicina de sus miedos; Thom podía lograr las más preciadas sonrisas con tan solo estar frente a él, incluso a veces solo en silencio, la clase de silencios en los que a veces deseaba vivir toda su vida. Firmaría un contrato de ser necesario para apreciar con su mirada cosida ante el niño que robaba su corazón día a día sin sospecharlo.

—Me gustaría ir a una cita contigo Jonny...

Y el susurro amortiguado contra su pecho, se perdió en la brisa dulce que llenaba sus oídos, el día naranja-purpura se despedía entre sus parpados y ojala hubiera podido ver las lágrimas que se desprendían de los ojos tras unas gafas.

—Eres especial Jonny. —sollozo leve, sus lágrimas empañaban el vidrio que protegía su mirada de cristal. —ser especial significa solo ser tú y yo te amo. Te quiero mucho.

— ¿Tomaste tu medicamento?

—Si...

El azabache le sostuvo entre sus brazos cuando sintió como se desmoronaba en su pecho, besando sus cabellos y cargándole con cuidado.

—Te llevare a casa Thom.

Al llegar no fueron necesarias las palabras, en una mirada guardaron sus desgracias, Jonny podría ir y resguardar sus lágrimas entre pétalos marchitos tras un estuche. Despidiéndose de aquel niño con un: "buenas noches."

Y el cachorrito a sus pies, esperando por su dueño, fielmente aguardando hasta volver a escuchar su nombre, de aquella manera tierna en la que lo hacia el pequeño.

—Cuídalo hasta que regrese Jon-Jon.

El pelinegro susurro, despidiéndose del cachorro después acercándose a besar las mejillas pálidas del niño que apacible soñaba con sus ojos resguardados tras su otra armadura de pestañas castañas.

—Jonny, quédate. Por favor.

Y Jonny se quedo, acobijado y abrazado a un cuerpo tembloroso, tratando de calmarle con cortas historias de fantasía y caricias entre sus cabellos cuando veía las lagrimas acariciar los labios de su mejor amigo.

Y deseo quedarse ahí, con su alma proclamando la calidez de un eterno abrazo. 


[The sun shines down

You came around

You love easy days.]


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At My Most Beautiful-[Thonny]-Where stories live. Discover now