CAPÍTULO VIGÉSIMO SÉPTIMO.

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Cierro los mensajes sin abrirlos y vuelvo a dejar el móvil en el escritorio. Me acerco al armario y busco algún vestido o falda.
- ¿Por qué no te lo pones y a ver qué tal ?- le comento a María sin volverme y sigo buscando en el armario.

<<¿ Qué me pongo?  Tacones ni de coña, eso está más que claro. La falda de vuelo negra... No, mejor la granate. Y en la parte de arriba... ¡ya está! la camiseta negra, corta y sin mangas, eso es>>. Saco la ropa del armario y la extiendo sobre la cama.

-¡Ya estoy!-dice mi mejor amiga, me doy la vuelta para verla.

+Joder, estás hermosa- ella sonríe y da una vuelta sobre sí misma. Lleva puesto un vestido negro que se pega a su cuerpo como un guante y tiene pequeños cristales blancos sobre el pecho y los hombros.

-¿Te vas a poner tacones?- la miro seriamente con una ceja alzada, incrédula ante su pregunta.

- Vale, vale, no me mates- levanta ambas manos en son de paz y no puedo evitar reirme.

Veo como saca sus tacones rojos de la moochila y los coloca al lado de la silla del escritorio, donde ya tiene colgada su chaqueta de cuero roja. Vuelvo al armario y de uno de los estantes de madera que hay en la parte derecha de este, saco la plancha del pelo y la enchufo al lado del escritorio.

+Yo me voy a alisar el pelo, ¿te vas a ondular el pelo?- veo por el rabillo del cojo como asiente mientras saca el maquillaje y luego sale de la habitación, a maquillarse en el baño supongo.

Mientras la plancha se calienta pongo un poco de música, para sobrellevar un poco lo que voy a tardar en alisar mi larga melena.


Cuando por fin termino, María lleva como quince minutos sentada en mi cama, esperando a que yo terminara. Salgo de mi habitacíon y me dirijo al baño para maquillarme yo también pero está ocupado, por lo que vuelvo a mi habitación.

Me siento en mi cama con las piernas como los indios, comienzo a jugar con mis dedos y mi vista fija en estos. Unos segundos después miro a mi amiga que se está haciendo ondas en el pelo con lka plancha, respiro hondo y la pregunto.

+¿Qué ha pasado entre Carlos y tú?

-Nos hemos liado- dice a la vez que se encoge de hombros.

+Y... ¿qué pasa con Jose? -bajo de nuevo la vista a mis manos.

-¿Con Jose?  Ya he sufrido bastante por alguien que no me quiere- asiento. Termina de hacerse ñas ondas y justo llaman a la puerta.

-¡Chicas!¡A cenar!- dice Marco desde el otro lado.

+¡ VA!- me pongo unas vans negras y voy al baño, que ya está libre, a maquillarme. María viene detrás de mí.

+Enntonces... ¿Lo vas a dejar con él?- cuestiono mientras me hago la raya del ojo.

- Para mí ya lo hemos dejado- Y tras esa respuesta, nuestra conversación termina. cojo dos camisetas un poco más viejas de la habitación y nos las ponemos para no mancharnos con la cena.

La cena transcurre tranquila, la mayor parte de la conversación es sobre Laura y su actitud en el piso, esa tía me pone de los nervios, no la agunto.

Cuando terminamos, Marco y yo recogemos la mesa y él se ofrece a frgar los platos. Yo saco uno de los dulces que compré hoy, cojo uno y me siento en la isleta dispuesta a comermelo gustosamente.

Cuando el rubio termina de lavar los platos, se seca las manos y se acerca a mí. Me sapara un poco las piernas y se coloca entre ellas, me aceca un poco más a él sujetando con ambas manos de la cadera.

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