CAPÍTULO VIGÉSIMO OCTAVO.

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Doy un largo trago a mi copa, para tranquilizarme, necesito más alcohol en el cuerpo si voy a ver a David. Me enciendo un cigarro y me siento en el lavabo. Me fijo en que María trae también su cubata, se lo quito y me la bebo también.

-Tranquilizate ¿quieres?- dejo el baso a un lado y me concentro en terminarme el cigarro. Por suerte, no hay nadie más en el baño, aunque parece un milagro que no haya nadie.

Cuando me lo termino lo apago en el lavabo. Doy un pequeño salto para bajarme y me doy cuenta de que me ha subido el alcohol. Miro a María que tiene su dedo índice sobre los labios dandome a entender que me calle.

-Corre, escóndete_ se mete en uno de los váters, yo intento correr hacia ella pero me tropiezo con mis propios pies y caigo encima suya. Me sujeta y me sienta encima del váter, cierra la puerta, aunque no echa el cerrojo y se sube a la taza, justo detrás mía. Me recoloco y me siento como los indios.

Comienzo a reirme por mi torpe caida y María me tapa la boca. Escuchamos la puerta del baño abrirse y hablar a dos hombres que me resultan muy familiares.

-¿Han entrado aquí verdad?

-No lo sé... yo no las he visto- se escucha un chasquido de dedos unos segundos depués y el que supongo que es Jose llamar a David.

-Mira mejor vamos a preguntarle a... ¿Cómo se llamaba?- dice David.

-Marco.

+¡POLO!- grito con todas mis fuerzas y empiezo a reirme a carjacadas, no sé que me resulta tan gracioso y eso me causa más risa.

- Mecago en tu puta madre- dice mi amiga bajandose del váter y sale del cubículo y veo como Jose la sigue, aunque estoy más concentrada en dejar de reirme lo que me es imposible.

De la risa, comienzo a resvalarme de la superficie en la que estoy sentada y cuando estoy a punto de caerme David da un par de pasos y me coge. Mi risa cesa al mirarlo a los ojos. Me sienta en el lavabo de nuevo y comienza a refrescarme la cara con agua para que se me pase un poco el efecto del alcohol. Yo solo lo miro y dejo que me refresque la cara.

No sé cuanto tiempo ha pasado, tal vez una hora o más. David se aparta cuando ya ve que estpy mejor y se mete ambas manos en los bolsillos. Busco un cigaro y me lo enciendo, él me mira con mala cara pero no le doy importancia.

-Me alegro de que hayas conseguido olvidarte de mí- dice mirando al suelo y moviendo un pie de un lado a otro, nervioso.

+No me he olvidado de tí- confieso. Me mira sorprendido y da un paso hacia mí, quedando entre mis piernas, las cuales yo abro para que se acomode entre ellas.  Lo miro directamente a los ojos.

-¿En serio?- me pregunta dudoso. Su menao se acerca a mi cara, su pulgar acaricia mi mejilla y dejo salir el aire que no sabía que estaba reteniendo.

<<Necesito intentarlo otra vez, de verdad que lo necesito>> Me digo a mi misma.

Mi pilso comienza a acelerarse. Coloco mis manos en su cuello y tiro de su camisa para que sus labios y los míos esten más cerca.

+ Nunca te podría olvidar- y no sé si fue él o fui yo pero nustros labios por fín se juntaron. Y joder como lo echaba de menos. El beso es mucho más intenso que el último que recuerdo, su lengua busca la mía y juguetea con ella. Sus manos ascienden por mis muslos, mientras las mías se enredan en su pelo.

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