Accidente

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Mientras caminaba hacia la reunión, Jack no podía evitar preguntarse por qué Max se había puesto tan nerviosa. Se estaba planteando si tal vez sus sentimientos eran correspondidos. Un leve sonrojo se instaló en su rostro al pensar en ello. ¿Será que...? De repente, reaccionó y se dio cuenta de que no debía distraerse demasiado, o podría perderse. A pesar de la promesa que le había hecho a Max, su mejor amiga, de no asistir, la oportunidad de hacer nuevos amigos era tentadora.

—Estaba caminando cuando escuché un ruido detrás de mí. —¿Quién está ahí?

Pero no recibió respuesta.

—Bueno, supongo que solo fue mi imaginación. —Decidió seguir su camino, tratando de no dejarse llevar por el miedo.

—Qué bueno que no me vio. Aunque de todos modos, la enojada sería yo. —reflexionó, sintiendo una punzada de culpa. Sabía que había hecho mal al mentirle a Max; nunca antes le había mentido. Sin embargo, su mente empezó a divagar y pensó que quizás un pequeño desvío no estaría mal. Vio una tienda cercana y pensó que podría comer algo antes de enfrentar a su amigo.

Al llegar, Jack vio a Luis, Miguel y algunos otros chicos reunidos en el lugar. Era el momento perfecto para comenzar a forjar nuevas amistades.

—Hola —dijo Jack, un poco nervioso, sin querer causar una mala impresión.

—Vaya, pensamos que no vendrías —comentó Luis, aliviado.

—Sí, pensábamos que tu novia no te dejaría venir —agregó Miguel, y tanto él como Luis se rieron.

Jack se sonrojó intensamente.

—¡Ella no es mi novia!

—Ambos siguieron riendo. —Pero te gustaría.

Todos subieron unas escaleras hasta el segundo piso del almacén, donde se encontraban unos tanques que, aparentemente, nunca habían sido vaciados.

—Vaya, espero que no ocurra un accidente —dijo Jack, sintiendo un nudo en el estómago al ver el estado de los tanques. Ahora entendía por qué Max no quería que él viniera.

—¿Por qué lo dices? —preguntó uno de los chicos del grupo.

—Bueno... es solo que esto no se ve muy seguro —explicó Jack, señalando algunos tanques que contenían líquidos de aspecto sospechoso—. Algunos tienen líquidos y quién sabe qué podría pasar si alguien se cae.

—Yo escuché que en uno de esos tanques se guarda un líquido que supuestamente puede transformar a las personas en monstruos. Dicen que el laboratorio estaba lleno de gritos y cosas horribles cuando lo clausuraron —comentó un chico con un tono sombrío—. Dicen que quienes lo probaron nunca volvieron a ser vistos.

—También escuché que el lugar está maldito. Aparentemente, los que se adentraron mucho en el laboratorio vieron visiones aterradoras y, a veces, sentían que alguien o algo los seguía —añadió otro con un aire de misterio—. No sé cómo sobrevivieron los que salieron.

—He oído rumores de que el líquido puede otorgar habilidades sobrenaturales, pero con un precio terrible. A veces se convierte a la gente en seres que ya no pueden volver a la vida normal —agregó otro, con una mirada inquieta—. Por eso el laboratorio fue cerrado.

—De hecho, fue por experimentos como esos que clausuraron el laboratorio —dijo Jack, ahora más asustado de lo que ya estaba—. Supongo que en ese caso hay que tener mucho cuidado.

Después de un rato, todos comenzaron a tomarse fotos y a mover interruptores, pero como no había electricidad, nada funcionaba. Algunos comenzaron a aburrirse y no querían irse, así que decidieron jugar a "verdad o reto".

—Jack, verdad o reto —dijo Luis, con un brillo de emoción en los ojos.

—Reto —respondió Jack, sabiendo que preferiría responder una verdad, pero también comprendiendo que podría terminar siendo grabado diciendo si le gustaba Max.

—Tienes que... —Luis se quedó pensativo antes de mirar el famoso tanque del que todos hablaban—. Tocar el líquido del tanque.

—¿¡Estás loco!? —exclamó Jack, sorprendido y asustado—. No sé qué podría pasarme.

—Solo hazlo, recuerda que son solo rumores —insistió Luis.

Jack reflexionó sobre el reto. Pensó que, si lo hacía, tal vez no pasaría nada. Además, si lo hacía, podría dejar de ser visto como una gallina y quizás ganarse el respeto del grupo.

—Está bien, pero solo un poco —finalmente aceptó, aunque con un dejo de duda.

—¿¡Estás loco!? —gritó una voz femenina, que Jack reconoció de inmediato.

—¿Qué? —preguntó Jack, confundido. Conocía esa voz, pero no podía ser... ¿o sí?

Todos se giraron hacia el sonido y vieron a Max.

—¿Max? —Jack se dio cuenta de que estaba en serios problemas. Sabía que su situación era desesperada y que lo peor era que no había manera de que saliera bien.

—Pensé que eras mejor que esto —dijo Max, decepcionada—. Incluso mientras venía aquí, pensé que tal vez no vendrías, que tal vez solo estabas yendo a otro lugar. Aunque... puede que fue porque te perdí de vista un poco después de comprar esos nachos...

—Yo... —Jack no sabía qué decir. No podía mentirle nuevamente a Max, eso solo empeoraría las cosas.

—Pero ese no es el punto. No puedo creer que me hayas mentido. Dijiste que no ibas a venir.

Jack no sabía qué responder.

—Oye, déjalo. Tú no eres su madre; él puede hacer lo que quiera —intervino Luis.

—Nunca me vuelvas a comparar con una madre. Solo me preocupaba por mi mejor amigo. Temía que hiciera una estupidez solo para ser popular. Pero si quiere esto y está dispuesto a correr el riesgo de salir lastimado, bien, adelante. Pero no esperes que esté ahí para apoyarte si las cosas salen mal.

Mientras todos escuchaban la discusión, dos policías llegaron al lugar.

—¿Hay alguien aquí? —preguntó uno de los policías—. 

—Será mejor que se vayan antes de meterse en problemas —advirtió el otro oficial.

Todos se alarmaron y empezaron a correr, excepto Max y Jack. Jack, de hecho, le tenía más miedo a Max que a los policías.

—Perfecto, y para colmo, llegó la policía. Será mejor que me vaya.

—¡Max, espera!

Max ignoró a Jack y, al darse la vuelta para irse, vio a Sonata asustada de algo, no pudo ver que la había asustado, pero lo que si pudo notar es que Sonata estaba por caerse en un tanque.

—¡Sonata, cuidado!

Pero fue demasiado tarde. Sonata resbaló y, sin pensarlo dos veces, Max se lanzó al tanque para salvarla. El único que se dio cuenta de lo sucedido fue Jack. Antes de que pudiera hacer algo, los guardias lo rodearon, lo esposaron y lo llevaron, a pesar de sus intentos por zafarse. En medio del caos, Jack solo logró que lo noquearan, dejándolo inconsciente mientras los demás se dispersaban.



The SkelegirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora