IV

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Los refugios estaban a tope de parisinos en busca de sus familias. Las carpas estaban ordenadas en largas hileras que se mezclaban a veces con otras por la gran cantidad; en la última carpa de la octava hilera se encontraban Juleka, Rose, Kim y Max. Los cuatro se habían reencontrado luego de separarse en la evacuación escolar dirigida por los portadores, ahora se hallaban juntos en medio de un montón de extraños que poco o nada les interesaba el bienestar de cuatro adolescentes.

- ¿Que nos queda? - Preguntó Kim mientras le echaba un vistazo a los alrededores por una rendija de la entrada.

Max destapó la bolsa de lona que Rose había conseguido por ahí y que luego habían llenado con las cosas que Juleka y Kim traían sin decirles de dónde la sacaban - Unas galletas integrales, dos cajas de jugo, una botella de agua, fósforos, la manzana verde y un cepillo de dientes.

Kim asintió mientras aseguraba el cierre de la carpa - Mañana buscaremos más cosas -Dijo más para Juleka que para los otros dos. Ella asintió mientras Rose se aferraba más a su brazo derecho, aun estaba muy alterada por haber visto desaparecer a Nathanael a manos de aquella polilla mientras evacuaban.

- ¿Preocupado por Chloe? - Preguntó Max a Kim mientras encendía un fósforo.

- Mucho, no la ví junto a Sabrina cuando Queen se la llevó.

- Seguro esta bien acurrucada en un montón de sábanas calientes recién cenada en el lujoso lugar que le cedieron a su papi en Orleans - Murmuró Juleka arropando a Rose con la única manta del lugar.

Kim le lanzó una venenosa mirada que la chica gótica ignoró mientras se cercioraba que la rubia estuviera bien cubierta por ese trozo de tela en el que había gastado su poco dinero. Por la pequeña radio que tenían los rescatistas con ellos los chicos se habían enterado de la aparición de Alix y Sabrina que ahora se encontraban junto a sus padres sanas y salvas (Alix más que Sabrina por lo que habían escuchado) de resto no habían tenido noticias de ningún otro de sus compañeros.

Los medios franceses habían puesto hincapié en Chloe, Alix, Adrien y Alya, las razones de esto eran muy obvias: La hija del alcalde de París, hija de un historiador sobresaliente, hijo del mejor diseñador de modas de París y la hija de la reportera más sobresaliente de París. No había secreto en el interés general que los medios volcaban sobre ellos, sobre todo Adrien, pues ni él ni su padre habían dado señales de vida hasta esos momentos.

***

Gabriel comía en una larga y rectangular mesa de color vinotinto mientras Nooroo le observaba sonriente, ella comía de vez en cuando para mantenerse recargada, no muy seguido pues no era una fan del sistema digestivo del cuerpo humano ni mucho menos. Nathanael había despertado hacía dos horas y se mantenía encerrado en su habitación tratando de recordar cómo había llegado a ese lugar (Nooroo se encargaría de lavarle el cerebro luego) ahora tenía otros planes en mente.

- Gabriel - Dijo la mujer de repente sobresaltando al hombre - Debo contarte una historia o dos ¿Te importa?

El mayor de los Agreste negó rápidamente dándole espacio a su líder de hablar - Hace muchos años existían miles de dioses que se encargaban de proteger y bendecir a los humanos. Algunos de ellos vivían en la Tierra entre mundanos mientras otros nos manteníamos en nuestro palacio aéreo lejos de toda la inmundicia terrenal.

>> No éramos demasiado fanáticos de la forma de vida humana y manteníamos nuestros lazos con ellos lo más cortos posible. Claro está que algunas eminencias decidieron montarse imperios en la Tierra donde los humanos pudieran llegar a pedir su ayuda, una de ellas era Tikky: Hermosa, poderosa, inteligente y bondadosa. Entregada al cien por ciento al servicio humano vivía en el castillo de una princesa llamada Anthy y de su caballero Utena.

ProdigiososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora