Capítulo 7

1.3K 236 27
                                    

Pude notar el desconcierto que Namjoon tenía en el momento en que nuestros ojos chocaron. Se veía nervioso además, sabía que aquello le había incomodado en sobremanera.

— Namjoon yo, sólo olvídalo. Vamos, te dejaré en tu casa. -hablé en un suspiro y apartando la vista de él, ¿Qué más podía decir? Ya me había puesto en ridículo yo sólo.

— Me quedaré contigo, Jin -su mano me tomó por uno de mis hombros apretándolo con calidez y yo sentí un gran alivio. Sólo debía mantener mi bocota cerrada y no hacer nada que hiciera que él cambiara de opinión.

— Bien -sonreí aprovechando que él no podía verme y suspiré suavemente mientras continuaba caminando. Él me seguía desde atrás.

¿Por qué me sentía aliviado de saber que él estaba conmigo? Jamás había sido así, ni siquiera con Yoongi. Jamás me había sentido dependiente de alguien.

— ¿En qué piensas, Seokjin? -la voz de ahora un afligido Namjoon me saco de mis pensamientos y yo sólo suspiré sintiendo como la gélida brisa acompañada de la lluvia nos envolvía.

— Nada, sólo vayamos rápido al auto. No quiero enfermarme, ni que tú te enfermes -aquello último había salido como un débil murmuro de mi boca y rápidamente me había arrepentido. Controlate Seokjin.

— ¿Te preocupa mí salud? -él rió con cierta malicia mientas entrábamos al auto. — Esto es demasiado por una sola noche Jin, si buscas enamorarme más créeme que no podrás, ya estoy lo suficientemente loco por ti.

Aquél comentario y la naturalidad con la que lo dijo me hicieron poner nervioso al punto de que dos cosas pasaron; una, mis mejillas se tornaron de un color rojo intenso. Dos, me choqué la cabeza con la parte de arriba del automóvil.

— Agh... -me quejé mientras me sobaba esa zona él rió un poco pero rápidamente se puso serio y carraspeo.

— ¿Te encuentras bien?

— Cállate -reclame y simplemente abroche mí cinturón antes de arrancar.

El viaje había sido raramente calmado. Me imaginaba algo diferente teniendo en cuenta como éramos nosotros dos. Aún así era normal, Namjoon estaba prácticamente dormido sobre la ventanilla.
Mientras estábamos en uno de los tantos semáforos me detuve a mirarle con detenimiento. Sus facciones eran prácticamente perfectas. Verlo así me trasmitía paz y al ver sus labios podía recordar aquella hermosa sonrisa que poseía y además esos hoyuelos que se formaban en los costados de sus mejillas. Antes de darme cuenta me hallaba sonriendo mientras lo veía y mi corazón había comenzado a latir con velocidad.
Gracias al cielo -o no- una bocina me hizo reaccionar y darme cuenta de que el semáforo ahora estaba en verde.

Cuando llegamos baje con calma, la lluvia había finalmente cesado. Nam soltaba algunos ronquidos suaves. Reí un poco y me acerqué a él desabrochando su cinturón. Lo moví con delicadeza y él pareció asustarse abriendo sus ojos inmediatamente. Nuestras miradas se encontraron nuevamente y la cercanía que manteníamos era algo que nuevamente había provocado aquellos rápidos latidos de mí corazón.
Ambos estábamos en silencio y sin apartar la mirada, ni alejarnos el uno del otro. Hasta que algo invadió mi mente y me hizo bajar de aquella nube en la que estaba provocando además que ahora fuera la parte posterior de mi cabeza la que impactara con el auto: Min Yoon Gi.

— Acabarás por lastimarte la cabeza si sigues chocandola con el auto -bromeo Namjoon con una amplia sonrisa en sus labios ¿Por qué se veía tan animado? Como sea. Iba a ignorarlo.

— Sólo bájate y entremos antes de que empiece a llover de nuevo. Estúpido.

El caminó a paso lento detrás de mí, como si estuviera empeñado entonces tardarse al entrar.
Le di un pequeño empujón cuando estuvo en la entrada y cerré la puerta sintiendo finalmente calma, bueno, calma era un término relativo teniendo en cuenta que estaba en el apartamento que compartía con mi furuto ex marido quien ahora estaba con un casi coma etílico en el hospital. ¿Había sido realmente una buena idea pedirle a Namjoon que estuviera conmigo?

— Jin... Jin... JIIIIIN... -una voz se oía a lo lejos. — ¡KIM SEOKJIN! -parpadee unas cuantas veces viendo a Namjoon ahora en frente mío sarandeandome

— ¡Qué, qué, que pasa! -me quejé alejándolo.

— Llevo varios minutos hablándote. Como sea, ¿Dormiré en el sofá? -cuestionó restregando sus ojos, parecía un niño pequeño.

— ¿Prefieres dormir en mi cama y yo en el sofa? -murmuré deshaciendome de mi saco y dejándolo sobre una silla del comedor. Afloje un poco el amarre de mi corbata también y una vez la saqué desprendi el primer botón de mi camisa. Antes de darme cuenta Namjoon estaba completamente rojo. Yo reí. — ¿Qué te pasa?

— Nada, nada, ¡Nada! -gruño él por lo bajo y caminó hasta el sofá. — sólo vete a tu habitación. Dormiré en el sofá. -acto seguido me dio la espalda y se fue al sofá recostandose.

Obviamente no podía dejarlo así nada más. Tomé unas almohadas de mi cama y además unas colchas, hacía bastante frío. Caminé con calma y le tiré todo por la cabeza.

— Que descanses, Namjoon -reí un poco al ver como él me hacia muecas y burlas por la forma en la que le había dado todo.

Cuando me encontraba en mi habitación me recosté luego de haberme puesto ropa cómoda.
Al principio las imágenes de Namjoon se habían apoderado de mí, desde él sonrojado hasta aquella imagen suya mientras dormía. Me sentía extrañamente bien pensando en él y eso me molestaba.
Repentinamente unas palabras me hicieron sentir ganas de llorar, aquellas palabras que Yoongi había dicho; “Espero que él te de todo lo que yo no pude” maldición Min, ¿Por qué no pudiste? Quería llorar. Estaba llorando.
Sus imágenes me invadieron, cuando sonreíamos juntos, cuando él componía y yo cantaba pues según solía decir mí voz era hermosa. Cuando conoció a mis padres y el día que me pidió matrimonio, aquella cena a la luz de las velas en una terraza con vistas a toda la ciudad de Seúl. ¿Cómo no iba a enamorarme de él? Era todo lo que quería, todo lo que necesitaba para ser feliz. Pero lo había arruinado, su adicción, ese maldito alcohol lo había cambiado todo, nos había alejado y había alzado una pared entre nosotros. Pared que nunca pude romper, o quizá nunca me propuse, pero, ¿Realmente si me proponía hacer podría recuperar al Min Yoon Gi del que me había enamorado?

Cooking Lovers ¡En Edición!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora