El otoño se incrustaba en el ambiente como bienvenida a las cálidas caídas de las hojas muertas de los incontables arboles que rodeaban la casa de su abuela. Taehyung miraba absorto desde su cama la interminable caída de los colores rojizos de los amplios arboles. El frio empezaba a hacerse notar desde primera hora del amanecer, y aunque el amaba la sensación de frio recorrer le la piel con pequeñas brisas, no dejaba de pensar que ese día estaba hecho para acurrucarse bajo el cálido abrazo de sus mantas, y yacer todo el día allí, comiendo frituras, compartiendo el espacio quizá, y quedarse allí viendo películas todo el día.
Pero para desgracia de Taehyung, aun era jueves, y aunque la idea de hacer pellas era muy tentadora, su sentido de la responsabilidad, que no era mucho pero que aun así allí estaba en su cabeza, no paraba de repetirle que se levantase de una vez para arreglarse para la escuela.
Con suspiro sonoro, el castaño se levanto de su guarida cálida, maldiciendo al pisar el mármol frio de su habitación.
Con ganas se lavo el rostro, reflejándose una vez terminado en el pequeño espejo del baño, observando sus facciones endurecidas por los años de crecimiento y , como decía su abuela, de experiencia ganada. Con determinación volvió a la habitación, sacando su uniforme. Con lentitud se acomodo los pantalones negros, la camisa blanca se envolvió sobre su torso, colocada también por dentro de los pantalones sin cuidado alguno. Por ultimo se puso su antigua sudadera azul.
Se miro brevemente en el espejo de cuerpo, sin ganas realmente de peinarse, por lo que paseo sus dedos entre la hebras castañas, cepillando los pocos enredos que podría portar, y bajo con ritmo las escaleras.
Taehyung sonrió con ternura una vez entro en la cocina y vio a su pequeña abuela cocinar el desayuno. Con paso calmado se acerco a ella, y se inclino, posando un tierno beso en la sien de la mujer
—buenos días, Abu
—¡oh cariño! buenos días— le sonrió, ocultando sus ojos—¿tienes mucha hambre mi pequeño Taehyungie?, siéntate, siéntate, te prepare tu desayuno favorito
Taehyung se sentó, sonriendo le con todo el amor que procesaba por esa mujer, sintiendo su estomago rugir y luchar por alimento una vez el delicioso aroma le envolvió los sentidos
—eres un ángel enviado del cielo, Abu. Siempre te lo diré— le dijo mientras la abrazaba con delicadeza.
La anciana rio— pero mira que cosas más raras me dices. Anda y come no vayas a llegar tarde.
—¿cuando he llegado yo tarde?— pregunto con fingida molestia, provocando la risa de la mujer.
El aire soplaba fiero entre los árboles, sin compasión alguno, haciendo que las hojas muertas del pavimento danzaran al son del rugido del viento. Taehyung caminaba sin prisa, disfrutando de su momento de tranquilidad matutino, mientras los demás alumnos corrían a refugiarse dentro de la institución, quejándose del camino largo y del frio, ajenos al maravilloso paisaje.
El castaño caminaba tarareando una canción en su mente, aquella que no paraba de escuchar por todas partes y que tan harto estaba de escuchar, pero que reconocía que tenia buen ritmo. Sus ojos almendrados se pasearon por el lugar, observando los raíles del tren malgastado que muy pocas veces pasaba, viendo las hojas siendo arrastradas.
Una fuerte ráfaga sacudió el ambiente, obligando a Taehyung a cerrar los ojos, no queriendo ser víctima del polvo levantado.
Una esencia dulce llego hasta el, reconociéndola en el fondo de su memoria.
"rosas"
La tenue luz del sol que se colaba tímida por las hojas rojizas proyectaba con calma la suave silueta, dejando que la escasa piel que se asomaba traviesa a través del gran poleron negro reluciese como porcelana perfecta, dejando en el blanco lienzo sutiles pinceladas rosas en sus mejillas. Sus cabellos ondulaban sin orden, mostrando pequeños y débiles destellos azules sobre el las hebras carbón, creando una danza de colores interminable. Sus manos, apenas sobresaliendo de las mangas negras, sujetaban un pequeño libro desgastando, sujetándolo con una delicadeza impresionante, mostrando las mil palabras que sus ojos negros veían a través de las largas y curvas pestañas.
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Broken Inocence (Taegi)
ФанфикHabía una razón por la que el pequeño Min yoongi viviera en silencio. Una razón que le quebraba y mancillaba la piel. Para el no había escapatoria. Su inocencia estaba hecha trizas. Lo único que el deseaba era a alguien que juntase los trozos y le d...