🌌ʜᴀʟʟᴏᴛᴇᴇɴ🌌

ᴡᴏɴᴡᴏᴏ

"Sus ojos se encontraban fijos, leyendo de manera atenta las palabras plasmadas en aquel antiguo libro."

Wonwoo leía fascinado aquel libro que se había encontrado casualmente mientras volvía del trabajo.

Era un libro realmente vistoso, con una tapa dura, una portada de color rojo carmín y una contraportada con extraños símbolos dibujados.

El joven de oscuros cabellos estaba parado cerca de la mesa de noche junto a su cama, totalmente impactado  por los párrafos que leía. Aquellos que describían con una escalofriante precisión todo lo que había pasado en su vida, al rededor de su día.

No podía creer como aquellas palabras coincidían a la perfección con todo lo que había realmente pasado a lo largo del día.

"18:35.

Una llamada en su teléfono lo tomó por sorpresa, y mucho más al oír aquel peculiar mensaje."

18:34..

Marco la pagina con un pequeño separador y esperó atento a que aquella llamada llegase.

Se quedo estático al mirar al reloj que colgaba en su pared, 18:35, el teléfono sonó.

Wonwoo se sorprendió y en su estado de shock tomó el teléfono, y con algo de nervios respondió.

"H-hola?"

Nadie respondió al otro lado de la linea, cosa que lo puso nervioso, solo se oía el respirar de la otra persona, parecía cansado, como si hubiese corrido o algo por el estilo.

"Corre Wonwoo"..

No entendió a que se refería, hasta que oyó como uno de los grandes ventanales de su habitación se rompió, volando piezas de vidrio por todos lados y causando que cayese al suelo por la sorpresa.

Una persona desconocida para el empezó a entrar al cuarto, importándole muy poco el hecho de lastimarse las manos al incrustarse los pedazos de vidrio en las manos.

Wonwoo lo miraba aterrado desde el suelo, quería levantarse y huir de allí. Pero sus piernas no respondían, estaba congelado en el suelo. El peor momento para entrar en shock.

No pudo ver el rostro de aquel desconocido, ya que llevaba una máscara cubriéndole el rostro.

El desconocido saco algo de su bolsillo..

Un cuchillo.

Wonwoo sintió sus ojos llenarse de lágrimas, el no quería morir. No había hecho ni un cuarto de las cosas que planeaba para su vida.

Todo era culpa de ese maldito libro..

"La alfombra de la casa, cubierta de sangre, aquel delicado cuerpo ya sin vida, viéndose pálido y apagado."

Eso narraba el ultimo párrafo de aquel misterioso libro.