Siete

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He calls me the devil
I make him wanna sin
Every time I knock
He can't help but let me in
Must be homesick for the real
I'm the realest it gets
You probably still adore me
With my hands around your neck

Subió las escaleras de dos en dos; sabía que tenía las mejillas coloradas. Se acomodó el pelo y la ropa, odiaba lucir desaliñado. Las aulas tenían un pequeño cartel junto a la puerta con el número, leyó con detenimiento hasta encontrar la quince. Algunos alumnos estaban parados, sentados sobre los pupitres, tomando fotos con sus celulares, e incluso todavía había bancas vacías.

Apoyó sus cosas sobre el escritorio e inmediatamente todos se ubicaron como si estuvieran programados, la disciplina estricta lo incomodada, el silencio le taladraba los oídos. En el último mes ya no quería estar solo con sus pensamientos, rechazaba la paz absoluta cuando antes él mismo era tan taciturno que parecía un budista; pero ahora cada hueco se llenaba de Louis si no era tapado a tiempo, a veces no era necesario que estuviera en su presencia, bastaba con distraerse un instante para imaginarlo en el asiento de copiloto dibujando sobre la ventanilla empañada, en situaciones que ni siquiera habían ocurrido, fantaseando despierto con poder escuchar su acento incisivo hacer comentarios sarcásticos.

Un millón de ojos atentos lo observaban expectantes.

Ok, tú sabes cómo hacer esto, eres un maestro por dios santo.

"Buenos días, mi nombre es Harry Styles, soy el nuevo profesor a cargo de la materia de 'Historia' así que asegúrense de estar en la cátedra correcta."

Un chico de cabello ceniza se levantó avergonzado y salió corriendo, le hizo una mueca de disculpa a Harry que sonrió con camaradería y le susurró que corriera.

"Muy bien, el resto de ustedes tiene puntos extras solo por saber leer un cronograma."

La clase le dedicó sonrisas más de indulgencia que de simpatía.

Estaba escribiendo su nombre en la pizarra cuando la puerta se abrió de un tirón, la vista de todos cayó de inmediato sobre la personita que había decidido aparecer donde se suponía ya debería haber estado hacía rato.

"Estás tarde." Le dijo rodando la tiza blanca en medio de sus dedos.

"Me entretuve, no volverá a pasar." Replicó con falsedad.

"Tal vez sí." pensó.

Lo miro mientras se acomoda en la silla y saludaba a un chico rubio de pelos alocados. Le recordó que Louis tenía una vida fuera del vaivén incorrecto que mantenían, tenía amigos, una familia, muchos años por delante, era joven y audaz, podría conseguir lo que quisiera; el problema era que Louis lo quería a él, y él lo quería también, lo que bajo ningún termino lo absolvía del comportamiento inaceptable de aceptar las insinuaciones del chico.

Carraspeó y abrió sus notas.

"El tema de este término serán revoluciones, por qué cambiaron el mundo, cuánto se trabajó para llegar a ellas, cuán eficaces resultaron, causas, consecuencias, involucrados, guerras."

La mayoría estaba apuntando en sus cuadernos las cosas que decía. Se recordó por qué le gustaba enseñar; los intercambios de opiniones, los ideales y la seguridad de la juventud, la sabiduría de la experiencia.

Se apoyó en el borde del escritorio de madera y se cruzó de brazos. Sus ojos se suavizaron.

"Me gustaría que no vean la asignatura como un obstáculo. La historia no son cuentos del pasado escritos en libros pesados, la historia se archiva en la memoria pero está viva, transcurre en este preciso instante, somos una sociedad con ciertas leyes y ciertas costumbres porque nos construimos con los aciertos y errores de las generaciones pasadas. Vamos a aprender la historia, pero también vamos a ver el factor humano detrás de ella. Nosotros somos la historia."

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