Mi omega

Naturaleza

No era para nada fácil ser un omega, y Eddward Marion lo tenía más que claro.

No era el simple hecho de tener que tomar pastillas, tanto supresores como anticonceptivos, constantemente. Sino todas las desventajas que el ser omega conlleva. La discriminación y desigualdad hacia los omegas aún estaba latente en el mundo, y pocos eran los omegas que habían logrado obtener cargos importantes actualmente. Pero Eddward era uno que si o si planeaba conseguir obtener el título como médico, sin importar lo que los demás le dijeran.

Por otra parte, estaba el constante acoso recibido por parte de los alfas. Había escuchado varias historias en donde varios omegas habían sido abusados por algún alfa, y en la mayoría de los casos estos quedan impunes dando la excusa que habían sido seducidos por el celo de los omegas. A pesar que en la actualidad ya existen varias leyes que protegen a los omegas, aun se estaba lejos de lograr una igualdad como tal. Aun existían personas que discriminaban y miraban en menos a los omegas, así como aquellos que enaltecen a los alfas.

Pero el mundo iba evolucionando, de manera lenta pero lo hacía, lo que para Edd era bueno.

Lo malo, era que en ese mismo momento se encontraba siendo acosado por un alfa, o mejor dicho una alfa.

- E-espera Marie...n-no lo hagas - se quejaba inútilmente Edd mientras sentía como Marie besaba y lamia su cuello. Lo tenía acorralado contra un casillero, afirmando sus manos contra este impidiendo que este se pudiera mover. Desde siempre Marie fue más fuerte que él, y desde siempre había sido acosado por ella. El tema era que, desde que supieron acerca de su segundo género, Marie había utilizado esto para acosarlo más, recalcando y presumiendo que eran una pareja que estaba destinada a estar junta, conocido simplemente como pareja destinada. Edd se encontraba en total desacuerdo, ya que por lo que él había estudiado, tanto alfa como omega sabrían en su debido momento que se pertenecen, incluso era casi un mito dentro del mundo moderno de hoy en día. Y él no sentía nada por ella, nada más allá de miedo.

- Como hacerlo...si hoy hueles tan bien... - decía mientras respiraba su esencia cerca de su cuello. Doble d se estremeció con el acto, y cuando estuvo a punto de llorar se escuchó la voz de otra persona.

- Se supone que eres hombre Doble tonto, deberías ser capaz de defenderte, en especial contra una mujer - Kevin se acercó a su casillero como si nada a sacar los cuadernos que iba a necesitar para las clases de ese día, y parecía no importarle la comprometedora escena detrás de él.

- ¿Disculpa? - soltó Marie con una mirada de furia - estas hablando con otra alfa... - escupió sin más, sin percatarse que ya había soltado a Doble d.

- ¿De verdad? - preguntó irónico Kevin mientras por fin le ponía atención - Con tus actitudes y calificaciones pensaba que eras una beta cualquiera... - esta vez le dedico una sonrisa burlona, mientras que Marie le dedicó un gran gruñido agarrando su camisa con un puño, pero Kevin jamás dejó de sonreír - Además...solo con besos no marcarás a Doble tonto, él no tiene ni un residuo de tu olor ¿Qué clase de alfa...

Pero Edd no escuchó más ya que aprovecho el momento para alejarse lo más posible de Marie. De manera torpe recogió sus libros que estaban en el suelo y corrió lo más rápido que pudo. En cierto aspecto estaba agradecido de Kevin, a pesar de ser alfa, y además de ser el bravucón que desde siempre los había molestado a él y a sus amigos, hoy fue de gran ayuda para distraer a la peliazul. Algo bueno que sacar acerca de las personalidades conflictivas entre alfas. Y la verdad es que en más de una ocasión Kevin había interrumpido los acosos de Marie, por alguna extraña razón.

El resto del día transcurrió con normalidad. Durante el almuerzo Edd se enteró que Kevin y Marie habían sido castigados luego de que un profesor los hubiera encontrado dándose golpes y patadas en el suelo. Para Eddy era la noticia del momento, una que lo hacía reír a carcajadas.