Mi omega

Destinados

Su alfa gruñía fuertemente, quería estar cuanto antes con su omega, lo necesitaba.

Mientras bajaba las escaleras de su casa, pensaba en que haría con Eddy y Ed "Fácil, los lanzaré por la ventana de ser necesario"

Su celo comenzaba a nublar su mente, estaba furioso de pensar que quizas los tontos amigos de Edd pudieran estar con él...en su habitación...mientras estaba en celo.

Emitió un gruñido lleno de rabia mientras abría con fuerza la puerta principal de su casa, y para bien de todos, observó como los mejores amigos de Edd salían de su casa y comenzaba a dirigirse a la de Eddy. Había quedado momentáneamente quieto, viendo como se marchaban los otros, para luego decidir que no debía perder más tiempo.

...

Se encontraba bajo varias mantas, se había refugiado ahí luego que sus amigos entraran desprevenidamente a su habitación. No quería que lo vieran en esas condiciones, por lo que les pidió que se marcharan lo antes posible. 

Solo había tenido una cosa en claro, el único que podría ser capaz de quitarle ese dolor era Kevin, lo supo en el momento en que sintió su olor al subir a su motocicleta. Bajo las sabanas, comenzó a tocarse nuevamente pensando en el alfa, aun sin comprender el por qué necesitaba de él. 

De repente, escucho como la ventana de su habitación se abría. Edd no necesitó ver a Kevin para saber que era él quien había entrado. Las fuertes feromonas del alfa habían traspasado las sabanas en donde se encontraba. Mientras escuchaba como la ventana volvía a cerrarse, salió de su escondite. Su omega chilló de alegría al ver a su alfa.

Kevin, por su parte, sintió como el aroma del omega lo golpeo fuertemente al entrar. Si antes ya no estaba dentro de sí por su celo, ahora si que la había perdido completamente. El olor dulce del celo fue un cántico celestial para sus fosas nasales, provocando que se relamiera los labios. Vio como el pequeño omega salia de su escondite, se encontraba con el rostro rojo y respirando agitadamente. Además, solamente se encontraba con una camisa, la parte baja de su cuerpo no llevaba nada.

No hubo necesidad de hablar, ambos se habían reconocido cuando sus miradas se encontraron.

El alfa emitió un grave gruñido ante la imagen provocativa del otro, lo que generó que el omega emitiera un ansioso quejido. Como un lobo tras su presa, Kevin se abalanzó sobre Edd, arrancando la única prenda que le quedaba en su cuerpo, desgarrandola un poco en el proceso. Por unos breves segundos, paseo sus manos por el desnudo cuerpo del omega, para luego girar con fuerza su cuerpo, quedando el estomago de este acostado sobre la cama, y aprovechó de repartir besos y lamidas por la espalda de este, dejando claras marcas por su paso.

Kevin nunca se había sentido tan salvaje a como se estaba sintiendo en ese mismo momento, ningún otro celo lo había sentido tan intenso como ahora. Incluido Edd, quien siempre se mostró racional y calmado, ahora se encontraba gimiendo ante cada una de las furtivas caricias del alfa. 

Sus besos comenzaron a descender por la espalda, hasta llegar a los muslos del otro. Estas eran mucho mas redondas y firmes de lo que el pelinaranjo pensaba, debido al delgado y débil cuerpo del pelinegro. Amasó estos con fuerza y, con toda su atención, se dedicó a mirar como el lubricante del omega se deslizaba por entre las piernas, reaccionando mas de lo habitual por la presencia del alfa y ambos celos. 

Rápidamente se dedicó a lamer el lubricante de una manera feroz, quedando extasiado con su sabor con cada lamida que daba. Los gemidos de Edd fueron más intensos una vez que sintió la lengua ajena recorrer su entrada.   

Kevin ya no aguantó más, sentía mucho dolor por el celo, y los gemidos, más el olor y el sabor de Edd fueron demasiado para él. Como pudo se desabrochó el pantalón, liberando su enorme miembro y, de forma lenta, forzó las paredes interiores del omega. Un ronco jadeo escapó de su boca cuando por fin estuvo por completo dentro. Estar dentro de él se sentía maravilloso, era húmedo y apretaba su miembro de una forma deliciosa. Sin tregua alguna, comenzó a moverse con brusquedad y necesidad.