No es lo que Crees

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Mousse había estado trabajando en algo toda la noche. Cuando hubo acabado por fin... sus lentes brillaron con malicia. Él era hábil haciendo armas... cosa que la mayoría de las personas que lo conocía olvidaban.

Todas esas armas raras que tenía las había hecho él mismo, y ahora... finalmente había creado una obra maestra, algo que lo ayudaría a vengar a Shampoo para siempre. Su plan era simple y estaba seguro de que daría resultado, pero primero, debía probarlo con alguien... Alguien que no pudiera darse cuenta de lo que iba a hacer.

"Ryoga... ese despistado nunca se dará cuenta" - pensó el chico pato sin saber muy bien lo que sucedería.

Había salido a buscarlo para probar su nueva arma sin causar un mayor escándalo. Mousse sabía muy bien que Ryoga siempre estaba solo y que era poco probable que se diera cuenta de lo que iba a suceder... después de todo, la grandiosa arma de Mousse era indetectable, en todos los sentidos. Solo debía llegar hasta él y saludarlo como si nada.

Si funcionaba con Ryoga... la usaría con Ranma.

.....

El Hibiki había entrado a la tienda como un lobo salvaje. Esa "muchachita" lo había provocado y ahora iba a ver lo que sucedía al jugar con sus sentimientos de esa forma...

- Ryoga tú... - no alcanzó a terminar lo que iba a decir cuando los brazos del colmilludo la envolvieron con firmeza y suavidad sin dejarla escapar.

- Ahora verás Ranma - dijo viéndola a los ojos y enseguida le plantó un beso. Por un segundo la pelirroja se sonrojó. Ryoga nunca era tan seguro de sí mismo... pero luego pudo sentir como el Hibiki temblaba al tenerla así de cerca. Su beso era dulce... inexperto y a la vez cálido y demandante.

Ella sonrió. No entendía como ese idiota podía ser tierno y lujurioso a la vez, pero, que más da... le encantaba eso. Con más habilidad que su "rival" ella profundizó el beso haciendo que Ryoga aflojara el abrazo con el que la inmovilizaba...

Estaba demasiado nervioso... su cara casi no se veía de lo roja que estaba y no sabía cómo reaccionar del todo. Simplemente se movía por instinto. Ella llevaba las riendas del asunto. Había puesto sus manos detrás del cuello de Ryoga y lo inclinaba hacia ella... él solo se dejaba querer sintiendo un calor y un deseo que no había experimentado jamás...

Era una sensación tan agradable. "Deliciosa" - pensó disfrutando del beso que Ranma le daba. En eso sus manos avanzaron lentamente a la espalda de la chica y la tocó casi con miedo. Realmente no estaba seguro de lo que estaba haciendo. Ella soltó un suspiró en sus labios y eso lo hizo perder el control...

"¿Qué demonios me sucede?" - pensó nuevamente apegando a Ranma a su pecho para sentirla más de cerca. Si esto era el cielo deseaba morir de una vez. Nunca imaginó que alguna vez una chica lo quisiera con esa pasión...

Volvió a besarla y esta vez mordió su labio clavándole ligeramente sus filosos colmillos... Ella soltó un pequeño gemido...

- Oye eso duele idiota - se quejó viéndolo a los ojos. Estaba sentada sobre él y seguía teniendo sus manos detrás del cuello de Ryoga. No estaba segura de cómo había sucedido todo eso, pero... le gustaba. Tal vez no era tan malo ser una chica después de todo.

La cara sonrojada del Hibiki era tan adorable que podría haberla visto todo el día... pero deseaba más. Iba a besarlo otra vez, pero sintió que él la apartaba de su cuerpo. No lo hizo con brusquedad, pero ella lo sintió así.

- ¿Qué sucede? - preguntó confundida. Retrocedió un poco para darle a Ryoga algo de tiempo para pensar...

"¿QUE DEMONIOS ESTOY HACIENDO?" - se regañaba mentalmente el Hibiki - "Esta vez he llegado demasiado lejos... es Ranma, acabo de besar y desear a Ranma. Cómo... cómo pude hacerlo..." - En eso un rostro apareció en su mente...

Desorientado (RanmaxRyoga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora