no paro de mover un pie de forma nerviosa. me es imposible no actuar de este modo al tenerte tan cerca. el profesor repasa la lección pero soy incapaz de seguirlo ya que mi mente anda perdiéndose observando tu nuca. tienes una piel tan pálida como la porcelana. imagino la marca que harían mis dedos sosteniendo tu nuca con fuerza. después, la marca qué harían tus dedos en la mía. de repente te giras y me miras, como si pudieses leer cada uno de mis alocados pensamientos. noto cómo palidezco, me sonríes de manera dulce y vuelves a mirar hacia la pizarra. mi blanco rostro pronto se torna de color apasionado y sangriento; me es incapaz sacarte de mí.