Sábado II

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Jungkook

-Son las dos, ¿qué deberíamos hacer?- Park hyung observaba el reloj de su muñeca.

Después de nuestra charla fuera del colegio caminamos por una hora buscando donde almorzar, al final nos decidimos por el mismo local de comida donde fuimos en nuestra primera cita.

-Hagamos el vago. ¿Quieres venir a mi casa?

-No.- Hyung respondió de inmediato y con un mal humor. Y ahora recordé lo que pasó la última vez y lo idiota que fui al sugerir esto.- Jungkook, ¿ella estará ahí?

Ahora recargaba su mentón en la palma de su mano y su tono de voz se había suavizado.

-Si, creo que ella y mi hermano volvieron.

-Entonces definitivamente no iremos.

El silencio reino entre nosotros, a pesar del ruido que el resto de los clientes producía yo estaba concentrado en él. Estaba de perfil mirando por el gran ventanal que daba hacia la calle, parte de su mano le cubría la boca y de su perfil destacaban sus gruesos y suaves labios. Quizás sintió mi mirada sobre él pues se volteo a mirarme y como soy buen actor agarré mi vaso de soda y tome ella desviando mi mirada.

-¿Qué te parece si vamos a mi casa?- Casi escupí la soda por mi boca, eso provocó que comenzara a toser.- ¿Estás bien? ¿dije algo estúpido?

-No, no, no, estoy bien.

-Decidido, iremos a mi casa.

Dicho esto continuo bebiendo su soda y yo aún tenía unas rebanadas de pizza pero el apetito se había esfumado y los nervios se apoderaron de mi ser. Iría a la casa de Park hyung, ¿conocería a sus padres? ¿tendrá hermanos o hermanas? Una tos falsa me despertó de mis pensamientos. Levanté mi vista hacia él y con sus ojos me indicó mis rebanadas de pizza.

-Comete eso. No iras a mi casa si no lo haces.

Y con amenazas para niños de cinco años terminé por comer. Después de eso nos dirigimos a una tienda para arrendar películas. Estábamos uno al lado del otro frente al gran estante que contenía distintos envases de plástico con el cd dentro, decidimos que sería buena idea arrendar una película para ver juntos.

-¿Jungkook? Oye, de acuerdo te da igual, yo eligiré.- Park había escogido una película y la tenía frente a mis ojos.- Llevó rato hablandote y no escuché que te negaras así que veremos una de las miles de aventuras de Barbie.

Veríamos una película juntos, sería la segunda vez que veríamos una, aunque la primera vez él cayó dormido. La entrada al cine aún reposaba en el bolsillo de mi uniforme, aunque me dijo que invitara a quien yo quisiera pero es él con quien quiero ir.

-Jungkook, ¿estás bien? estás muy pensativo ¿es por el dinero? yo invito.- Tenía un rostro de preocupación.

-No, estoy bien.

-De acuerdo. Vamos entonces.

Hyung caminaba unos pasos más adelante de mi, yo tenía que seguirlo ya que no sabía con exactitud donde quedaba su casa, siempre tomábamos el mismo metro pero sólo era él el que bajaba y yo seguía hasta la última estación para después volver a casa en taxi.

Sin darme cuenta habíamos entrado a un distrito con casa medianas, ni tan pequeñas ni tan grandes. Todas con el mismo modelo pero de distintos colores y jardines decorados de diferentes maneras.

-Te lo digo desde ya, mi casa es normal no es monstruosamente gigante como la tuya.

Ambos nos miramos y soltamos una risa. Es verdad, estás casas no eran ni la mitad de la mía. Después de eso caminábamos uno al lado del otro, habían momentos de silencio pero no eran para nada incómodos. Después de unos minutos de caminata llegamos a una casa igual a las otras pero de un color durazno muy claro, el jardín tenía unas cuantas flores pero todas eran de diferente color. Park hyung abrió la puerta y dio el aviso de su llegada.

Siete Días |Kookmin| EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora