<<Le bastaba tocarme para transformar mi llanto en suspiros y mi enojo en deseo. ¡Qué complaciente es el amor, que todo lo perdona!>>
Había sido cegada por su belleza, pensar que está puede conducirte al amor, no fue más que una burla, porque al caer en cuenta de lo que en verdad necesitaba, deje de mirar en su dirección.
Llegó él, convirtiéndose en lo que mi mundo anhela, mi inicio y final, aunque tuviera que afrontar los peligros más mortales, lo protegería como si de un tesoro se trata.
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Ese chico alto de lentes ©
Ficção Adolescente«Duda de que sean fuego las estrellas, duda de que el sol se mueva, duda de que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo». El huracán estaba próximo, pero en sus ojos ví la salvación. - • - Cré...