Era una noche de tormenta , los rayos iluminaban los cielos y la reina se encontraba en cama , peligraba su vida y la de su hija. El rey muy angustiado por no saber sobre lo que le pasaba a su esposa y estar consciente de que la vida de su hija corría peligro se dedicó a buscar una cura por todo el reino , dió el mandato a sus mejores soldados pero todos le traían la misma respuesta.
" no encontramos nada majestad "
Se movía inquieto de un lado a otro , un rayo ilumino el salón donde se encontraba y se acerco a la ventana. Vio bajo la lluvia algo extraño , había algo parecido a un camino de oro , o a lo mejor , un polvo dorado que le despertó la curiosidad.
Decidió bajar y tomar su caballo aunque los guardias trataron de impedirlo , salio bajo la inmensa lluvia. Cabalgó y cabalgó cada vez mas alejándose de su reino.
Llegó a un bosque y se desmonto del caballo , la lluvia ya no era tan fuerte pero aun sentía unas gotas caer. Se adentro al bosque siguiendo aquel camino de polvo dorado y llego a lo que parecía un santuario. Habían rocas colocadas estratégicamente formando un círculo como columnas. Se acerco mas a una de ellas adentrándose al circulo y su caballo relinchó y empezó a moverse inquieto.
- tranquilo , tranquilo - le toco suavemente la cabeza al caballo - si no quieres seguir puedes esperar aquí.
Dejó el cabello allí y volvió su atención a la roca , al tocarla sintió su textura diferente , entre cerró los ojos y vio grabados algunos símbolos en ella. Siguió verificando las demás y eran iguales , con varios símbolos y parecían muy antiguas.
Pasó la noche en aquel lugar dejándose llenar por la curiosidad de aquellas rocas.
El sol lo despertó y se puso de pie dándose cuenta que se había quedado dormido observando aquellas columnas. Levantó la vista y se quedo petrificado con lo que vio.
En una de ellas habían enredaderas de algunos arboles , en otra había mucho lodo por la tierra mojada , la otra dejaba caer un pequeño chorro de agua limpia y cristalina, otra reflejaba la luz del sol como si brillara ante ella. Se hizo para atrás y se topo con otra columna , pero esta estaba muy fría , tanto que le hizo dar un respingo al tocarla y que se le erizara la piel , miro la que faltaba a su lado , esta no tenia nada de raro , intento tocarla pero se piel se quemó , asi que retiro su mano lo mas rápido que pudo.
Miro a las siete columnas y se quedo asombrado , para él era solo una leyenda de niños y antiguos reyes pero sabia lo que eso significaba.
Visualizo un pequeño camino a uno de los lados fuera de las columnas y se acerco , la tierra seguir húmeda y resbalo por el barro , dio vueltas y vueltas hasta caer en algo plano , su ropa estaba toda rasgada y sucia pero eso perdió importancia cuando vio una cabaña que parecia abandonada , se acerco a ella y cuando iba a tocar la puerta esta se abrió por si sola.
Dentro iluminaba una tenue luz que le daba un aire sombrío la lugar , se adentro e hizo ademán de desenfundar su espada cuando escucho una voz.
- sabia que vendrías - no se escuchaba muy clara pero podía entenderla.
- ¿Quien eres? - preguntó el rey mirando a todos lados.
- quien tiene la solución de tu problema - en medio de aquella salita se encontraba una viejecita tejiendo y hablaba como si conociera al rey cuando no era así , nunca se habían visto y él lo sabia pero , si ella sabe cual es su problema y tiene la solución ¿Por que no escucharla? pensó el rey.
- ¿la tienes? - preguntó dudoso , la anciana levanto la vista y cruzo la mirada con la del rey. Un escalofrío recorrió su espalda.
- tú hija se salvara - le respondió la anciana - pero debes darle a tu esposa ese elixir. Me tomo toda la noche hacerlo pero la tormenta de anoche indicó que esta listo.
- ¿como? - pregunto aun mas dudoso , pero se acerco a la mesa donde le había indicado la anciana y tomo un pequeño frasquito de cristal con un liquido verde brilloso.
- si quieres salvarlas... A ambas , solo haz lo que te digo - la anciana se puso de pie y se acerco al rey - pero debes tener en cuenta que toda decision tiene consecuencia - lo sacó de la cabaña a empujones. Cerro la puerta y cuando el rey reaccionó a sus palabras le quiso preguntar ¿Que significaba eso? Pero cuando se giro la cabaña ya no estaba , solo había un claro y las columnas a su alrededor.
Su caballo relinchó captando su atención y miró el frasco en sus manos , si quería salvar a las personas que amaba debía correr. Tomo su caballo cabalgó camino al castillo otra vez.
Cuando llegó todos se le quedaron mirando sorprendidos por la apariencia del soberano. Pero este solo corrió hasta la habitación de sus esposa. Entro en ella a paso veloz y se acerco a su cama. El rostro de la reina se encontraba pálido , sus labios resecos y sus ojos sin brillo.
- te vas a salvar , mi reina , lo harás - susurro él poniendo la cabeza de ella en su regazo y besando su frente , la reina lo miró y trato de sonreír pero solo se formó una mueca y no pudo emitir palabra alguna.
El rey deposito un casto beso en los labios de su amada y luego sacó el frasco de sus ropas para vaciar el liquido en la boca semiabierta de la mujer. Ella hizo una mueca al sentir el sabor de aquella cosa pero no se quejó.
Paso todo el día y la noche , y no habian señales de que la reina este sana , el rey llegó a maldecir aquella cosa. Ya casi rompía la aurora y el se encontraba sentado en la puerta de la habitación de su esposa , durante la noche los criados y guardias que cruzaban lo miraban con pena por su dolor , pero él no perdía la esperanza.
Escucho un ruido dentro de la habitación que lo hizo dar un salto de su asiento , se queda mirando la puerta por unos segundos ,acercó su mano lentamente para empujarla , una vez que ya estaba abierta , levanto la vista y una sonrisa le dividió la cara , su esposa estaba de pie , había recuperado su color habitual , sus labios ya no estaban morados y agrietados , sus ojos parecian brillar y tenia una sonrisa de alegría dibujada en su boca.
El rey corrió a los brazos de su mujer y le rodeo con los suyos , la apretó fuerte con miedo a que fuera una mentira , solo un sueño jugando con su mente , la apartó de él y el a lucia radiante , a pesar de tener una bata blanca de seda y no su flamante vestido. La beso tiernamente como si fuera una muñeca de porcelana.
- ¿esto es real? - le preguntó aun con la duda. La reina asintió varias veces y se acurrucó en sus brazos enterrando su cabeza en su pecho.
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La Princesa de la Naturaleza
FantasyUn rey que sufre por la inminente muerte de su esposa y su primera hija sale en busca de una cura a tierras desconocidas y la encuentra pero por desgracia no toma en cuenta las consecuencias. Meses después se da cuenta de que al salvar a su hija le...