Luego de la ceremonia de unión de las dos hadas, la tercera ronda del torneo iba a ser llevada a cabo, sin embargo un imprevisto la retrasó por un día más. Todos los humanos fueron convocados al complejo de ceremonias que ya no lucia como la noche anterior. Habían barrido los pétalos de flores y las vides ya no se abrazaban al techo, que aquella mañana dejaba entrar los rayos de sol sin ningún impedimento.
Algunas mesas seguían en el lugar, pero era lo único que quedaba de la pasada fiesta y a diferencia de la noche anterior el ambiente que se respiraba era todo menos festivo. Doriat estaba a su lado y los demás participantes contaban con sus guías a sus lados también. Sobre la tarima se hallaba la reina, luciendo su corona y el cabello recogido en una coleta que le colgaba por un hombro. A su lado estaba Keveth y hablaban en voz baja.
Nadie sabía qué sucedía o por qué habían sido llamados, aunque Fernanda tenía una sospecha. Keveth retrocedió y permaneció detrás de su reina, con la lanza descolgada. Casi parecía uno más de la guardia de la reina, salvo que no lo era. La puerta lateral al estrado se abrió y dos humanos entraron siendo escoltados cada uno por sus hadas guías. Iban desnudos y sus cabellos despeinados dejaban ver ramitas y hojas enredadas. Era casi como si los acabaran de atrapar rompiendo las reglas, solo que Fernanda sabía que los habían descubierto la noche anterior.
Miró a la reina y a Keveth un poco horrorizada. En aquel momento fue consciente de algo que siempre se decía sobre las hadas en la fantasía humana; las hadas eran crueles cuando lo deseaban y parecía que estaba a punto de presenciar algo de esa crueldad.
Los dos humanos tenían las manos atadas tras la espalda. Los dejaron en el suelo arrodillados y la reina se paró entre ellos.
—Como todos aquí sabemos, una de nuestras reglas es que cualquier tipo de interés entre ustedes está prohibido. No pueden gustarse física, emocional o sexualmente. ¿Por qué? Pues por el simple hecho de que no los sacamos de su insípido mundo humano con ese propósito, el propósito de ustedes en Daha es mucho más que eso. —Nadie hablaba o pronunciaba sonido, sin embargo Fernanda pudo ver la sorpresa disimulada en el rostro de los otros participantes humanos que observaban aquella escena. Fer regresó la vista a la reina, lo cierto era que parecía molesta—. Así mismo, ustedes tampoco pueden sentir nada de eso por sus guías o viceversa. ¿Acaso es una regla tan difícil de seguir?
Fernanda apretó las manos en un puño, decidida a no buscar con la vista a Elliot. Así mismo desechó el recuerdo del beso robado y se concentró en la escena frente a ella.
—Anoche, mi querido Keveth se disponía a regresar a casa, cuando por el camino encontró a estos dos participantes internados en el bosque, dándose placer sexual mutuamente. —La reina hizo una pausa, dejando asentar la noticia—. No estamos en contra del sexo, muy por el contrario, pero como ya se les ha dicho, ustedes no están aquí con ese propósito y ese tipo de distracciones los apartan de su objetivo real. No permitiremos que nos hagan perder el tiempo, no lo toleraremos.
»Como reina y soberana de la corte de las Flores, por el poder que la corona me da sobre el reino de las Flores de Daha declaro que estos dos participantes quedan descalificados del torneo. Ambos serán regresados al mundo humano con sus recuerdos intactos de este lugar. Para que día tras días sean conscientes de las maravillas que han dejado escapar. Sin embargo perderán un solo recuerdo, eso es el conocimiento de la existencia del otro. Pero antes de ser regresados a su mundo, pasarán unos días al otro lado de Daha, es después de eso días que regresaran. Es todo.
Las hadas que les habían traído hasta la tarima, fueron las mismas que recogieron a los condenados y los arrastraron fuera. Ambos participantes temblaban y la chica, de larga cabellera pelirroja sollozaba, todo su glamur aprendido perdido en aquel momento. Fer la recordó con su espada y aunque deseó sentirse mal, en realidad no pudo. Había eliminado a una concursante poderosa y todo por dar una simple dirección.
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La senda de las flores [La Senda #1]
FantasyPRIMERA PARTE DE LA SENDA Fernanda es una veinteañera que se dedica a la fabricación de pasteles. Hasta que una mañana dos sujetos de aspecto estrambótico aparecen de la nada ante ella. Así se entera Fernanda de que las hadas son reales y de que el...