Miradas.

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Azul y Negro se fusionaban mientras apretaban con una sensación fuerte la mano de su pareja, ambos nerviosos, ambos con los nervios de puntas ¿que les esperaba ese nuevo país? Y lo peor ¿Que harían con Gohan?. Seguro lo primero sería esconderse, quizás cambiarse el apellido pero lo primordial era esconderse.

— Pan — la llamó señalando las nubes blancas que quedaban a su vista al lado de la ventana.

— No, no deseó verlas— susurró ella escondiendo su rostro en el pecho de él, Trunks Briefs sólo acarició su melena negra como la oscura noche y se limitó a besarle la coronilla, jamás tuvo miedo, pero en esos instantes sí, más aún cuando su corazón había sido entregado a una colegiala, la cuál, aún vivía bajo el yugo de su padre.

Sonrió para si recordando sus tímidos besos, esos que lo recorrían desde la barbilla hasta el pecho, tembló recordándola, y cerrando los ojos unos minutos decidió dormir con el recuerdo de esa noche.

Ya pasadas dos horas Trunks despertó mirando como Pan comía un panecillo de mermelada con mantequilla de maní, mirandolo con una sonrisa.

— ¿Que tal? ¿Dormiste bien?

— Algo así — murmuró mirándola restregándose los ojos.

Hablaron de todo y nada en aquel tiempo en el avión hasta que a las cuatro de la mañana despertaron a todos los pasajeros anunciando la llegada al país dividido en norte y sur.

Trunks bajo con Pan hacia la zona de desembarque del equipaje donde cogiendo lo necesario se irían a su nuevo hogar

— ¡Maletas lilas y azules!

— Nuestras — respondió la pelinegra cogiéndolas del suelo entregándoselas al hijo de Bulma, quien miro a su novia con una infinita adoración caminando hacia afuera de el aeropuerto.

Notaron en un letrero Casados Briefs.

Acercándose con duda aprecio Briefs lila, el cual miraba el letrero con curiosidad.

— Señor Briefs, A sus órdenes — un hombre de estatura alta con mirada rasgasda a lo dorado,  cabello amarillo largo atado a una coleta y elegante traje de negocios.

Pan sólo apretó la mano de Trunks notando como el pelilila ponía un porte sombrío y amenazador.

— Conocido de mi madre puedo notar — susurro con repugnancia sacando su lado más escalofriante. En su mirada azulada que reflejaba desde la llegada de Pan jovialidad ahora andaba solo frialdad y oscuridad haciendo ver esas lagunas como dos posos de océano incierto.

El hombre sonrió ante tal mención, claro que conocía a Bulma, esa perra de mujer fue lo mejor que pudo pasar por su cama cuando trabajaba como guardespaldas de la misma, y más de una vez como de chofer haciendo mecer el auto en la oscuridad de un bosque para que su marido no sospechase de él o de lo puta que era su dama.

— Por supuesto que si señor, venga, permita me cargar con sus maletas, el auto está por acá afuera — y así dicho así hecho. El hombre de porte sigiloso había tomado las valijas saliendo del aeropuerto seguido de la pareja de “casados”.

— Trunks ¿casados?

— Fue lo mejor que Launch me pudo dar, mi investigadora, nos consiguió documentos falsos hasta por tres años, te explicó, eres una joven de 24 años de edad, casada conmigo y tu nombre es Panelope Aoshi Briefs ¿entendido?

— Si pero ¿y tu? — cuestionó con duda y nerviosismo ahora más calmado.

— Trunks Vegitto  Ouji Briefs — murmuró para ahora parar enfrente de la camioneta negra como los cabellos de Pan.

Le abrió la puerta y se adentro junto a ella para luego esperar a que ese chófer los llevará a la mansión de su pequeña hermana.

Dos horas exactas duraron hasta llegar al recinto, donde unas hermosas damas de cabello  rojo y verde a los esperaban.

La primera notable mente menor llevaba un traje de sirvienta seguida de la que parecia mas de edad, quizás como la de Trunks. Con curvas voluptuosas y vestimenta apretada sonrió a los llegados, tanto chofer como “jefe”.

—  Señor Trunks — susurro cantarina con voz melosa  notablemente seductora que no paso desapercibida por Pan.

— Ribrianne — saludó normal.

Pan solo bajo la mirada enojada tomando la mejilla se Trunks a antes de besarla y sonreír de manera hipócrita.

— Anne, lleva a la señora Briefs a la alcoba que compartimos, sí — dijo Trunks ajeno a la mirada de superioridad que su “mujer” y sirvienta se daban.

De mala gana la bonita de cabello verde solo tomo la pequeña valija azul subiendo por las escaleras a la par de Pan.

— No serás la última.

— ¿Perdón?— su voz Hervía pero era pausada como una dama,púes Pan era así, tranquilidad y tempestad.

— Todas aquí pasamos por su cama, desde Marrón que es la niña que viste abajo como de tu edad hasta Mai Hiromi, su compañera de pelea y entrenamiento — murmuró con malicia — e hicimos un trio, delicioso debo agregar.

— Tus palabras están de más — dijo Pan conteniendo la bullente rabia — eso fue antes de mi, y ahora soy la señora y dueña — murmuró con desdén y superioridad.

— ¿Quien dijo que eres la señora? No veo anillo, no veo noticias de boda, y por si  fuera poco — pausó abriendo la puerta de la habitación solicitada dejando las maletas aún lado de la cama, sentándose en esta y acariciando los edredones. — aquí nos acostamos más de una vez, y más horas de las que jamás compartirás — se levantó acariciando su vestido para caminar hasta la puerta y salir. Pero antes de ello se aireó para así sacar su última y mejor gota de veneno — no eres más que una niña comparada con todas las  mujeres de Trunks.

Y cerró la puerta. Y Pan se derrumbó.

Solo Mía ||Trupan||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora