Reposición

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—Sólo a ti se te ocurre salir corriendo de la casa porque alguien gritó que vendía peras —reclamé, caminando hasta mi habitación con él siguiéndome.

Refunfuñé un poco para mis adentros, sintiendo el agua recorrer mi cuerpo para finalmente caer en el suelo, mientras un escalofrío recorría mi espalda por el frío que me había comenzado a dar.

—Oye no podía dejar pasar esa oferta, ¡Dos peras al precio de una! —le escuché decir emocionado a mis espaldas—, por cierto, ¿No te molesta que te haya robado algo de dinero verdad? —habló despreocupadamente.

Detuve abruptamente mi andar al escuchar esas palabras.

—¡¿Qué hiciste qué?! —grité de la sorpresa, salí corriendo despavorido los pocos metros que me separaban de mi habitación, buscando de inmediato mi cartera, notando al abrirla cómo salía una polilla volando, haciendo aún más notorio el hecho de que no había nada más ahí dentro—, ¡¿Cuánto dinero gastaste en esas peras?!.

—No lo sé, ¿Cuánto dinero tenías en tu cartera? —preguntó despreocupado, mordiendo una pera.

—Doc... —advertí, tratando de contener el enojo que lentamente se había empezado a acumular en mi interior.

—¿Si?.

Esa mirada despreocupada, y el hecho de que no parecía importarle en lo más mínimo haberse gastado mi dinero en algo que para nada tenía planeado, me hicieron explotar.

—¡Doc! —de un impulso salí volando hasta él, embistiendo su cuerpo y haciéndolo caer al suelo conmigo encima, mientras lo mataba con la mirada—, ¡Era mi dinero!, ¡Él dinero que utilizaría para comprar más juegos para mis suscriptores! —rugí enfurecido, acercando mi rostro al suyo para que notara mi enojo.

—Oye, ellos estarán más felices al saber que su dinero sirvió para un bien común, que es hacerme feliz —resolvió sabiamente con una sonrisa.

—¡Ese dinero no te pertenecía! —grité de nuevo ̶ , ahora tendrás que reponérmelo —sentencié seriamente.

Esta vez no dejaría que se saliera con la suya con alguna de sus tretas o algo por el estilo.

—¿Y de qué forma podré "reponértelo"? —preguntó, resaltando la última palabra con un brillo en su mirada, mientras acariciaba sutilmente mi cadera con sus cascos.

No entendí su pregunta, hasta que sentí como sus cascos bajaban hasta mi trasero, oprimiéndolo un poco.

—¡Ehh!, yo no me refería a...

Sus labios interrumpieron mis palabras, sorprendiéndome por la agilidad con la que fácilmente me había dejado bajo su cuerpo.

—Te ves sexy cuando estas "mojado" —comentó con una voz sensual, bajando un poco su rostro, lamiéndome la mejilla de improvisto.

—¡Doc, espera!.

Mis palabras fueron interrumpidas cuando volvió a besarme de improvisto.

—No te preocupes, Chiquito, te lo voy a pagar con creces.

Mi mirada se terminó por perder en la suya, y sin más volvió a besarme, acariciando mi miembro con uno de sus cascos, haciéndolo despertar.

—D-doc...

Cerré mis ojos fuertemente, ocultando mi rostro con mis cascos; pues me daba mucha vergüenza que mi cuerpo reaccionara de esa manera al sentir sus caricias.

—Te quiero, Chiquito... —confesó en un susurro cerca de mi oreja, acariciando mi pecho mientras mordía suavemente la punta de dicha oreja.

Me estremecí al escucharlo tan cerca, haciendo erizar mi piel y que mi corazón me ensordeciera con sus latidos que golpeaban violentamente contra mi pecho.

Sus cascos acariciaron mi cuerpo por completo, casi como si intentara adorarme.

—Dish... mírame... —pidió en un tono profundo, haciéndome temblar un poco más y que sintiera mi rostro arder.

—N-no... no quiero que me veas así —respondí sincero, sintiendo mi cuerpo vibrando por la vergüenza.

—Hehe... está bien —respondió un poco alegre sin perder el tono sensual—, pero te amo...

Tras sentir mi rostro incinerarse por mi sonrojo, sus cascos acariciaron de nuevo mi cuerpo, para después centrarse en la atención de mi miembro, el cual era frotado por el suyo.

Está muy duro...

Ese pensamiento me hizo sonrojar más y que implícitamente, sintiera el deseo de tenerlo dentro de mi. No tuve que esperar mucho, pues sentí como el frío del lubricate mojaba mi entrada, que lentamente fue invadida por el miembro del Doc.

—A-ah, Ahh...

—Vamos, Chiquito, quiero escucharte —me instó a gemir aún más alto.

Algo que terminó logrando al mover más rápido sus caderas y acariciar mi miembro con su casco.

—¡D-doc!, ¡Ahh!...

Mis cascos se deslizaron por mi rostro, encontrándome al instante con su mirada azul cielo. Nos perdimos unos cuantos segundos en la mirada del otro. Inconscientemente mis alas se desplegaron de mi cuerpo, abrazando al Doc por la espalda; acercándolo más a mi para darle un beso.

—Doc... —suspiré al dejar de besarlo, sintiendo como mi vientre comenzaba a contraerse al estar cerca de mi orgasmo.

—Te amo, Dish...

Le escuché suspirar mientras besaba y lamía mi cuello, haciéndome desesperar por llegar a mi orgasmo, el cual llegó al sentirlo entrar más fuerte y profundo en mi.

—¡D-doc!.

Lo abracé por detrás de su cuello, manchando su vientre y el mío al llegar a mi orgasmo. Sintiendo como él derramaba su esencia dentro de mi.

—Te amo, Chiquito... —suspiró cerca de mi rostro al caer parcialmente en mi.

Respiramos agotados, pues nuestras energías habían sido drenadas en ese acto amoroso y carnal al que siempre terminábamos por sucumbir. Nos miramos unos segundos más y tras abrazarlo con mis alas, él me abrazó por detrás del cuello, cayendo a mi lado mientras refugiaba mi rostro sobre su pecho.

Un débil “te quiero” fue lo último que escuché antes de caer rendido entre la calidez de su cuerpo y el cansancio de su intensa forma de amarme.

DishXDocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora