Me despierta 46 con su melodiosa voz. No sé por qué, pero me he levantado de buen humor con la vida de esclavo que tengo. Tal vez por el extraño encuentro de ayer y por la esperanza de que eso se repita. Se me hace extraño. Hace unos días no se me habría ocurrido ni siquiera pronunciar esa palabra. Supongo que ese incidente me ha afectado más de lo que pensaba. Es algo estúpido de mi parte eso de que al mínimo signo ya me pongo a soñar con la posibilidad de escapar, con incluso palizas como recompensa. De todas formas hoy todo parece igual, el mismo portátil(que ya he arreglado), las mismas cuatro paredes, el mismo techo y el mismo espejo. Ah, y el mismo 46, insultando como siempre.
-¡Holgazán, deja de mirar a las musarañas y vete a trabajar, YA!
Tengo que aprender qué son las musarañas.
-Cállate ya, pesao- Pienso. Es tan idéntico a ayer que hasta pienso lo mismo. y como siempre, respondo:
-Sí, señor.
Y vuelta a caminar por los siempre iguales pasillos grises. He pensado en intentar caminar con los ojos cerrados, aunque temo la sanción que me pondrían entonces. Me imagino las paredes de otros colores y entiendo por qué eligieron gris, aunque un azul oscuro tampoco las vendría mal.
Llego al laboratorio y allí me espera otro numerado. Su número es 30. En aspecto parece como todos los demás, así que no hay mucho que decir de él aparte de que su máscara es de color verde en lugar de ese plateado oscuro al que estaba acostumbrado. Es la primera vez que veo algo así, así que no se que esperarme. En lugar de insultarme como los demás numerados lo que me dice es tan solo:
-Los archivos de los servidores están desordenados, y se halló ese desorden después de tu turno de trabajo. ¿Fuiste tú?
Me pienso la respuesta. ¿Tendría algo que ver con aquella anomalía? Lo más seguro sería que sí, pero sería imposible que lo hiciera tan rápido. Por otro lado es lo único anormal que encontré ese día. Lo único de lo que estaba seguro es de que yo no había sido, así que intentando ocultar mi timidez le digo:
-No fui yo, señ
Ni he acabado de pronunciar la frase cuando sin ningún aviso va y me pega tal puñetazo en el estómago que me caigo al suelo y me pongo en posición fetal intentando resistir el dolor.
-Y ahora qué he hecho para que éste me pegue!-Me pregunto.
-Lo hayas hecho tú o no el orden es única responsabilidad tuya. Me da igual quién lo ha hecho pero si no ordenas todo lo que se ha montado dentro de una hora se te sancionará duramente, y no quiero ver nada raro durante ese tiempo.
Acto seguido se acerca a mí y pega tanto mi cara contra la suya que se le huele el aliento, y me dice con una voz de asco que hace más efecto que todos los insultos juntos:
-¿Has entendido, basura?
Olía bien. Quien pudiera lavarse los dientes de vez en cuando.
Dejemos las bromas. Estoy tan atemorizado como no he estado en mi vida entera, y sé que más me vale ordenarlo todo antes de la hora o algo peor de lo que él ha dicho podría pasar.Me levanto conteniendo las lágrimas y en seguida me siento en la mesa al trabajar. A mi espalda Oigo a 46 y dos números más comentando lo que ha hecho 30. y no era lástima precisamente lo que expresan, precisamente.
Trato de ignorarlos y ahogo mi furia como bien he aprendido a lo largo de los años. Conecto la VR y entro en el servidor. Está todo hecho un asco. Primero coloco las carpetas por orden y luego inserto los archivos en su sitio. Con esto consigo calmarme un poco, y cuando parece que todo va bien aparece la misma anomalía que ayer. En otras circunstancias tan solo la mandaría la típica, casi clásica bomba de variables y el vírus para desconectarlo, aunque sólo lo he hecho una vez, ahora vez la ataco con un algoritmo que hará que no pueda tocar el ordenador en su vida. Éste es mi pequeño reino y no quiero que nadie venga a burlarse de mí. Aquí el poder es mío. Y mi plan funciona. Ya no volveré a verle. Ya no volverá a aparecer en mi vida. Continúo el trabajo.
Sigo ordenando. Clasificando. Observando archivos encriptados. Colocándolos en su sitio. tan sólo están allí, sin que pueda hacer nada respecto a ellos. Y veo una carpeta que no estaba antes. El título es este:
"La verdad sobre HOT"
No sé por qué está allí. Puede ser cualquier cosa. Puede haber sido él. Da igual. La abro y no veo sus contenidos. Sólo el mensaje que me aparece.
-¿Te la juegas?
Alguien se está comunicando con alguien. Tal vez incluso conmigo. Sé que eso es irrelevante ahora. No quiero que me quiten algo que es mío. Otra vez no. Oculto la carpeta de modo que nadie sea capaz de verla, ni el mejor programador. Después sigo ordenando los archivos. Por suerte nada más pasa y acabo el trabajo por los pelos. Después de que se acabe mi tiempo de ser dios ya me he calmado, aunque aún tengo el estrés y la rabia. Estoy agotado. Hoy no como nada y lo mismo pasa con la cena, que no varía ni en contenido ni en cantidad. De hecho, ha venido 46 a amenazarme para que no tire la comida. Honestamente, no considero a esa bazofia comida. Me tiro a la cama y descubro otro lado de mí que no enseño a nadie. De hecho, no puedo enseñar nada de mí a nadie. Este pensamiento me deprime aún más. Es deprimente. Empiezo a llorar en la cama cuando nadie me mira, y me duermo entre sollozos y lágrimas.
Me despierto. O no. Me miro y no soy Juan. Casi se me había olvidado ese nombre, y resulto ser Navi. Estoy en Alma, sentado en la hierba come la última vez. Pero algo ha cambiado. a mi lado está 30. Recuerdo el puñetazo que me dió. Estoy tumbado en el suelo como la última vez y todos los numerados están alrededor de mí, insultándome. 30 va a pegarme otra vez. -¡BASTA!- grito con una voz que no sabía que tenía. Estoy en Alma, y nada ni nadie puede hacerme daño. Pero entonces todo se vuelve negro y estoy cayendo. Estoy al borde de la desesperación, y me aferro a la única cosa en la que de veras confío. Un mensaje escrito por alguien gracias a mí ilocalizable e incomunicado, y una carpeta donde podría estar la verdad de todo esto. Navi y yo estamos hartos. No sabemos por qué ni cómo pero hacemos un acoplo de fuerza y contestamos los dos. Su voz es apasionada y esperanzada, mientras que la mía desesperada y furiosa. Navi vuelve a Alma, de donde nunca debería haber salido, y yo me pregunto que acaba de pasar, cómo y por qué, pero aún resuena el eco de los dos gritando:
-¡De cabeza!-Siento que en Navi y en todo Alma también resuena éste eco. Pero, por mucho que me haya decidido a plantarle cara a los que están aquí, debo recordar que sigo estando encerrado en mi habitación. Vuelvo a dormirme y sueño pacíficamente con Alma, con Navi y con cómo quiero que sea el mundo. En mi cabeza resuena otra palabra más. Esperanza, pero todo a mi alrededor está oscuro.
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Blue Magma
AventuraNo te voy a contar cómo es esta historia. No vas a saber nada de ella hasta que la empieces, y quiero que no sepas nada cuando la acabe. No te esperes nada que pueda ser cliché y tal vez te sorprendas. Espera algo que lo es y lo harás. Me llamo Javi...