Cap 6: Enfadado con una foto

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Despierto en Alma. No están los siete edificios. Extraño.

-Alma parece casi vacía- Me digo al ver eso. Navi me golpea la cabeza suavemente, no sé si amistosamente o con rabia.

Cierro y abro los ojos. Ya están allí. No sé por qué habían desaparecido. El cambiado mundo de alma me transmitió una habitual sensación de desasosiego, que se suponía que no debería estar allí. En todas partes menos allí. Cada vez que visito Alma aprendo un poco más sobre mí. Sobre mi forma de pensar y sobre cómo me he sentido o siento. Ésa vez en lugar de observarlos de fuera, entro. No puedo esperar a saber que hay allí.

Nada más entrar, veo a todos los numerados. No tienen la apariencia fría e insensible que acostumbran. Bueno, un poco, pero lo más importante. No me miran. No les parezcl nada, o ni se fijan en mi.

-Mejor que ser insultado—. Me digo.

Cerca de la verdad, pero no mucho. Doy unos pasos hasta ponerme en el camino de no sé si es 82 ó 83, y él simplemente me evita. Pasa de largo. Es raro. Me pongo donde pasa otro de cuyo número no me acuerdo, no se por qué, y me aseguro de que me dé. Me arrolla. Duele.

-Cuidado por donde andas, inútil—. Parece más enfadado consigo mismo que conmigo.

Pero no estoy aquí ido allí tan solo para ponerme en medio de la gente caminando, aunque era divertido estorbar a la gente porque sí. Caminé hasta llegar a la oficina de recepción. Allí está 30, creo que porque me llama más la atención que otros numerados. Paso de él. En lugar de eso prefiero ir por los pasillos tranquilamente como Navi. Total, ¿qué puede salir mal? Alma es mi dominio.

Decidí pasar de todo orden y perderme un poco demasiado, asique al final tenía a Navi llevándome a donde él quería.

-Aquí se organizan y recogen todos los cambios de Alma, aquí se llevan propuestas para futuros cambios...- Me dice, en mi interior, consciente de su mentira. Alma no sigue ningún orden, y por favor que no lo siga jamás.

Seguí caminando hasta ver una puerta entreabierta. Navi no dice nada. Me pareció mala idea entrar allí. Entré. Estaba un ordenador con un cartucho metido y con una presentación. Empecé a ojearla. Trataba de un tema que sólo en ese sueño podía haber estado. Ví una foto mía de cuando trabajaba en la sección de almacenamiento, antes de encargarme de la programación del proyecto HOT. Paso la diapositiva. Observé una imagen en la que me dan un libro para que aprenda a leer, y me amenazan para que lo haga en menos de una semana. Una vez que me dan algo de comer diferente al puré de siempre. Deseé volver al puré al instante. La primera vez que me puse unas gafas VR (fue el año pasado), una vez que me cambiaron a un cuarto más grande, más cómodo, más de todo(luego descubrí que no era gran cosa), una vez que me cortaron el pelo (juré no volver a dejarlos, y aquí estoy)... Pero entonces aparece una foto extraña. No hay ningún lugar así en todo el edificio. El techo parece pintado de azul, y hay una luz arriba del todo. La imagen me impresiona, aunque parece que me es algo familiar. Paso a la siguiente imagen, y me hablo a mi mismo:

-Vale. Estoy viendo imágenes de mi pasado. No esperaba verlo dentro de un edificio, aunque no es que sea algo muy importante para escapar.

Y sigo pasando las diapositivas durante un rato, y llegué a la indicada.

La imagen consiste en algo que nunca había imaginado. No una, sino tres sonrisas. Tres sonrisas, tres personas, tres caras. Una cara tenía unos ojos marrones parecidos a los míos, un pelo negro como el carbón y una densa barba. Tiene una tez de un marrón claro, y enseguida miro mi mano. Ésta es blanca como nada en mi mundo.

La otra cara es radicalmente diferente. Tenía unos rasgos agudos y una piel casi tan blanca como la mía. El pelo, como yo, le cae por la espalda, pero no en una coleta como la mía, sino que cada pelo seguía una línea recta sin sujetarlo y caía libre, siempre hacia abajo. Los ojos eran de un extraño color verde diferente al de una pantalla antigua. Es un verde más claro, más alegre, más vivo. Y unos labios rojos como mi sangre.

Y había una tercera cara. Un pelo negro como la propia oscuridad con un flequillo que se detenía en las cejas. Una cara redonda y lisa a la vez que parecía de peluche y daban ganas de abrazarla. Reconozco esa cara. Esos ojos marrones dorados. Esa forma, esa camisa, Esa nariz soy yo.

Me acordé de los cuentos que leía cuando era pequeño solo. Cuando todavía me dejaban hacer algo en mis ratos de tiempo libre. Muy pronto las tramas empezaron a parecerme simples e infantiles y dejé de leerlos, pero me acordé de un término que aparecían en casi todos. Más bien dos.

-Papá... Mamá....

Y allí mismo me hablo.

-No puede ser. El de esa foto puedo ser yo perfectamente -me digo- y al mismo tiempo no. La posibilidad de que eso sea verdad es ínfima. Y sin embargo, ¿POR QUÉ?-Grité, con toda mi rabia y mi frustración, y lágrimas oníricas recorrían mi rostro. Ese porqué significaba muchas cosas. ¿Por qué no supe nada de mis padres y lo único que encuentro es esa foto? ¿Por qué cuando la encuentro es en Alma y no en otro sitio?¿Eso no es simplemente un producto de mi imaginación? ¿Puedo fiarme de mí mismo? Y si puedo ¿Por qué no supe nada de ellos hasta ahora? ¿Dónde están? Tan sólo más preguntas sin respuesta.

-Ahora. Ahora que voy a salir de aquí. Antes no, por supuesto, pero ahora sí, ¿VERDAD?-Mi grito retumba por toda mi mente- Durante toda mi vida. Toda, he vivido sin rastro de vosotros. Ni una imagen, ni una palabra. Ya me adapté a no estar sin vosotros; mejor dicho, nunca supe que es estar con vosotros. No me disteis el cariño que necesitaba, el valor, y justo cuando por fin me atrevo a salir, ¿aparecéis para decirme que podríais haberme ayudado?

Estaba más enfadado conmigo mismo que con ellos. Enfadado con el mundo, por haberme tratado así. Porque nadie tenía la culpa de nada. Era tan solo una cosa. Mala suerte. Por haber acabado aquí y por ser como soy. Por nunca haber conocido a mis padres.

Miré a la foto. Me acordé de que no estaban haciendo nada malo. Me estaban abrazando, como si fuese la última vez, con una alegría casi palpable. Y allí estoy y, sonriendo también, como haría Navi en esa situación. Algo en mi pecho empieza a doler. El corazón me late más deprisa, aunque ya no estoy en Alma. Los detalles de lo que ha pasado empiezan a desvanecerse, pero retengo la foto. No quiero que se desvanezca, al mismo tiempo que sí lo hago. Lo quiero para aferrarme. No lo quiero. Pienso en que ahora estoy enfadado. No tengo muchas cosas. Y quiero tenerlas. Me voy a ir de aquí. Pronto. Me giro y vuelvo a dormirme. Me quedan tan solo unas pocas horas de sueño.

Blue MagmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora