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Había pasado un año desde que Dick llegó con ellos.

Eran mediados de Agosto, y estaban organizando la boda más esperada del año, para algunos la más dolorosa de todas, y era porque el príncipe de Gótica por fin había encontrado a alguien para toda la vida.

La boda de Bruce Wayne, con el granjero de Kansas y reportero de Metrópolis llamado Clark Kent, según las noticias de Gótica, nadie importante, ni siquiera lo suficientemente conocido, lo que sorprendió a la mayoría del país.

Superman y Batman era otra historia de la cual la gente ni siquiera sospechaba.

Su relación como civiles la dieron a conocer en Febrero, el mismo mes que Richard se convertía en Robin, y Jason se iba de viaje a China de intercambio según él.

Jason volvía esa semana para la boda de su padre, que aunque al inicio no lo aceptaba, poco a poco fue dándose cuenta que el kriptoniano quería a Bruce más que a él mismo, exagerado, pero suficiente para él.

Dick y Tim estaban sentados en una tienda italiana que a Tim le costaba pronunciar el nombre, estaban en su última prueba de traje para el día importante, Alfred estaba vigilando sentado frente a ellos y un libro que sacó de la biblioteca antes de salir de la mansión.

Dick ya tenía cumplidos trece años, a Tim le faltaba poco para cumplir los seis, y Jason volvía ya con quince años.

El último mencionado, iba entrando a la vacía mansión con cara de pocos amigos, y algo cansado por el viaje, en cuanto estuvo en la sala, se tiró sobre el sofá tomando su teléfono entre sus manos y encendiendo el televisor al mismo tiempo.

El alfa movía inquietamente su pierna de arriba hacia abajo y aunque tenía la hora en su teléfono, volteaba regularmente a ver el reloj de pared para asegurarse dos veces.

Sus nervioso sólo se debían a una cosa, o en realidad una persona, Richard.

Él era la razón por la que se fue en primer lugar, el alfa consideraba algo enfermo comenzar a ver a su "hermano" menor de diferente manera, además,  que era muy chico para él.

Pero la dulce sonrisa y los preciosos ojos azules lo justificaban un poco, y no se diga del aroma del omega, nadie olía tan bien como lo hacía Richard Grayson a su corta edad, incluso sin haber tenido su primer celo, jamás.

Y cómo si los hubiera invocado, la dulce esencia llegó a su nariz haciendo que se sentara casi de golpe, mientras miraba su teléfono, al cual ya ni prestaba atención desde que llegó el aroma, pero al que fingió ponerle toda la atención del mundo mientras los niños y Alfred entraban a la sala.

"Creí que llegaría con el amo Bruce, joven Jason" -Este se levantó guardando por fin su celular, y le abrazó tranquilo, Alfred sonrió muy ligeramente y le dio unos golpecitos en su hombro, el alfa ya era más alto que el beta, además de que poco a poco, los rasgos faciales del menor se perfeccionaban con el paso del tiempo-.

Tim elevó una ceja al mirarlo y se cruzó de brazos-. "¿Vas a quedarte esta vez más de dos días?" -El alfa le cargó abrazándole y asintió, el más chico devolvió su abrazo y se safó bajando rápidamente, se sacudió la ropa provocando una ligera risa en Richard.

Tom bostezó, y el alfa no tardó en ofrecerse a llevarlo a dormir, pero el joven y extremadamente inteligente Timothy, hasta le enfadó la idea de que no fuera Alfred el que lo dejara en su siesta de las seis de la tarde.

Así que ambos adolescentes se quedaron solos después de que el beta se retirara con el niño en brazos, con el ruido de los zapatos de Alfred alejarse.

Desde que entró a la casa, el omega notó el fuerte aroma del alfa, estremeciéndose por instinto, sus manos comenzaron a temblar, y sintió un hormigueo que le cerraba la boca del estómago de golpe.

Bounce Back (ᴊᴀʏᴅɪᴄᴋ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora