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El precioso millonario suspiró.

"¿Alguien ofrece más?"

"50 millones" -La gruesa voz del príncipe de Gótica se hizo presente, sorprendiendo ligeramente al presentador, aquella era la primera vez que elevaba la tarjeta con su número de compra-.

"Aquí tenemos cincuenta, ¿alguien que ofrezca más de cincuenta?"

El salón entero calló por unos segundos, Bruce esperaba que aquello fuera lo más rápido posible, aunque las feromonas no le afectaban, no podía evitar sentirse incómodo.

"Sesenta millones" -Un alfa, italiano, por el acento que le delató, se encontraba apenas a unos asientos de él. Elevó su paleta ofreciendo aquello, mientras Bruce ahogó un gruñido, prefiriendo esperar a que estuviera por golpear el martillo de nuevo a la mesa de madera, y cuando pudo notar que nadie más ofrecería dinero, habló.

"Cien millones" -El salón entero enmudeció, el comprador que competía con él, suspiró regalándole una fría mirada, que el trajeado príncipe de gótica ni siquiera se molestó en devolver-.

Cualquiera hubiera dicho que estaba loco, los murmullos comenzaron, los curiosos desviaron la vista cerrando el tema por el momento, y algunos menos discretos, no podrían dejar de ver con curiosidad y sorpresa al esbelto sujeto que usaba una máscara de un animal, al igual que todo el salón, en su caso era un perro, que aunque algunos juraban que era Bruce Wayne, ninguno se atrevía a comprobarlo.

"Vendido al número siete" -El presentador dio el golpe final cerrando
el trato, y sonrió como si se tratara de una subasta de autos y no de omegas-. "Vendido por cien millones al caballero número siete, puede pasar por su mercancía en la tercer habitación a la izquierda gracias por su compra... Ahora pasemos al siguiente, un beta pre-"

Bruce no podía seguir escuchando, una incomoda y fría sensación lo envolvió mientras se ponía de pie.

Entregó su maletín lo más rápido posible, y salió caminando junto al menor en cuanto este apareció con la mirada abajo, respirando tan pesado que Bruce se preocupó por si estaba enfermo.

Aún así, ninguno de los dos dijo nada hasta que estuvieron dentro del auto del mayor.

"Pasaremos a mi hotel antes de irnos a Gótica, y se que hablas mi idioma, no te obligare a hablar, pero no tienes porque preocuparte ya" -El mayor quitó su corbata mientras el chofer le entregaba una prenda sin mirarlos-.

Bruce le entregó esta al menor quitándose la máscara después, y el más chico elevó la mirada por primera vez, se podía ver la duda y el miedo en la mirada de este, Bruce prefirió esperar unos segundos en lo que el delicado omega se decidía, e intentó fingir no ver  los golpes en el cuerpo del contrario, no quería asustarlo ahora que se veía más tranquilo.

"Nadie va lastimarte de nuevo, lo prometo"

Y el menor aunque no confiaba en el mayor, pudo volver a respirar al notar lo seguro que se veía su acompañante, incluso la mirada que le dedicó este lo calmó un poco.

Fue tanta la mezcla de emociones, que ni siquiera notó en que momento estaban fuera del aeropuerto.

Un beta perfectamente trajeado y con apariencia inglesa le sonrió un poco, el menor bajó la vista principalmente por temor, pero siguió a Bruce dentro del jet privado de este.

Y cuando menos lo notó, bajaba de este tomando desconfiadamente la mano del mayor y entrando al auto con el beta como conductor.

Dick no pudo evitarlo y lo vio de perfil.

El mayor era un alfa precioso, sus facciones estaban perfectamente talladas y su cabello negro resaltaba los azules ojos de este, un azul diferente pero similar a los suyos, cualquiera ajeno a ellos dudaría, porque podría pasar como hijo legítimo de Bruce Wayne.

Bounce Back (ᴊᴀʏᴅɪᴄᴋ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora