El rubio de cabello menos brillante que esa mañana, se hallaba en su cuarto, despatarrado en su cama y hablando por teléfono con una amiga de internet.
–¡¿Me estás diciendo, que te ha mandado a la mierda, así sin más?!
–No lo se Hanna... ¡Ya no entiendo nada! Además trato de buscarle explicaciones... pero no encuentro nada...
–Vamos, vamos. Yo te ayudo. ¿Tienes la carta? Tal vez si yo que me encuentro bien las comparo...-
–La tiré, Hanna...
–¡¿Qué?! ¡Pues ve al colegio y busca el puto cesto, porque yo, te voy a ayudar!
Tras discutir unos minutos sobre que sí y sobre que no, el muchacho accedió a duras penas.
–Ya, ya voy. Te llamo cuando vuelva...
El rubio de ojos apagados salió rumbo al colegio tras decirle a su madre que iba a caminar. Al llegar lo primero que hizo fue verificar que lo hubiera nadie porque, ¿a quién le gustaría que lo vieran revisando botes de basura?
Avanzó hacia el gran tacho de metal que estaba frente a su casillero, y allí estaba el papel.
El condenado y muy hijo de puto desgraciado papelito de mierda.
Tomó la hoja y tratando de que no se le aguaran los ojos otra vez, regresó hacia su casa para llamar a su amiga.
• • •
–Hanna, aquí lo tengo, ¿quieres que te pase una foto?
–Por supuesto, paásame una de esa carta y otra de otras dos de las que tienes guardadas.
El muchacho le envió las fotos que le pidió y apenas pasaron unos 2 minutos, su teléfono comenzó a sonar como loco.
–¡HOMBRE SACK, PERO ES QUE TU ERES GILIPOLLAS!
–¡Hanna! ¡¿Por qué me dices eso?!
–Es que hay demasiadas diferencias, torpe. No puedo creer que no lo hayas notado... De veras que te gusta para que te deprimas al grado de no verlo.
–¿Q-qué?
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Rubio Teñido
Short StoryHola, rubio teñido Se nota de lejos que no eres natural. ¿Qué te pasó por la cabeza al teñirte? Atte: un chico que reconoce la falsedad