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Sack corría hacia la parte de atrás del colegio como alma que lleva el diablo, según su tía. Había salido del baño y como su casillero estaba de camino, había visto el pequeño trozo blanco se papel que tanto anhelaba. Había esperado tortuosamente a que acabaran las clases de ese día, y finalmente se encontraba yendo hacia el punto de reunión.

Casi choca con varios alumnos del salón de atrás, y por poco choca con una mesa, pero al final llegó. Se detuvo a recuperar el aliento mientras se apoyaba en sus rodillas y veía alrededor. Él aún no llegaba. Se forzó a no preocuparse y se sentó en una de las mesas del patio trasero a esperar. Pasaron algunos minutos y entonces oyó pasos, se volteó y su corazón comenzó a palpitar alocadamente.

Ahí estaba él.

Rubio TeñidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora