El contenido del paquete

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El terror se apoderaba de su mente

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El terror se apoderaba de su mente.

Un paquete sorpresa.

Un destinatario desconocido.

Una nota desconcertante.

Un nombre.

La llegada de la policía.

Sus padres fuera de casa.

La mano llena de sangre.

Una llave.

Y un cofre.

Tras leer la nota, la imagen de un cofre le vino a la mente. Tallado en madera. Rectangular. De unos 25 centímetros de largo por unos 12 centímetros de alto.

Ese era el paquete misterioso que había recibido.

Pero no sabía dónde estaba. Había rebuscado en la casa para dar con el paradero de aquello que abría esa llave y no encontró ningún cofre como el que ahora recordaba.

Pero no era el cofre en sí lo que molestaba a sus emociones, sino el contenido.

Cuando intentaba recordar lo que había en su interior, una descarga eléctrica golpeaba los nervios de su cerebro, como un cortafuegos que impedía recibir las imágenes en sus pensamientos.

Pero sabía lo que había dentro. Estaba implícito en la nota ensangrentada. Sangre que manchaba sus manos.

« ¿Dónde estará ese cofre» rebuscó entre lo que podía recordar.

El policía amenazaba con entrar a la vez que se le escuchaba pedir refuerzos.

« ¿Qué está pasando?» « ¿Qué he hecho?»

Bajó de nuevo a la cocina con la ayuda de la linterna. Las luces rojas y azules que se filtraban por la ventana molestaban a la hora de orientarse por la casa.

Y cuando entró a la cocina no pudo evitar soltar un alarido de pánico, pues ahí estaba, como si siempre hubiese estado ahí, encima de la mesa, pasando desapercibido, un cofre de madera que escondía toda la información de este misterio.

«Eso no estaba ahí antes» pensó batiendo la linterna de izquierda a derecha buscando quién podría haberlo colocado ahí en su ausencia.

No había nadie.

Se acercó para comprobar el contenido del cofre de madera temiendo ya saberlo, pues su mano manchada decía más de lo que recordaba.

Observó la misteriosa llave antes de confirmar que encajaba a la perfección en la pequeña ranura. No hizo falta girarla pues el mecanismo de apertura ya había sido utilizado con antelación. Seguramente por ella misma.

Con el pulso acelerado al límite, levantó la tapa con cautela y quiso morir de angustia.

Con el pulso acelerado al límite, levantó la tapa con cautela y quiso morir de angustia

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