4.

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23 de Agosto

Le ha tomado poco más de cuatro meses en aceptar la inevitable realidad: de alguna forma u otra, se ha enamorado de Lee TaeYong.

Ha sido un proceso largo y tedioso. Aún no termina por creerlo del todo —como si se encontrara continuamente flotando, aunque a ciencia cierta eso no difiere ni un poquito de la realidad—, y es que se hace difícil creer que aún quedan resquicios humanos en su cuerpo.

Si es que no es el caso, entonces, ¿qué lograría explicar la cálida sensación que siente en el pecho cada vez que mira su rostro?

—Me voy a volver loco... —susurra.

—¡¿Es que tú quieres enloquecerme, JaeHyun?!

Calla en el mismo instante que la puerta se abre y se escucha su voz: esta vez no ha seguido a TaeYong a la universidad, y lamenta profundamente no haberlo hecho. Por la entrada se deslizan dos personas, furiosas, y el portazo que le dan a la puerta hace que la casa llegue a temblar.

TaeYong, después de gritar esas palabras, parece listo para volver a la carga.

—¡Lo único que te pido es un poco de tiempo a mi lado y sales con negativas!

—Ja, ¿se te olvida que tú también declinas mis invitaciones, ah, TaeYong? ¡¿Acaso soy el único culpable?!

—¡Tengo una universidad que atender!

—¡Y yo tengo mi trabajo-!

¡Paf!

Los dos miran al punto en el que ha dejado caer el librero completo, incapaz de controlar la cantidad de emociones que bullen en su cabeza. Resopla agitadamente y solo después de varios segundos es capaz de mirar de nuevo a TaeYong.

Sin embargo, JaeHyun y sus piernas temblorosas roban su atención.

—Mira, t-te acepto hasta con tus fenómenos pa-paranormales y cosas extrañas, ¿cuándo alguien podría a-aceptar que s-su novio tenga a un puto fa... fantasma jodiéndole la existencia?

Eso, es lo único que necesita para explotar como lleva bastante sin hacer. Sus manos se mueven más rápido de lo que es capaz de controlar y lanza no uno, ni dos, sino tres libros directamente hacia el cuerpo de a quien odia tanto.

Eso le enseñará, piensa triunfantemente.

—¡DongYoung!

Se detiene cuando está a punto de lanzar el cuarto. TaeYong niega justo hacia el punto donde se encuentra.

Con intensidad, como si fuera capaz de verle.

—...DongYoung no es un mal fantasma —le escucha resoplar, levantando los libros a su paso. JaeHyun aún tiembla, pero sus manos se mantienen apretadas a la altura de su abdomen, donde le ha acertado en más de una oportunidad—. Probablemente este era su hogar antes de que llegara acá, lo respeto y él me respeta, es solo que por alguna razón u otra parece no tenerte mucha estima y-

—¡¡Porque él no es un buen novio para ti, maldita sea!!

Las palabras de TaeYong mueren en ese instante, y quiere creer que le está escuchando. Quiere creerlo con todas sus fuerzas, porque es incapaz de detener al torrente de palabras que bullen desde lo más profundo de su ser, desde el último trocito de corazón que debe tener escondido en su pecho.

—¡¡Nunca te ha cuidado correctamente, se la pasan peleando!! ¡¿Es que no te aburre tener a alguien como él a tu lado?! ¡¡Si yo fuera él-!!

Prosigue pese al escozor en su garganta. Todo debe estar en su imaginación: aquella sensación como un nudo que le impide hablar, el temblor en sus pupilas, los celos que le atacan cada vez que ve que JaeHyun pone siquiera un dedo sobre TaeYong, la manera en que los profundos ojos del de cabellera azabache parecieran mirarle.

Lo inexplicable, es que sabe que su imaginación no es ni en un millón de años tan poderosa como para inventar todo eso.

—...Si yo fuera él, me aseguraría de cuidarte —susurra, ante su atenta mirada—, y de amarte.

—TaeYong, ¿qué haces en silencio y mirando hacia la nada?

El hechizo en el que parecía estar envuelto se rompe. TaeYong se encoge de hombros, lo que recibe casi como el mejor de los alivios: de haber sido escuchado se sentiría, sin lugar a dudas, muy miserable. Digno de lástima.

No se necesita ser un genio para saber que una relación entre un fantasma y un ser humano es algo ridículo.

Un imposible.

—...Parece que todo el tema de los fantasmas te arruinó el cerebro. O quizá realmente no quieres hablar conmigo —TaeYong intenta detener a JaeHyun. Es muy tarde; la mano grande y bruta de hombre de cabellos castaños se dirige hacia el pomo de la salida, sin dudar ni un segundo—. Como sea, necesito repensar si acaso esta relación vale la pena o no. Te amo, pero estoy cansado de tantas peleas. Adiós.

—¡Jae...!

El portazo deja a TaeYong a más de una simple puerta de distancia, y le ve hincarse en el suelo, abrazándose a sí mismo. No va tras JaeHyun para comprobar si acaso la pelea le ha afectado de igual manera, aunque sabe a la perfección que no es así.

TaeYong es muy puro, más que cualquiera, y ama en demasía. Lo comprueba una vez más, al bajar hasta su posición y ver gruesas lágrimas cayendo por sus mejillas.

Y siente en su pecho un dolor que resulta insoportable, el que se intensifica a cada sollozo.

Poltergeist // DoTae - NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora