TODOS MERECEN SER ESCUCHADOS

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*Darien*

—¿Qué?—mi pregunta es silenciosa, un agudo dolor se ha instalado en lo más profundo de mi pecho, aquellos ojos que alguna vez me miraban con amor, hoy solo están llenos de dolor y rabia contenida, una ligera sonrisa intenta disimular su dolor.

— ¿Acaso te sorprende?—pregunta suavemente—Dime Darien... ¿quieres ser mi amigo o quieres ser el único que pueda follarme?—pregunta con sorna. El dolor en mi aún no se va, ella está aquí frente a mi tan herida y quebrada.

El dolor en mi pecho se intensifica de solo pensar en que yo soy el culpable de todo su dolor.

—No digas eso, Serena lo único que quiero es ayudarte.

— ¿A qué?...no sabes nada de mí, y en todo caso si quisiera contrale algo de mi vida a alguien, te aseguro que ese alguien no serias tú.

—Di lo que quieras Serena, te quedaras aquí, lo siento pero las cosas están así y no se pueden cambiar—Sin decir nada más salgo de la habitación, la puerta es cerrada con fuerza tras de mí, una vez afuera suelto el aire que no sabía contenía— Ninfómana— cierro los ojos negando una y otra vez—¿Cómo rayos llego a pasar esto?—muchas preguntas vienen a mi mientras el nudo en mi garganta se incrementa, la mirada de Serena en aquel callejón detrás del bar inunda mi cabeza—Es mi culpa—sé que es mi culpa, yo la convertí en esto—Prometo que te voy a ayudar aunque en el camino sea mi corazón el que quede destrozado en el camino, si ese es el costo de ayudarte Serena, lo hare sin dudarlo.

...

*Serena*

— ¡Esto fue, es y será una mala idea de Darien!—musito entre dientes.

Me lo he repetido una, otra y otra vez... ¡Y maldita sea que mi cuerpo no ha dejado de pedir sexo! más aun cada vez que la voz de Darien suena a través de la puerta. No he salido de esta habitación ni una sola vez desde que llegue y de eso hace ya una semana entera.

Se debo pensar con él en ningún sentido—él es el culpable de que mi vida sea lo que es hoy.

— ¿De veras piensas seguir allí encerrada?... ¿Serena?... ¡Oh vamos al menos dime que estas bien!—Mi cuerpo entero reacciona una vez más ante la voz del único hombre en este lugar.

—No puedo—hablo quedo—no puedo sentirme así nuevamente por ti, no puedo—mis uñas hieren mis muslos y esta vez lo disfruto tal como lo he estado haciendo este último tiempo.

—Serena, no me moveré de aquí a menos que respondas, necesito saber que estas bien—esta vez su tono de voz me desconcierta, suena preocupado, porque ahora se sentiría preocupado, porque ahora cuando antes no le importe nada..."no Serena, todo lo que venga de él debería importarte una mierda", me reprocho a mí misma.

Mi pecho sube y baja por mi respiración acelerada, camino por la habitación tratando de evitar lo inevitable.

— ¡Serena!

ANSIEDAD (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora