LA VERDAD ES SIEMPRE DOLOROSA

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*Darien*

—¡Tu sabias lo de nuestra bebe y nunca me buscaste!—en ese momento algo explota dentro de mí, duele, duele de una manera que jamás había sentido—¡¡Estaba sufriendo y me dejaste sola!!—escuche sus gritos pero mi mente estaba demasiado lejos...

─Conquistaste el cielo para ti y... a mí me dejaste en el infierno—aquellas palabras resonaban una y otra vez en mi cabeza.

—¡¡te necesité como nunca y no estabas!!...¡¡te necesite y me dejaste!!...¡¡te necesite porque tenía miedo!!—sus puños golpeaban mi pecho una y otra vez, sus golpes no me dolían, lo que en realidad me dolía era el error que había cometido, por mi estupidez e inmadurez.

—Serena...—la aferre a mis brazos, reteniéndola con fuerza, se sacudía golpeando mi pecho y otra vez.

—¡¡Ella era mía!!—Gritaba— ¡era mía!...era mía y no pude llorarla—termino en un susurro—era mía y no pude abrazarla, era mía y tú no estabas—lagrimas calientes resbalaban por mi rostro y terminaban sobre el cabello de Serena.

—Perdón—susurre en su cabello—perdóname, perdón, perdón, perdón—suplicaba tanto como las lágrimas me lo permitían.

—Te necesite...y no estabas, la perdí— cerré los ojos con fuerza, estaba agitado por el llanto, en el suelo de aquella casa, con Serena entre mis brazos, llorando por mi hija, una hija que había abandonado sin saberlo, una hija mía y de la mujer que amo, una hija que nunca conoceré.

—No lo sabía, te lo juro, no lo sabía—tomo su rostro entre mis manos—Serena no lo sabía, jamás te hubiese dejado así eso me hubiera costado la vida Serena.

Sin poder evitarlo el dolor me invade, siento que mi pecho es aplastado sin compasión alguna—U...una hija—mis ojos se llenan de lágrimas bajo el entendimiento de sus palabras. Se aparta de mí como si mi tacto le quemara.

No pudiendo aguantar más con el dolor, salgo de allí, escucho sus gritos llamándome, aun así me alejo, no puedo mirarla.

—No, no...¡No!—grito—Eres un imbécil...¡eres un maldito imbécil!—no puedo evitarlo, jalo de mi cabello para desquitarme de mi mismo, el dolor es punzante y no sé cómo manejarlo, mis rodillas caen contra la arena, pego mi frente en ella igual, mis lágrimas son de rabia, ira y dolor—Me merezco todas y cada una de las cosas que me sucedieron...¡Lo merezco maldición!—mi puño impacta una y otra vez en la arena—mi hija—mi voz sale en un corto lamento—lo siento bebe, perdóname...perdona a papá bebe—mi voz se quiebra de tan solo pensar en ella, en esa bebe que Serena y yo sin duda creamos con amor, un amor joven que todo el mundo tachaba de amor irresponsable, pero era amor y era real, más real que el aire que respiro, las olas del mar se aceptan en silencio mi dolor y las lágrimas.

—Darien—no lo soporto.

—No puedo...no puedo Serena—mis palabras son entrecortadas, soy incapaz de mirarla, incapaz de ver su rostro y saber que ella es lo que es ahora por mi culpa. Sin pensarlo dos veces, quito mi camisa y me adentro en el océano.

...

*Serena*

Darien lleva al menos una hora dentro del agua, no pienso moverme de aquí, no voy a hacer.

El dolor en sus palabras, en sus ojos, no puedo soportarlo, no quiero que se sienta más culpable, no puedo permitirlo.

Todo este tiempo creí que el sabia sobre la muerte de nuestra hija, creí que él me había dejado porque así él lo había decidido, ahora el cree que es el culpable de mi vida, y no lo es, no sé cómo, pero hay muchas cosas que debe saber, hoy no, hoy ha sido suficiente con la forma tan cruda y estúpida que tuve de decirle sobre nuestra hija.

ANSIEDAD (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora