Wendy tenía clase de Danza esa mañana mientras que SeulGi tenía Dibujo; la diferencia de que una estuviese en la carrera de Arte y la otra en Teatro.
Corriendo a través del campus, iba tarde. Se había arreglado y estaba linda; seguramente iba a impactar con su peinado de californianas.
Estaba por llegar al edificio, pero tropezó. Pegando un alarido, cayó al suelo, manchando sus jeans con el fango de la lluvia de hacía dos días en el proceso. Sus manos se mancharon y se despeinó, haciendo que ella casi gritase del horror. No podía presentarse así a clases, ¡haría el ridículo!
Se paró con lentitud, sintiendo un peso en su corazón. Caminó esta vez, después de haber limpiado su mochila (que se había abierto y botado sus cuadernos) aliviada de que nadie la hubiese visto. Cosa de la que se arrepintió cuando al entrar a los casilleros para cambiarse, cuando vio a la diosa Afrodita en persona.
Cabello largo y oscuro, un rostro casi que esculpido por los mismísimos dioses, porte derecho y mirada cálida. Estaba guardando sus cosas, ya se había cambiado. Sus curvas eran matadoras y su aura elegante hipnotizaría a cualquiera.
Y así de simple, logró que a Wendy se le olvidase respirar mientras se sentía como un completo adefesio.
Sus miradas se encontraron y ella bajó la mirada, sintiendo la vergüenza en cada uno de sus poros.
—Per..., permiso... —musitó—. Mi casillero está aquí.
No tan lejos del de ella. La chica en vez de arrugar la nariz o rodar los ojos, sonrió amablemente e incluso le habló (muy al contrario de lo que Wendy esperaba) —¡Oh, disculpa! Pasa. Si quieres te espero, también llegué tarde.
Y rio. Y los ángeles cantaron. Wendy casi se queda petrificada, pero asintió y corrió a cambiarse.
No le tomó mucho tiempo, se demoró más en discernir de si estaba soñando o no. Llegaba tarde y lo que recibía era algo que ni las deidades darían a cualquier mortal.
—Ah, me está esperando —se acordó, corriendo de vuelta hacia ella. Le sonrió con algo más de confianza, dejando su bolso en el casillero que había elegido durante su primera semana. Miró a la chica, pero se preocupó al ver su mirada en shock sobre ella—. Su..., ¿sucede algo?
—Estás muy delgada —comentó la muchacha—. Muy.
Wendy se sonrojó —Sí, estoy algo baja de peso. ¿L... lo siento?
La joven sacudió la cabeza abriendo los ojos —Oh, lo siento, no debí decir eso cuando apenas me conoces.
—Dejemos las introducciones para más tarde, ¡vamos a llegar muy tarde! —exclamó Wendy, mirando su teléfono con susto. Dudando, tomó la muñeca de la hermosa chica y la llevó hasta el pasillo principal, hasta la sala, pero antes de entrar ella se separó de su agarre.
Wendy la miró con intriga —¿Eh...?
—Ah, pues..., creo que no te diste cuenta —le dijo, riendo incómodamente—. Soy de cuarto año..., voy a Expresión Corporal Avanzada.
Sintió que su cuerpo se volvía frío pero en segundos, su cara ardía más que Venus. ¡Qué horror!
—A..., ah..., yo... Unnie...
Pero la chica había tomado la delantera y ella había tomado la muñeca de Wendy, abriendo la puerta de la sala y dando paso a un montón de alumnos que la quedaron mirando raro.
—¡Señorita Son! —gritó la profesora. Era conocida por ser algo... hormonal—. ¡¿Cómo se atreve a llegar tarde y encima atrasar a la señorita Bae?!
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Clumsy ✿ wenrene
Short StoryWendy siempre lograba arruinar las cosas al estar enfrente de ella. Y con su miedo al fracaso, se sentía horrible. Pero para Irene, la muchacha es lo más lindo del mundo. » Sería genial si pudiese cocinarle su almuerzo todos los días... » Wen, ya ac...