A Amelia Adams le arrebataron todo lo que más quería y ahora lo único que desea es venganza.
Sabe bien que sin Voldemort las cosas serían distintas y por ello decide acabar con él cuando aún es Tom Riddle.
Pero para matar a la serpiente es nec...
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—CAPÍTULO DOS—
La Bailarina de Cristal
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Voy contra la corriente, lucho por lo que creo.
Me dirijo hacia el final, intentando no darme por vencida.
Lost - Within Temptation
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Los siguientes días Amelia no volvió a mencionar los giratiempos, logrando que el incidente quedara en el pasado. Nina y Marcus Johnson se mostraron mucho más tranquilos al ver que Amelia iba mejorando cada día, o al menos eso era lo que veían sus ojos, porque la joven estaba lejos de sentirse mejor. Por supuesto que tener en mente un plan hacía que se despejase aunque sea un poco. Si contara a alguien su plan, sin duda le diría que era descabellado. Pero Amelia se tranquilizaba repitiéndose varias veces que no podía hacer más mal del que ya estaba hecho.
Por eso primero pensó en la posibilidad de retroceder el tiempo lo suficiente para encontrar a su familia con vida. Si retrocedía a la noche del asesinato no tendría tiempo para ponerlos a salvo. Y aunque lograra huir con ellos, tenía la impresión de que de todos modos los encontrarían.
Los mortífagos y demás eran simples marionetas de Lord Voldemort, sus máquinas de matar. Seres deseosos de atormentar a los nacidos muggles hasta la muerte. Actuaban sin temor bajo la libertad que les había concedido su Señor Tenebroso. De modo que, pensó Amelia, nada de eso sucedería si Voldemort no existiera. ¿Por qué nadie trataba de eliminarlo? Ésa era la pregunta que se hacía ella todo el tiempo. Por eso, durante la cena, había iniciado cautelosamente una conversación al respecto con los Johnson. Ellos, al parecer, no sospecharon nada extraño, y solo atribuyeron sus preguntas a simple curiosidad por saber más del causante de la muerte de su familia. Algo que sin duda sería pasajero.
—¿Por qué nadie lo mata? ¿Por qué nadie hace nada al respecto? —preguntó Amelia en voz baja, mirando a su plato, como si hablara con ella misma.
